Cartas desde Meryton
¡¡¡Que vienen los okupas!!!
En un momento en el que los precios de los alquileres suben ocho veces más que los salarios, resulta curioso que el foco se ponga en los sufrimientos de los propietarios
Silvia Cosio 4/11/2022
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Tengo que confesar que hace años que no veo las teles generalistas. Y no lo hago impulsada por una tardía pulsión snob –que la tendré en otras cosas, seguramente– sino porque me provocaban una ansiedad terrible, incompatible con el bienestar mental, el buen cutis y hasta la estabilidad matrimonial. Y es que además, con el tiempo, desarrollé la costumbre incivilizada de gritarles a contertulios, presentadores de telediarios y anuncios de compresas. De hecho me convertí en mi abuela. Pero desde que en mis ratos muertos solo veo canales chorras sobre asesinatos reales y reposiciones de Se ha escrito un crimen (descansa en paz, querida) no solo soy mucho más feliz, mi cutis luce más terso y mi matrimonio se ha fortalecido, es que además estoy mejor informada. Lo que no quiere decir que no me entere de lo que se dice en tertulias, telediarios y demás programas de terror. En tiempos de Twitter, siempre te encuentras un alma caritativa en tu timeline que se preocupa por mantenerte al día. Y gracias a estas buenas gentes me he podido enterar de que los principales problemas que nos aquejan a todos los españoles, sin distinción de género y edad, la raza es una grande y libre, son: Irene Montero –no importa cuando leas esto–, que Garzón nos recuerde que lo mismo ponernos ciegos a carne no es bueno para nuestra salud ni la del planeta, la delincuencia en general y los okupas en particular. Pero no los okupas del Consejo General del Poder Judicial ni del Tribunal Constitucional. Esto es irrelevante mientras el PP tenga tropecientas mil causas judiciales abiertas. Por lo visto, el mayor problema que nos asola es que hay gente acechando el momento en el que nuestras abuelas bajan a por el pan para okuparles el pisito con la anuencia y complicidad del gobierno socialcomunistabolivarianofeminazi de Sánchez. Resulta extraordinario que un país en el que ya nos he estallado una burbuja inmobiliaria en la cara, en el que cada día se producen desahucios, con los precios de la vivienda otra vez disparados, de salarios bajos y rentas prohibitivas, de jóvenes condenados a compartir casa por encima de sus posibilidades, de pisos turísticos, fondos buitre, falta de legislación y de zulos con cédula de habitabilidad, todo el esmero de la prensa televisiva generalista se centre en llamar la atención sobre un fenómeno minoritario y banal como el de la okupación.
Ojo, que lo mismo es cosa mía y de mi falta de empatía con el drama de los propietarios, esa clase especial de mártires modernos sobre los que recaen todo tipo de injusticias y dolores. En un momento en el que los precios de los alquileres suben ocho veces más que los salarios, resulta curioso que el foco se ponga en los sufrimientos de los propietarios. Pongamos a un lado los fondos buitres a quienes nuestros próceres y próceras les vendieron tan alegremente viviendas públicas, centrémonos en el pequeño propietario, el casero o casera de toda la vida. Esa personita que en muchas ocasiones ha heredado el piso del abuelo o de la madre y que de repente cae de la burra en Damasco y acepta el dogma de que el mercado se regula solo –lo que el propio mercado se ha preocupado en recordarle a la efímera Liz Truss que perdona, bonita, pero va a ser que no– y se ha lanzado por la senda emprendedora de exprimir a sus semejantes. Mientras lloran en prime time, yo me recorro los portales inmobiliarios. Ellos piden seguridad mientras ofertan sus pisitos heredados de más de cincuenta años, con baños y cocinas jurásicos a precios desquiciados. Los de mejor la mensualidad en mano, el alquiler en B que Hacienda nos cruje con el IVA, pero te voy a subir 200 eurillos, que la inflación está muy mal. Asienten los contertulios cabizbajos ante sus penurias pero las humedades sin arreglar. Es que estamos vendidos por culpa del gobierno pero antes de alquilar me das cinco meses por adelantado y luego te tacañeo la fianza porque hay una bombilla fundida. Y no me metas niños, ni perros y si tu novio viene a dormir te tengo que cobrar de más porque me desgasta el parqué y uy, no, con ese apellido moro no te lo alquilo o espera, sí pero más caro que vuestra gente es poco de fiar.
Y es que las cosas malas que pasan no suelen ocurrir solas y si te gusta especular con un bien de primera necesidad igual te tienes que aguantar si alguien decide que siempre será mejor ser okupa que aguantar a un usurero.
Tengo que confesar que hace años que no veo las teles generalistas. Y no lo hago impulsada por una tardía pulsión snob –que la tendré en otras cosas, seguramente– sino porque me provocaban una ansiedad terrible, incompatible con el bienestar mental, el buen cutis y hasta la estabilidad matrimonial. Y es que...
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Silvia Cosio
Fundadora de Suburbia Ediciones. Creadora del podcast Punto Ciego. Todas las verdades de esta vida se encuentran en Parque Jurásico.
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