1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

ISAAC CHOTINER / PERIODISTA DE ‘THE NEW YORKER’

“Dudo que los periodistas seamos lo bastante escépticos”

Sebastiaan Faber 26/12/2022

<p>El periodista del 'New Yorker' Isaac Chotiner.</p>

El periodista del 'New Yorker' Isaac Chotiner.

Foto cedida por el entrevistado

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

Entrevistar a Isaac Chotiner es como preparar una cena para Ferran Adrià. Una temeridad, vamos.

Chotiner, un maestro del género si los hay, escribe en la prestigiosa revista The New Yorker (con una circulación impresa de 1,2 millones y más de 18 millones de visitas mensuales en la web), donde cada semana publica un “Q&A” (por question & answer): artículos en los que habla con una persona experta o prominente sobre algún tema candente. 

Pero las suyas no son entrevistas en regla. A lo largo de los años, ha desarrollado un estilo peculiar basado en dos elementos: primero, una persona de entrevistador entre dialogante y desafiante pero siempre alerta, informada e irreverente; y, segundo, un método de edición que se acerca bastante más de lo habitual a la transcripción en crudo. Si lo común es lijar las asperezas de la conversación grabada en el texto publicado, Chotiner prefiere mantener intactos los malentendidos, los coloquialismos, las interrupciones y los exabruptos. 

Este método produce resultados de alta calidad periodística: conversaciones amenas, siempre informativas, a menudo algo tensas y a veces hilarantes. Cuando, en enero de 2019, Chotiner entrevistó por teléfono a Rudy Giuliani, entonces abogado personal de Trump, el exalcalde de Nueva York empezó diciéndole que tenía muy poco tiempo porque estaba a punto de meterse en la ducha, para después enzarzarse en una larga conversación en la que llegó a confesar que temía que en su tumba pusiera: “Rudy Giuliani: mintió por Trump”. “Bueno” –reflexionó acto seguido–, “y si lo pone, ¿qué me importa? Estaré muerto. Supongo que seré capaz de explicárselo a San Pedro”. 

En noviembre, Chotiner entrevistó a John Mearsheimer, politólogo, sobre su visión (controvertida) de Putin y su visita reciente (más controvertida) a Viktor Orbán. Cuando el periodista abordó este último tema, Mearsheimer reaccionó mosqueado. “No pensé que íbamos a hablar de Hungría”, espetó. “Creí que íbamos a hablar de Ucrania y de armas nucl…”. “Le preguntaré sobre armas nucleares”, le interrumpió Chotiner, conciliador. Pero minutos después, cuando intentó volver sobre el tema húngaro, Mearsheimer volvió a protestar. Reproduzco la parte final del texto:

JM: Mira, yo no quiero hablar de Orbán. Me dijiste que íbamos a hablar de Ucrania.

IC: Pero si ya hemos hablado de Ucrania.

Vale, pero yo no quiero hablar de mi visita a Hungría ni de mi conversación con Orbán. De verdad que no quiero. Quiero decir, te he contestado a una pregunta, sí, pero simplemente no me quiero meter en aquello. De verdad no quiero que me cites con referencia a nada más de lo que he dicho hace un minuto. Digo, deberías haberme dicho de qué querías hablar. Porque sabes que yo estoy en una posición muy delicada cuando hablo contigo.

No, no es algo que yo sepa. Dígame por qué.

Esto va a ser off the record. 

Dado que esta conservación es on the record, ¿podemos mantenerla así?

No quiero hablar de esto. La verdad es que creo que esto no es justo. Estás siendo injusto conmigo. Querías hablar sobre Ucrania y querías hablar, sobre todo, de asuntos nucleares.

Exacto. Yo le dije por email que quería hablar de Ucrania. Usted me respondió diciendo que estaba en Hungría. Yo noté que Orbán había tuiteado sobre usted y pensé que podíamos hablar del tema. […] Pero si de verdad no quiere hablar sobre Hungría, entonces no hay necesidad de hacerlo, se lo digo de verdad. Nadie le está obligando a hablar de Hungría.

No quiero. Ya te lo he dicho. No quiero hablar de Hungría. 

Cuando el jefe de un país tuitea una foto de usted y de él juntos, me parece justo preguntarle sobre el tema.

Acabo de decirte que no quería hablar de Hungría.

Y así termina la pieza.

Como se puede suponer, no todos salen ilesos de sus encuentros con Chotiner. En 2018, cuando aún trabajaba en la revista Slate, habló con el director de la prestigiosa New York Review of Books, Ian Buruma, sobre la sonada publicación en su revista de un ensayo personal redactado por un presentador canadiense de radio “cancelado” por maltratar a sus parejas femeninas. Las respuestas vacilantes e irritadas de Buruma ante las preguntas de Chotiner dejaron meridianamente claro que Buruma no había comprendido el cambio cultural que supuso el movimiento #MeToo. “Leyendo el interrogatorio perfectamente razonable, tranquilo pero implacable al que le sometió Isaac Chotiner”, escribió Margaret Sullivan en su columna en el Washington Post, “me pregunté: ¿Buruma podrá sobrevivir a sus propias respuestas?” Cinco días después, se anunció su despedida.

Chotiner (Los Ángeles, 1982) es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad de California en Davis. Hizo sus pinitos como crítico de libros y entrevistador en The New Republic (2006-14) para después pasar a Slate, desde la cual fue fichado en 2018 por el New Yorker. Vive en Oakland, cerca de San Francisco. Hablamos por teléfono a mediados de diciembre.

Yo diría que, a día de hoy, dejarse entrevistar por Isaac Chotiner no está, precisamente, exento de riesgo. ¿Está de acuerdo?

No. Yo lo que pienso es que a mucha gente le encanta hablar. Yo mismo soy una de esas personas. Generalmente, la gente quiere tener la oportunidad de que se le escuche. Si tantas personas se dejan entrevistar por mí es porque quieren compartir sus puntos de vista. Claro, pueden ser puntos de vista que yo no comparto. Pero me parece que lo normal es que la gente disfrute dando entrevistas.

Quizá el riesgo de hablar con usted sea mayor para personas determinadas. Sus entrevistas tienden a crear problemas para ciertos hombres poderosos.

Dejaré a los lectores que juzguen mis entrevistas como quieran. Es verdad que a veces alguien me dice que una persona determinada no salió muy bien parada en una entrevista mía. Pero muchas veces los propios entrevistados no lo sienten así. Les parece que salieron bien: inteligentes e interesantes. Lo que quiero decir es que tú y yo podemos disentir sobre la impresión que deja una persona entrevistada. Yo mismo me sorprendo a menudo cuando oigo que mis entrevistados están contentos con el resultado. No me ha pasado casi nunca… no me ha pasado nunca que una persona entrevistada tuviera la sensación de no tener la oportunidad de expresar su punto de vista. O al menos nunca me lo han dicho así. No sé. Como digo, puede tratarse de una simple diferencia de perspectiva.

Yo mismo me sorprendo a menudo cuando oigo que mis entrevistados están contentos con el resultado

Pero si esa impresión positiva le sorprende, quiere decir que anticipaba que estarían descontentos.

Bueno, sí. Pero es también porque esa es mi perspectiva, ¿sabes? Hay entrevistas en que yo estoy en desacuerdo con la persona entrevistada. De hecho, ocurre más bien a menudo. En esos casos, yo a veces pienso que al entrevistado se le nota poco coherente o incluso tortuoso. Y esa impresión la suelen compartir los que comparten mi perspectiva política. Pero después, para mi sorpresa, las personas con perspectivas políticas diferentes leen el texto de forma distinta. Es más, hace un tiempo, me dijo un amigo sobre una entrevista mía que, según él, el que quedaba mal en la conversación era yo. Por cierto, supongo que con estas preguntas te estás refiriendo a mis entrevistas más conflictivas.

Sí, sí. En las entrevistas que realiza a expertos para aprender más sobre un tema determinado su tono suele ser bastante distinto.

Es verdad que a las entrevistas más conflictivas entro de forma diferente que cuando hablo con una persona experta para informarme a mí y a los lectores. Es que, para mí, las conversaciones más contenciosas tienen una utilidad clara. Ayudan a ir al grano del trabajo de una persona, o de mi visión de su trabajo. También me sirven para llamar la atención sobre ciertas conductas con las que no estoy de acuerdo. 

¿A qué conductas se refiere?

Déjame que piense en un ejemplo… 

Yo le puedo dar uno. En su entrevista con John Mearsheimer sobre Putin y Orbán, me pareció que su decisión de incluir ciertos intercambios hizo que él no saliera muy airoso, precisamente. Leyendo sus entrevistas, yo creo percibir un claro patrón: cuanto más poderosa la persona, peor queda en el texto publicado.

Bueno, dejaré que otros juzguen cómo queda la gente con la que hablo. Pero el ejemplo de Mearsheimer ciertamente no era al que me refería yo. Yo pensaba más bien en una entrevista que hice, por ejemplo, sobre la política migratoria de separar a padres e hijos, cuando Trump era presidente. Esa política me pareció absolutamente atroz. Y me pareció importante llamar la atención sobre ella, para que los responsables sintieran alguna presión de la sociedad. El caso de Mearsheimer es distinto. Hay algunas áreas en las que estoy en desacuerdo con él, pero no creo, ni mucho menos, que se le debiera expulsar de la vida pública. Pero donde sí tienes razón es en lo que se refiere al tema de la edición del texto. Yo llevo mucho tiempo pensando –y, conmigo, todos los editores con los que he trabajado– que en muchos medios las entrevistas se editan en exceso. A nosotros, en cambio, nos interesa transmitir el tono de la conversación. Cuando se habla de un estilo u otro de realizar entrevistas, a menudo de lo que se trata en verdad es de cómo se editan. A nosotros nos gusta minimizar la edición para dar una impresión más precisa del tono.

¿De verdad minimizan la edición? ¿O simplemente editan de forma diferente?

No, no, creo que la minimizamos. Intentamos ser extremadamente justos a la hora de editar el texto. Hace siete u ocho años, cuando aún estaba en The New Republic, realicé una entrevista a V.S. Naipaul, el autor, que era una persona muy arisca, nada simpática. Por entonces yo no había hecho muchas entrevistas. Así que básicamente transcribí la conversación tal y como se había producido y se la pasé a mis editores. Entonces tomamos la decisión de dar el texto tal cual, para transmitir una impresión precisa de nuestras interacciones, que habían sido bastante incómodas. Fue una decisión muy consciente. Nos dijimos: dejar la conversación sin cortarla demasiado, sin quitar los momentos incómodos, nos permite aprender algo sobre Naipaul. En ese sentido, se trata de un estilo deliberado. 

***

[En la entrevista con V.S. Naipaul, de 2012, estuvo presente también la mujer del novelista, Nadira, que intervino con cierta frecuencia. Reproduzco un par de fragmentos.]

IC: ¿Hay autores ingleses o británicos a los que vuelva una y otra vez?

VSN: No, no. Usted, ¿a quién vuelve?

IC: A Orwell. Y a P.G. Wodehouse.

VSN: Yo no puedo leer a Wodehouse. La idea de, digamos, pasar tres o cuatro meses con nada más que novelas de Wodehouse me llena de horror.

IC: ¿Y George Eliot?

VSN: La infancia, ¿sabe?, la infancia. Se me leyó un poco de The Mill on the Floss. Fue importante en aquel momento. Pero con la edad, cambian los gustos y las necesidades. No me gusta Eliot ni me gustan los grandes autores ingleses. No me gusta Dickens. 

IC: No le gustan los autores británicos. 

[Aquí intervino Nadira.] NN: Le gustan los poetas, no la prosa. Le gustan los columnistas más que los autores. 

VSN: No quiero enfadarlos.

NN: Enfada a la gente sin motivo. 

IC: Le iba a preguntar a su marido sobre sus comentarios a propósito de Jane Austen. 

NN: Dios mío, si todo el mundo odia a Jane Austen. Les faltan los cojones para decirlo. Créame. ¿A quién vimos el otro día, ese académico famoso que nos dijo que Jane Austen era una basura? Y yo le dije: “¿Por qué no te levantas y lo dices?” Y él me dijo: “¿Me tomas por un loco?” Todos la han reevaluado, pero simplemente no quieren admitirlo. […]

IC: ¿Qué le ha parecido que le hayan escrito una biografía tan crítica? ¿Se enfadó?

VSN: No quiero hablar del tema. […]

IC: La gente tiene un gran respeto por su obra. Supongo que lo sabe.

VSN: Nadira, ¿eso lo sé? 

NN: Lo sabes.

VSN: Lo sé. No me preocupa. Me parece lo correcto. 

***

Le confieso que este estilo de editar entrevistas me parece genial. Pero reproducir una conversación así también es como poner a alguien delante de una cámara de televisión sin dejarle la oportunidad de pasar por maquillaje.

Es una analogía interesante. 

Pero eso lo puede experimentar la persona entrevistada como una representación genuina o, en cambio, como algo ofensivo.

Vale. Sí es verdad que editamos los textos para que queden más claros, por lo que a veces quitamos ciertos pasajes confusos. Pero conservar el tono de la conversación también es importante. Mira, sería injusto reproducir cada “eh” o “ah” que emite una persona. Así sí que quedaría más tonta de lo que es. Pero tu analogía del maquillaje me parece apropiada.

Le diré que cuando me hizo una entrevista a mí a propósito del referéndum catalán, me avergoncé un poco al leer el texto: era inconsciente de la frecuencia con la que, al parecer, yo uso la palabra “really”, que aparece diez veces en mis respuestas, incluidas dos en la misma oración. Si yo hubiera hecho la entrevista, las habría quitado al redactar del texto.

Ya. Yo mismo también tengo tics de esos, que seguro los lectores de mis entrevistas no habrán dejado de notar. Pero, como digo, nos parece importante conservar la forma de hablar de la gente. Que el texto parezca una conversación de verdad. 

Entiendo la intención. Pero ¿no ocurre algo más? Cuando usted entrevista a personas poderosas con una imagen muy elevada de sí mismas –hombres sobre todo–, me parece que suele introducir un elemento, no sé, casi de ironía literaria. Quiero decir que usted, como entrevistador y editor del texto, establece una complicidad con el lector, claramente a expensas de la persona entrevistada. Por ejemplo, en los momentos cuando la persona afirma una cosa y usted agrega, entre corchetes, un fact check o contrastación de datos que le contradice directamente. 

***

[En julio, Chotiner entrevistó al conocido abogado Alan Dershowitz, que alegaba haber sido “cancelado” por sus amistades en Martha’s Vineyard, isla veraniega de lujo en Massachusetts, donde –decía– ya nadie le invitaba a dar charlas después de que defendiera en público al presidente Trump en una comparación ante el Senado. Reproduzco un par de fragmentos.]

AD: Fui el conferenciante más popular de la Biblioteca Chilmark.

IC: Claro, ya me lo imagino.

AD: Todos los años, acudían multitudes para escucharme hablar del libro que estuviera escribiendo, sobre el tema que fuera, u otra cosa que estuviera haciendo. Pero de repente [después de defender a Trump en el Senado] la biblioteca encontró excusas para no invitarme. Su primera excusa era que mis multitudes eran demasiado numerosas. Así que yo les dije: “¿Por qué no las limitan?”. Me dijeron: “Ah, no se nos había ocurrido.”

IC: ¡Imagínese que Ed Sullivan hubiera hecho algo así con los Beatles! Es una excusa ridícula.

AD: Claro que lo es. Así que, básicamente, yo he sido cancelado por la Biblioteca Chilmark. Esto ha hecho que mucha gente en Chilmark me haya llamado, y haya llamado a la biblioteca, para quejarse: “Se nos ha privado de la conferencia anual de Alan”. [Ebba Hierta, directora de la Chilmark, ha disputado la caracterización de Dershowitz. Afirma: “Ni una sola persona me ha contactado para quejarse de no haber tenido la oportunidad de escuchar la conferencia de Alan.”] 

***

Para mí, estos fact-checks –de los que hubo cinco solo en la conversación con Dershowitz– acaban por minar la credibilidad de la persona entrevistada, si no la dejan directamente en ridículo. O por lo menos se le revela un lado, digamos, humano cuando quizá no quiera compartir ese lado humano públicamente.

Permíteme disputarte un matiz. Los comentarios entre corchetes no los ponemos para dejar a la gente de una forma u otra. Casi siempre los insertamos porque el fact checking department [una sección de The New Yorker famosa por su tamaño, poder e implacabilidad] nos alerta sobre un problema factual determinado que se tiene que subsanar. No los subsanamos para que alguien quede en ridículo. Hace algunos años, por ejemplo, entrevisté a un hombre llamado Richard Epstein, sobre el covid. Dijo algunas cosas sobre el virus que resultaron ser falsas. Así que incluimos una serie de correcciones factuales en la pieza. Pero, repito, no con el deseo de dejar aparentar que él era ignorante de los hechos, sino simplemente por corregir los errores.

Vale. Pero en una entrevista como la que le hizo a Dershowitz son tantas las correcciones que produce un efecto hilarante. 

A ver. Son correcciones que cualquier periodista que escribiera un artículo sobre el tema habría hecho. Si Dershowitz afirma algo sobre la biblioteca en Martha’s Vineyard, nosotros contactamos con la biblioteca para contrastar ese dato. Es una práctica periodística normal, nada más. No llamamos a la biblioteca para ponerle a Dershowitz en un aprieto. Simplemente contrastamos el dato tal y como lo habríamos hecho para cualquier otra pieza. 

Cuando habló con Mearsheimer, él no quiso hablar de Hungría. Le pidió decir algo off the record. Usted no le dejó. Ahora bien, incluir todo ese intercambio en el texto publicado, ¿no es un poco cruel?

No tengo el texto delante de mí y no recuerdo las circunstancias exactas de cada decisión que tomamos al editarlo. Pero si le haces preguntas a una persona sobre un área en que es experta, y te pide contestar off the record, es un poco diferente que si le haces una pregunta personal sobre su vida romántica, digamos. Lo que recuerdo de Mearsheimer es que estábamos hablando de temas amplios sobre los que un profesor de Relaciones Internacionales debería poder comentar cómodamente. No le preparé ninguna emboscada.

Vale.

Pero si a ti te parece injusto, me interesa saber por qué.

No, no. No es que me parezca injusto. Estoy intentando identificar qué es lo que distingue su estilo. Sus entrevistas son informativas y divertidas y, como decía, me parece que, cuando habla con grandes personalidades, ganan una cierta calidad literaria. Casi se convierten en diálogos dramáticos o cómicos. Me pregunto si lo que crea ese efecto es la actitud que adopta usted en la entrevista. Sea quien sea la persona en cuestión –personaje prominente o experto– me parece que siempre le habla de igual a igual. Por un lado, hace que el entrevistado se sienta lo bastante cómodo como para decir lo que piensa. Por otro, usted le hace notar que viene preparado y que no le dejará salir ni con una. ¿Entiende lo que quiero decir?

Quizá lo que pasa es que, en la política de este país, han venido ocurriendo cosas en los últimos cinco o diez años que, a mi modo de ver, son muy preocupantes, desafortunadas, realmente terribles. Pero también son muchas veces muy graciosas. Mira, hace un par de años entrevisté a un hombre, Victor Davis Hanson, que escribió un libro en que describe a Trump como un héroe griego. Ahora bien, yo no pienso que Trump sea un fenómeno gracioso. Pero pintarlo como héroe griego sí que lo es. Lo que yo intento comunicarles a mis lectores es mi impresión de que las cosas que han venido ocurriendo en los últimos años tienen una dimensión absurda, además de ser trágicas, preocupantes, horribles, etcétera. Esa dimensión la introduzco en mis entrevistas, es verdad. También es verdad que me gusta discutir con la gente, someter a prueba mis ideas y las de otras personas. Los amigos con los que discuto de política a veces sacan lo mejor de mí, precisamente cuando están en desacuerdo conmigo. 

Hace dos años entrevistó a Noam Chomsky. ¿Cómo fue eso?

Divertido. Lo que me interesaba, ante todo, era que su visión de Trump se acercaba mucho más al consenso progresista mainstream de lo que habría esperado. 

Prefiero hacer las entrevistas por teléfono. Te permite concentrarte en lo que dice la persona, o en tus propios apuntes

¿Prefiere conducir sus entrevistas por teléfono?

A veces es mejor hacerlas en persona, como cuando hablé con Naipaul. Pero sí, prefiero el teléfono. Te permite concentrarte exclusivamente en lo que dice la persona, o en tus propios apuntes. Me parece mucho más fácil. Además, no soy bueno haciendo descripciones físicas.

Algo tan propio, por otra parte, del estilo del New Yorker, que nunca deja de describir la indumentaria de las personas, aunque no venga a cuento

Sí, eso mis colegas allí lo hacen todos mucho mejor que yo. Lo evito cada vez que puedo.

Si mis datos son correctos, cumplió 40 años este verano.

[Con cierta sorpresa suspicaz:] En efecto…

¿Se ve haciendo entrevistas durante muchos años más? ¿El formato no le limita?

No, me gusta el formato, las entrevistas son divertidas de leer. Y no las encuentro nada limitadoras. Me permiten leer y concentrarme sobre una gama enorme de temas, mucho mayor que si me dedicara a escribir reportajes o artículos de opinión. La semana pasada, por ejemplo, hice una entrevista sobre la política sanitaria china con respecto al covid. Yo no soy ningún experto en política china y no me sentiría nada cómodo haciendo un reportaje sobre el tema. Tampoco soy científico o médico. Pero en relación al covid me di cuenta de que las preguntas que yo tengo son las mismas que tiene mucha gente. Y que bastaba con plantear esas preguntas. 

¿Sería justo tildar de escéptica su actitud como entrevistador?

Me gustaría que lo fuera, sí. Aunque seguramente haya cosas que debería tratar con más escepticismo. Pero todos tenemos nuestros prejuicios. Creo que los periodistas siempre deberíamos ser escépticos, aunque dudo que siempre lo seamos lo bastante. 

¿Y es fácil que el escepticismo se transforme en cinismo?

En mi caso, sí, dada mi personalidad. Sería estúpido negarlo. Pero espero que no se me note demasiado.

Entrevistar a Isaac Chotiner es como preparar una cena para Ferran Adrià. Una temeridad, vamos.

Chotiner, un maestro del género si los hay, escribe en la prestigiosa revista The New Yorker (con una circulación impresa de 1,2 millones y más de 18 millones de visitas mensuales...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autor >

Sebastiaan Faber

Profesor de Estudios Hispánicos en Oberlin College. Es autor de numerosos libros, el último de ellos 'Exhuming Franco: Spain's second transition'

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí