1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

COMO LOS GRIEGOS

Las anchoas confitadas

Pescar, como encender un fuego, como cazar, como robar una fruta a nadie, tuvo que nacer como una celebración. Como una actividad de héroes o/y de niños. De toda esa fiesta y alegría solo nos quedan indicios. Como fabricar anchoas

Guillem Martínez 14/08/2022

<p>Bote de anchoas en sal, sin pimienta, snif -10€-, y pan de 5€, sin excepción ibérica que valga.</p>

Bote de anchoas en sal, sin pimienta, snif -10€-, y pan de 5€, sin excepción ibérica que valga.

G.M.

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

-PERSEO, LAS PERSEIDAS Y LOS HÉROES. Esta semana, las estrellas fugaces, como cada año desde que firmamos ese contrato, se volverán majaras, e intensificarán su presencia en esa región del espacio que los científicos de la NASA denominamos Antenuestrasnarices. Son las perseidas, una lluvia de estrellas tan antigua como el fuego, tan antigua como alzar la vista y mirar las perseidas, sobrecogidos. Las perseidas se llaman perseidas, y no, pongamos, Manolo, porque, cuando éramos salvajes, creímos que procedían de la constelación de Perseo, y no, como se sabe actualmente, del Cometa 109P/Swift-Tuttle, cuyo nombre, es cierto, parece que haya sido el trabajo de 10 años de un comisario europeo. Mirar las perseidas es una actividad antigua y emotiva en nuestra especie. Se remonta, concretamente, a nuestra niñez. Las mirábamos y veíamos, por milésimas de segundo, al Dios del Antiguo Testamento –estadísticamente, no suele haber otro– que, a través del absurdo, la belleza y la violencia incomprensible de una estrella a toda velocidad, nos enviaba mensajes. Eran mensajes atroces y desbordantes. Pero, en contrapartida, éramos niños. Y los niños, a diferencia del común de los adultos, son héroes. Como Perseo. Los héroes, recordemos, son hijos de una divinidad y de un mortal, si bien, por encima de todo, son niños. Esto es, personas en línea recta, que no se detienen ante nada, porque eso no estaba en su idea inicial. Una estrella, o cualquier otro aviso de nuestra pequeñez, era, por tanto, despreciada. Sin importancia, con indolencia, como así lo hubiera hecho, y de hecho, así lo hicieron, Perseo, Teseo, Heracles… Hola. Esto es ‘Como los griegos’. Ya saben, cocinar con las manos cosas sencillas y trascendentes. Hoy, de hecho, cocinaremos diminutas perseidas. Y lo haremos con uno de los movimientos de manos más antiguos que existen. Tal vez, junto al gesto de meterse el dedo en la nariz, esos gestos son nuestra coreografía de manos más vieja y milenaria. Cuando confitas una anchoa, y luego, cuando meses después la limpias, realizas los mismos gestos que en su día tuvo que hacer Perseo ante una anchoa. Es preciso ser conscientes de ello. Y disfrutarlo.

-ME DIJISTE BAJO LAS PERSEIDAS / NO ME VOY A HACER MAYOR. El parecido de una anchoa con una estrella errante es notorio. La anchoa no solo resplandece, sino que, además, no puede dejar de  realizar –como una estrella; como nosotros– un periplo constante y que desconoce. Así es el pescado azul, siempre en bancos y realizando un viaje eterno, en el que una especie de pescado azul precede a otra en esa extraña e imparable procesión, en la que los últimos son los atunes y, un poco más atrás, o así, la servia. Coincidiendo con las perseidas, en julio y agosto, es cuando llegaba el momento de pescar la anchoa. Era el momento en el que estaba más grande y divertida, su mejor estado para ser confitada en sal. Eso, supongo, era una fiesta. En el Empordà, por ejemplo, los matrimonios se desplazaban a la playa con sus hijos en esos días, y establecían ahí su residencia durante unas pocas semanas. Lo que suponía un retorno al nomadismo, que jamás debimos de abandonar. De noche pescaban la anchoa, apostando por el viejo truco de atraerlas con la luz de un fuego. Y de día se producía la juerga, esa actividad que tanto divierte a los niños/lo héroes/Perseo, consistente en conservar con sal a la anchoa. De esta historia se desprende que, como señalaba Pla, pescar, como sucede con todos los oficios, no nació como un oficio, sino como una actividad. En este caso, estival. A nadie se le ocurriría, en su sano juicio, ir a pescar cada día de su vida. Y, menos aún, ir a pescar a puntos del planeta desde los que no se ve la costa. Pescar, como encender un fuego, como cazar, como robar una fruta a nadie, tuvo que nacer como una celebración. Como una actividad de héroes o/y de niños. De toda esa fiesta y alegría solo nos quedan indicios. Como fabricar anchoas.

-LA SAL DE LA TIERRA. Y SU PIMIENTA. Se hacen anchoas saladas en todo el Mediterráneo y, por aquí abajo, en el Cantábrico –muy buenas–, lo que no deja de ser una rareza. Existen –son el testigo de tiempos mejores, de tiempos en los que la tecnología era compartida–, en Turquía, en Israel, Palestina, Líbano, en Libia, Marruecos, Argelia, Túnez, en Albania, en Croacia, Grecia, Francia, Italia... Y así. Sorprendentemente, se hacen muy poco en Andalucía –corríjanme; yo nunca las he visto, al menos–, y eso que tienen, en su pack Atlántico, anchoas hermosas, al punto que, cuando en el Cantábrico se hizo moratoria en la pesca de anchoa, venían de ahí. Y colaban con nota. Sospecho que lo mismo sucede en la industria artesanal de la anchoa catalana actualmente. Al menos, desde hace ya años –y no pocos; unas dos o tres décadas–, cuesta encontrar en Catalunya las anchoas válidas para ser conservadas. Deben ser a) frescas. Absolutamente. Recién pescadas. Con esa cara de qué-ha-pasao-qué-ha-pasao que se le queda a una anchoa cuando la pescan. Pero también, y esto es otra dificultad, deben ser b) grandes, lo más cercanas a los 20 cm que se pueda. Lo que acrecienta la imposibilidad de su búsqueda. Recuerdo, en ese sentido, hace la tira, encontrarme por las calles de Palamós, cada verano, a Joana y Artur, los padres de mi gran amigo Gerard Prohias, estresados, buscando anchoas para confitar, sin encontrarlas durante semanas. Me lo explicaban perplejos, que es el estado de ánimo ante lo nunca visto. Yo era entonces aún más joven, incluso, que ahora, y no entendía tanta alarma. Era, por tanto, un héroe, como Perseo. Ahora, que no lo soy, pienso en Joana y Artur como personas a las que me gustaría volver a ver para abrazarlas y, en otro orden de cosas, decirles que tenían razón, que no hay que perder la cara de perplejidad ante lo inaudito, aunque ya sea cotidiano. Joana, por cierto, es la persona que hacía las anchoas más buenas que he probado en mi vida. Legendarias. Nunca me explicó cómo las hacía. Sí lo hizo mi mamá. Que, por cierto, hacía las anchoas más inolvidables que jamás haya probado. Esto es, terribles, más próximas a la taxidermia que a la salazón. Eran tan malas que hasta ella se reía, de manera que ahora la recuerdo riendo, como una heroína. En ambos casos, ambas mamás las hacían al estilo Palamós. Esto es, con pimienta. Un juego peligroso. La pimienta hace a las anchoas más buenas, si bien se come la carne de la anchoa a la que te giras.

La pimienta hace a las anchoas más buenas, si bien se come la carne de la anchoa a la que te giras

-LAS MANOS. Se hacen así. Pillen entre 1 kilos y 1.000 kilos de anchoas. Congélenlas, para eliminar sin contemplaciones el anisakis, o viruela del mono de los peces. Si han optado por la opción 1 kilos, pongan ese todo en salmuera durante una hora, una noche o un instante –ojo: quien me lo ha explicado, me lo ha explicado así; denle crédito–. Sobre la salmuera: es agua con sal, en una proporción tan alta que el agua queda densa, de manera que sobre ella puede mantenerse en pie un Clic Galileo. Mientras las anchoas hacen su último nado en agua salada, no se pongan sentimentales, sino que agarren un par de kilos de sal gorda. Pónganlos en un recipiente amplio. Échenles la pimienta. Un puñado generoso y extrovertido. Mezclen bien esos dos elementos, hasta que la pimienta sea invisible. Luego pongan, en un bote de vidrio grande, un lecho de esa sal mezclada. Y empiecen a depositar sobre ese lecho las anchoas. Pero, ojo, antes deben de realizar el gesto más antiguo del mundo, del que antes les hablaba, o lo perderán todo. Ubiquen sus dedos índice y pulgar sobre el final de las branquias de la anchoa. Pincen, hasta arrancarle la cabeza. Cuando la extraiga, rentabilicen ese movimiento y extraigan también las tripas sin romper el vientre, la ventresca, de la anchoa. Esto es muy importante, al punto que es lo único importante. Cuando hayan finalizado el espacio disponible en el bote, pongan más sal, hasta conformar otro lecho, y hagan lo mismo, pero superpuesto al piso anterior. Y así cuantos pisos quieran y puedan. Cierren el pote. Pónganle una etiqueta con la fecha. Y, ya puestos, una frase célebre, que compense y le aporte cosmovisión cada vez que consulte la fecha –no sé: “Más vale pájaro en mano a que te arranquen los ojos”–. Guarden ese pote en la parte más cálida de la nevera. O, si disponen de ello, y en el caso de que aún exista eso, en un punto fresco, fuera de ella. Dependiendo de la temperatura, la anchoa estará concluida en 3 meses, que es lo suyo, o en 6. Sabrán que están hechas, en todo caso, por el aspecto y el olor. Vayan reponiendo la sal, en caso de que se vaya licuando. Pasado el tiempo, pueden desalar las anchoas. Extraigan del pote las anchoas que consideren. Déjenlas en agua media hora –ojo: si las dejan más obtendrán una anchoa francesa, el único tipo de anchoa que no tiene sabor a anchoa; se empieza eliminando los sabores y se acaba votando a Macron–. Posteriormente, dedíquenle a cada una de esas anchoas el segundo gesto más antiguo del mundo. A saber: a) arranquen la aleta dorsal de la anchoa. Por esa hendidura que han creado, introduzcan b) la uña, y fileteen la anchoa en dos unidades, a las que llamaremos Yin y Yang. Laven con agua la anchoa antes y después de esta operación, y dispónganla en un plato, junto a sus amiguitas, con aceite de oliva y pimienta molida. Y hala. Importante: el olor de las manos tras limpiar las anchoas está valorado por la OMS como un potente anticonceptivo natural. Por más que se laven las manos el cante persistirá, salvo que lo hagan con un estropajo metálico, o se froten las manos bajo el agua con un cuchillo de los que no cortan ni gota. Venden potes de anchoa en sal, de manera que, si no quieren esperar meses, puedan cenar anchoas hoy mismo. Si es así, pueden hacerlo con pan con tomate, lo que nos lleva a otro punto crucial.

-UNA RECETA INMORAL. El pan con tomate es lo que queda de otras opciones para ablandar o, simplemente, hacer más divertido el pan. Lo común era hacer eso con cítricos. Echar un chorro de limón a ambos lados del bocata aún es un uso en la Península y, más aún, en alguna isla canaria. Lo que es otro indicio de que el tomate vino de América para evitar el pluriempleo exhaustivo de los cítricos, y de que donde hoy hay un tomate, antes no hubo nada o hubo un cítrico. Se dice del pan con tomate que fue un descubrimiento de la emigración murciana en Barcelona. Mientras construían el metro y una Exposición Universal, empezaron a darle de comer tomate al pan, para que se humanizara y abandonara su carácter áspero y duro. Lo consiguieron. Fueron héroes, como Perseo. Para hacer pan con tomate necesitarán pan –si pueden, redondo, rústico–, tomate –no cualquiera; un tomate para ser frotado; maduro, sin durezas internas, que explote al tacto, como nos sucede cuando nos toca quien debe y sabe–, aceite y sal. Pille una rebanada de pan –el que les chuto en la foto es un pan de kilo, que me ha costado 5€; o sabe idiomas, o es un pan con happy end; brrrrr–. Se le frota con tomate, sin emplear fuerza, si bien sí la astucia. No sean roñicas, y froten el tomate por ambas caras. Luego sal –discreta, que hoy vamos de anchoa–, y chorro de aceite, posteriormente repartido frotando la rebanada con otra. El pan con tomate es una de las 30 recetas que Manuel Vázquez Montalban incluyó en su volumen Las recetas inmorales –1981–, en el que todas las recetas “pueden adaptarse al número dos. Dos comensales, tres como máximo. Es el número a partir del cual lo inmoral puede convertirse en una excursión en autocar”. Sobre el pan con tomate/pà amb tomàquet, MVM apuntaba que es un a) “plato pecado por excelencia, porque abarata y simplifica el pecado haciéndolo accesible a cualquier humano”. Y que b) es un “plato pecado porque puede ser alternativo de todo lo trascendente (…). No hacer la guerra sino el pan con tomate. No votar a las derechas sino comer pan con tomate. No entrar en la OTAN, sino hacer un pan con tomate. En cualquier parte. En cualquier lugar. Pan. Tomate. Aceite. Sal. Y después del amor, pan con tomate y un poco de salchichón” –y, para héroes y heroínas, anchoas–. 

-PERSEO, LAS PERSEIDAS Y LOS HÉROES. Esta semana, las estrellas fugaces, como cada año desde que firmamos ese contrato, se volverán majaras, e intensificarán su presencia en esa región del espacio que los científicos de la NASA denominamos Antenuestrasnarices. Son las perseidas, una lluvia de...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autor >

Guillem Martínez

Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo) y de 'Caja de brujas', de la misma colección. Su último libro es 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama).

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí