1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

Silvia Federici / Activista, historiadora e investigadora feminista

“La fascistización es una estrategia y una política que da más y más poder al capital”

Verónica Gago 2/04/2023

<p>Silvia Federici en una imagen de 2014. </p>

Silvia Federici en una imagen de 2014. 

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

Silvia Federici (Parma, Italia, 1942), autora del libro Calibán y la Bruja, señala los crecientes ataques contra la reproducción de la vida, el incremento brutal de la explotación y el despojo de tierras, aguas y tiempo. Nos habla del fascismo económico que se oculta en la confrontación entre bloques políticos y de la importancia del gozo en la lucha feminista.

En estos últimos años hemos asistido a un período de movilización, de protesta y de expansión exponencial de los feminismos. ¿Cómo podemos leer este “crecimiento político”? ¿Es esa la expresión que mejor describe lo que pasa? ¿En relación a qué ejes y problemas podemos pensar en esta efervescencia?

Bueno, yo creo que cuando hablamos de crecimiento político no hablamos del movimiento feminista en general. Este crecimiento no es algo visible en todos los lugares. Lo que ha sucedido y sucede en América Latina es especialmente importante. Pienso que el impacto de las políticas del feminismo popular –lo que llamamos feminismo popular– es tan fuerte que también ha impactado en otros movimientos mucho más allá, como en Europa, por ejemplo.

Hoy día, el anticapitalismo está cada vez más en primer plano

Ha habido un crecimiento de conciencia que se ve reflejado en los discursos y estrategias que los movimientos intentan conseguir, son retos que no se pueden lograr a menos que vivamos un proceso de cambio social realmente amplio. Uno de los primeros elementos es el anticapitalismo, que ha estado en el trasfondo de gran parte de la historia del movimiento feminista. Pero, hoy día, el anticapitalismo está cada vez más en primer plano. Muchas de las luchas que hemos visto estos últimos años se han dirigido directamente al mundo empresarial, particularmente las luchas contra la privatización de la tierra y contra la expulsión de millones de personas de sus territorios.

La imposición de programas de ajuste estructural ha creado austeridad y  empobrecimiento masivos, así como devastación ecológica. El movimiento feminista ha asumido algunos de las cuestiones fundamentales que cualquier movimiento debe afrontar para crear otro tipo de sociedad, incluyendo el gran problema de los cercamientos capitalistas de la vida.

Hoy el feminismo no está limitado sólo a los cambios en las condiciones de las mujeres. Las feministas tienen algo que decir sobre absolutamente todo, sobre cada aspecto de la vida. Hemos visto perspectivas feministas sobre la deuda, sobre la ecología, sobre el sistema de justicia –el sistema de injusticia– en Estados Unidos.

Hemos visto la formación de un movimiento feminista abolicionista que ha luchado contra el encarcelamiento y por retirar el financiamiento a la policía (defund the police). Además, el feminismo cada vez da más importancia a la lucha contra la colonialidad, contra el sistema, y al papel de las feministas negras, las feministas anticoloniales.

He estado pensando en la combinación entre masividad y radicalidad como una característica de este ciclo de feminismo. ¿Cómo podemos pensar en ciclos y ritmos diferentes, en momentos en que la masividad no es tan fuerte? No sé si deberíamos hablar sobre momentos de retaguardia activa o si deberíamos pensar en una geometría diferente de movimientos y fuerzas. También me gusta pensar sobre las diferentes formas de lo masivo que no siempre son públicas.

Creo que hay al menos tres tareas interconectadas que un movimiento feminista debe afrontar hoy, y quiero hablar de cada una de ellas.

Primero está establecer una visión de hacia dónde vamos, qué tipo de sociedad queremos construir. Obviamente nuestra imaginación colectiva está todavía muy limitada por todo el capitalismo que interiorizamos y el tipo de sociedad en la que vivimos. Es necesario experimentar.

Una estrategia implica entender y construir debates, investigación y otras vías para entender a dónde va el capitalismo

En segundo lugar, está la importancia de construir estrategias. Una vez tenemos una idea, viene después la cuestión de la estrategia. Una estrategia implica entender y construir debates, investigación y otras vías para entender a dónde va el capitalismo. ¿Qué está planeando el capital? ¿Cuál es el punto más débil del capitalismo? ¿Cuál es el terreno más crucial para unificar el movimiento, donde podamos superar la manera en la que hemos sido divididas?

Y tercero: ¿qué herramientas necesitamos? Ya sean proyectos de medios, películas o documentales... ¿Cómo construimos esta red? ¿Cómo construimos un terreno común? Los momentos en que el movimiento no está en la calle o no está confrontando directamente al Estado y al capital son momentos de construcción. Ésta es una cuestión estratégica clave. La lucha no puede ser sólo de oposición, tiene que ser positiva y constructiva. Esa positividad, esa construcción, es el terreno de la experimentación.

¿Puedes hablar un poco más sobre esta experimentación?

Nuestras actividades reproductivas nos permiten reproducir la lucha en aquellos momentos en los que no estamos presentes en las calles de forma masiva. El hacer común es una condición para la reproducción de una lucha. De hecho, es una forma de medir nuestro éxito, de medir nuestro poder feminista. ¿En qué medida podemos desplazar nuestra actividad reproductiva de la reproducción de la fuerza de trabajo a la reproducción de nuestro poder de lucha? De alguna forma, ésta es la medida de cuánto estamos logrando en nuestro crecimiento. Creo que, en esos momentos en que no hay tanta movilización en las calles, hay mucho trabajo invisible. El trabajo de construir conexiones y fortalecer las relaciones afectivas entre las personas.

¿Cómo caracterizas el rechazo al feminismo en este momento de neoliberalismo extremo? Y ¿cuáles son las diferencias entre hoy y las represalias a las luchas feministas de los años setenta?

Hay diferencias importantes.

Pasó mucho tiempo antes de que los hombres de la izquierda empezaran a mostrar respeto al movimiento feminista

Obviamente hay similitudes también, pero tal vez la principal diferencia es que, en los años setenta, tuvimos que pelear no sólo contra la derecha sino también contra la izquierda. Pasó mucho tiempo antes de que los hombres de la izquierda empezaran a mostrar siquiera un atisbo de respeto o a admitir que podrían tener algo que aprender del movimiento feminista. Algunas de las primeras respuestas [de nuestros compañeros de lucha] fueron escandalosas. En los años sesenta se silbaba a las mujeres, la respuesta fue a menudo muy hostil. Eso ha cambiado.

Hoy, la respuesta de la derecha es casi más violenta porque ha habido un larguísimo proceso en la derecha en este país, Estados Unidos. Ha habido un proceso de fascistización muy complicado. Pienso que el movimiento feminista necesita analizar este proceso mucho más cuidadosamente de lo que lo hemos hecho hasta ahora.

¿En qué sentido usas fascistización?

Hay una especie de concepción congelada de lo que es la derecha. Producimos esquemas tomados del periodo fascista, del periodo nazi, etcétera, donde hay una ala derecha y luego hay otra de centro. Hoy esto es mucho más complicado y las dos alas están mucho más entremezcladas de lo que parecen. Ha habido una fascistización de la economía. La fascistización es una estrategia y una política que da más y más poder al capital. Reduce la inversión en la reproducción y los espacios de poder de la clase obrera, y crea nuevas y más profundas divisiones entre las personas alrededor de las líneas de clase y raza.

La idea de dos bloques, el centro (o la izquierda) y la derecha, de los demócratas y republicanos, por así decirlo, puede ser muy engañosa. En todos los países se está produciendo una fascistización general y debemos verla como algo que está continua e inseparablemente producido por políticas económicas.

Esta idea de la fascistización de las economías arroja luz sobre las violencias cotidianas. Al mismo tiempo hablas sobre militancia gozosa, pero esto no significa que las condiciones para organizarnos sean fáciles.

La militancia gozosa es otra forma de decir que la revolución es ahora. Ya basta de esta idea de la revolución que sucederá en el futuro, para que algún día los hijos de mis hijos vivan mejor. No. La revolución es ahora. Tenemos una vida. Cada día es precioso. No podemos pensar en la revolución en el futuro. Si luchamos es porque la vida que tenemos es insoportable y dolorosa. La lucha no puede aumentar nuestro dolor. Tiene que mejorar nuestras vidas.

La revolución es ahora. Tenemos una vida. Cada día es precioso. No podemos pensar en la revolución en el futuro

Tenemos que averiguar qué significa hacer algo positivo. Lo primero que quiere decir es salir del aislamiento. Luchar significa conectar con otras personas, no tener que enfrentarse sola al sistema y al dolor y al sufrimiento en tu vida. Significa sentir que tienes alguna protección. Existe la idea de generar una nueva afectividad emocional que vaya más allá de la asfixia y la soledad de la familia nuclear. Adquirir nuevos conocimientos, adquirir nuevos amantes, no sólo en el sentido sexual, sino en personas que cuidas y que te dan fortaleza. Eso se convierte en un tejido que permite conectar con otras personas. Ésa es la revolución, y si no tienes eso, no tiene sentido luchar.

Creo que podemos decir que una de las principales cuestiones en el movimiento es la cuestión del trabajo, y especialmente del trabajo reproductivo, que fue posible por la práctica colectiva de la huelga feminista. Mencionaste la reciente huelga de enfermeras en Nueva York, ¡y su victoria! También está surgiendo un debate en torno a la palabra ‘cuidados’. ¿Puedes explicar un poco más qué significa esto? ¿Qué piensas sobre la cuestión del trabajo como parte del movimiento feminista?

La lucha de las enfermeras ha sido emblemática. Es una lucha especialmente importante porque es una lucha sobre el terreno de la reproducción, que tradicionalmente ha sido visto por el movimiento revolucionario como un terreno sobre el que no se puede construir poder anticapitalista. Esta lucha se ha topado con grandes obstáculos debido al chantaje que se ha ejercido contra las enfermeras, que es también el chantaje contra todas las mujeres que trabajan en el hogar. El chantaje consiste en la idea de que si tú dejas de hacer tu trabajo, vas a lastimar a las personas más cercanas a ti o vas a hacer daño a las personas a tu cargo. Esta ha sido una herramienta muy poderosa para sofocar la lucha de las mujeres en el hogar y de las enfermeras en los hospitales. Y las enfermeras han podido romper con esto, se han negado a ser chantajeadas. Han dejado de trabajar y han exigido mejores condiciones. Al aumentar las horas de trabajo y reducir la compensación, los patrones han creado una situación en la que toda la fuerza de trabajo está agotada y con más probabilidades de no poder prestar los servicios que se necesitan. Desmitificar esto es parte del trabajo que intentamos hacer en la campaña de ‘Salarios por el trabajo doméstico’. El trabajo que las mujeres hacen beneficia sobre todo a los empleadores. Negarse a hacer ese trabajo y rechazar las condiciones que nos imponen es una forma de limitar la reproducción de las personas como trabajadores explotables.

El chantaje consiste en la idea de que si tú dejas de hacer tu trabajo, vas a lastimar a las personas más cercanas a ti 

Quiero añadir que la lucha de las enfermeras no es la única lucha. A nivel internacional hemos visto desde hace años, particularmente en España, la construcción del movimiento de trabajadoras domésticas, de trabajadoras del hogar. Es un movimiento internacional que está muy organizado. Muchas de ellas son inmigrantes y luchan en condiciones especialmente precarias. Aquellas que viven con una familia (trabajando como internas), cuya libertad está muy limitada, viven una explotación sin fin. Aun así, sus movimientos se están expandiendo y han logrado cambios en las leyes internacionales, como el famoso Convenio 189 de la de la Organización Internacional del Trabajo, que básicamente dice que las trabajadoras del hogar tienen derecho a los mismos beneficios que cualquier otro trabajador, como una jornada laboral regular con pensión, vacaciones y demás. Esta es mano de obra de mujeres que están siendo explotadas y que, al mismo tiempo, han sido capaces de construir un movimiento y convertir su explotación en poder.

Todavía necesitamos un mejor análisis de la genealogía del concepto de trabajo de cuidados. Es un concepto que nunca usamos en los años setenta. Muchas organizaciones de trabajadoras del hogar lo han usado para demostrar que el trabajo que hacen –particularmente con las infancias– no sólo es trabajo físico, sino que tiene implicaciones más amplias. Hay un debate aquí. Una de las aportaciones más importantes en Estados Unidos es el de la feminista negra Premilla Nadasen, que escribió una crítica del concepto de trabajo de cuidados. Sostiene que usar el término trabajo de cuidados en relación al trabajo de las empleadas domésticas resta importancia a los derechos laborales de las mujeres. Existe una visión en la que tendrían que tener derechos y no estar tan explotadas porque realizan trabajos de cuidados y no porque son trabajadoras y tienen derechos laborales. Y esto impone una nueva carga a las mujeres trabajadoras. No basta con que estas mujeres hagan el trabajo, sino que además se espera que trabajen con una disposición emocional particular.

Nadasen argumenta que este es un mal uso del concepto de cuidado y que tenemos que ser precavidas al usar ese término. Ha trabajado mucho sobre la historia de las trabajadoras del hogar en Estados Unidos, particularmente las trabajadoras domésticas negras. Hablar de ellas como cuidadoras significa que son mujeres que serán reconocidas solo porque tienen un apego emocional a las personas para las que trabajan.

Hablar de estas mujeres como cuidadoras significa que serán reconocidas solo porque tienen un apego emocional a las personas para las que trabajan

Pienso que en el mundo postcovid-19, la crisis de las mujeres que hacen trabajo reproductivo, tanto en el hogar como en las instituciones –como las enfermeras que arriesgan sus vidas en el trabajo–, se ha vuelto más visible. Ahora muchas de ellas hacen huelga porque les indigna lo que han visto y cómo las han tratado, y cómo se trató a la gente en los hospitales.

Otro tema central es la cuestión de la justicia y la justicia reproductiva. Es importante tratar el problema de la reacción negativa al feminismo y cómo se relaciona con la idea del punitivismo. ¿Cómo pueden las demandas de justicia del movimiento feminista evitar contribuir a la expansión de “soluciones” basadas en el castigo?

La cuestión de la justicia reproductiva es muy, muy importante. En Estados Unidos, el Tribunal Supremo ha eliminado el precedente legal Roe contra Wade, pero este es el último acto de un larguísimo proceso que tiene muchos elementos, muchos episodios y muchas etapas: el asesinato de médicos que practican abortos, la introducción estado tras estado de leyes que restringen el derecho al aborto... Incluso antes de que interviniera el Supremo, en muchos lugares el aborto ya era inexistente. Se creó un movimiento que ha perseguido a las mujeres que buscan abortar, con personas que van a la puerta de las clínicas gritando “¡asesinato! ¡asesinato! ¡asesinato!”.

La cuestión del aborto en la historia del capitalismo está conectada con la cuestión de la reproducción de la fuerza de trabajo. El Estado se atribuye el derecho a controlar el proceso de procreación, a fin de forzar a las mujeres a reproducirse y a garantizar un número adecuado de trabajadores. En años recientes hemos visto también otro aspecto de esto. Hoy tenemos una clase capitalista internacional que tiene a su disposición muchos más trabajadores que, por ejemplo, en el siglo XVI, debido a que muchísimos han sido expulsados de sus tierras, desencadenando movimientos migratorios masivos.

La cuestión del aborto en la historia del capitalismo está conectada con la cuestión de la reproducción de la fuerza de trabajo

Hoy se dispone de una fuerza de trabajo mucho más amplia. Y así vemos también otra función del aborto y del control estatal de la procreación de los cuerpos de las mujeres, del comportamiento de las mujeres, que tiene que ver con la cuestión de la disidencia sexual. Negar el aborto implica disciplinar los cuerpos y la sexualidad de las mujeres. Es un poder que se otorga a los hombres. Los hombres se convierten en policías de los cuerpos de las mujeres.

Por otra parte, no podemos luchar con eficacia por el aborto si no luchamos también por el derecho de las mujeres a tener hijos. En Estados Unidos, hemos visto que la negación de la maternidad ha sido tan poderosa como la negación del aborto, especialmente para las mujeres negras, a quienes, desde la esclavitud hasta el presente, se les ha negado la maternidad. Hoy, para una mujer negra, especialmente una mujer negra pobre, embarazarse es un riesgo. Corre el riesgo de ser arrestada, encarcelada y perseguida. Se ha creado un sistema de vigilancia que conecta hospitales, médicos y enfermeras con la policía, de manera que si algo parece anormal durante el procedimiento médico que atraviesa una mujer embarazada, corre el riesgo de ser criminalizada.

Muchos estados han legislado algo que se conoce como leyes de protección fetal. Algunos han llegado al extremo de decir que, desde el momento en el que estás embarazada, puedes deducir el embarazo de tus impuestos. Es muy importante evitar caer en la posición de algunas mujeres en los años setenta, cuando las feministas declararon precipitadamente que el derecho al aborto era el elemento central del derecho a decidir. Necesitamos decidir en el ámbito de la reproducción. Decidir significa poder tener hijos y poder no tenerlos. El auténtico control de nuestros cuerpos es la posibilidad de hacer ambas cosas.

Cada vez está más claro que las penas severas siempre se aplican contra las personas que ya son vulnerables

Sobre la cuestión del punitivismo, creo que este es otro problema fundamental en el movimiento de las mujeres. Durante la primera fase del feminismo en Estados Unidos, la respuesta a la violencia contra las mujeres fue exigir penas más severas [para los agresores]. Cada vez está más claro que las penas severas siempre se aplican contra las personas que ya son vulnerables: personas negras, inmigrantes y personas ya sobreexpuestas al encarcelamiento y a la brutalidad policial. Alejarse del punitivismo es un gran avance que impulsaron las mujeres negras, que experimentaron de primera mano el efecto de las políticas punitivas en sus comunidades. Las mujeres negras han entendido desde siempre lo que hace la policía y lo que hace el supuesto sistema de justicia. Ahora esa conciencia se está expandiendo, gracias a este trabajo de las feministas negras. Ahora tenemos un movimiento feminista abolicionista, que lucha por abolir las cárceles y prisiones y abolir la policía. Me parece que la próxima tarea es construir alternativas, construir formas de justicia basadas en la comunidad.

-----------------
Traducción de María José López.

Esta entrevista fue publicada originalmente en la revista mexicana Ojalá.

Silvia Federici (Parma, Italia, 1942), autora del libro Calibán y la Bruja, señala los crecientes ataques contra la reproducción de la vida, el incremento brutal de la explotación y el despojo de tierras, aguas y tiempo. Nos habla del fascismo económico que se oculta en la confrontación entre bloques...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autora >

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí