1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

literatura y viajes

Turistas

Hebe Uhart no formará parte de los rankings de lecturas de verano de los suplementos culturales, pero ofrece, sin duda un testimonio singular de aquellos destinos que recorre

Daniela Farías 25/07/2022

<p>Ilustración de Constanza Aravena.</p>

Ilustración de Constanza Aravena.

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

Esta semana de calor infernal estuve leyendo y riéndome a carcajadas con Turistas (Adriana Hidalgo, 2008), de la escritora argentina Hebe Uhart. “Y el verano me sacaba la lengua como diciendo: ¿Qué estás haciendo estúpida?”, dice la protagonista del cuento “La excursión larga”. Con el ventilador en la cara y sin perspectiva de vacaciones sentí que el verano me la sacaba a mí también. Hacía tiempo que no me reía tanto con un libro, por eso no levanté la vista de los nueve cuentos que conforman la obra. Me produjo el efecto Vivian Gornick contando sus peripecias por Nueva York, de Mary Kerr y sus borracheras, de Lorrie Moore y su humor pesimista, haciendo maravillas con la segunda persona del singular. 

En el universo de Hebe Uhart los personajes y sus particulares maneras de ver las cosas se enfrentan a dilemas cotidianos. En el caso de estos cuentos, si bien los protagonistas viajan a otras ciudades –a la costa, al extranjero– o se trasladan de la periferia al centro, hay una alteración de la rutina o más bien un cambio de ella: “Me fui a Mendoza para huir del calor de Buenos Aires y para salir de una rutina y entrar en otra distinta”. Son relatos en los que no pasa mucho más que la observación del detalle por parte de los personajes. Porque la literatura está hecha de detalles, como afirmó la autora en su decálogo para escritores

Es un estilo desprovisto de grandilocuencia, pero lleno de agudeza y humor. Dos rasgos que atraviesan toda la obra de la escritora argentina. Siempre mucho humor. Y lo hace a través del lenguaje aparentemente simple de la oralidad, pero que de simple no tiene nada, ya que revela los sentimientos más profundos del alma. Nadie sabe captar tan bien la oralidad como Hebe Uhart. 

¿Qué es lo que me hizo tanta gracia en estos relatos? Precisamente ese modo de ver peculiar de los personajes. Esa atención a los detalles en las situaciones y en los otros que rayan en lo absurdo. La clase media y baja retratada tan fielmente, no desde la superioridad sino atribuyéndoles una voz particular. Sus relatos conmueven porque sus personajes despiertan ternura. Hay inocencia en las decisiones que toman, en el modo en que intentan comprender el mundo, a los otros y a ellos mismos. Qué duda cabe de que Hebe Uhart vive en ellos también. Como la misma autora enseñaba en sus conocidos talleres de escritura: el primer personaje somos nosotros mismos. 

Es un estilo desprovisto de grandilocuencia, pero lleno de agudeza y humor. Dos rasgos que atraviesan toda la obra de la escritora argentina

La escritora nació en 1936 en una localidad cercana a Buenos Aires llamada Moreno, una ciudad dormitorio. Por lo tanto, para asistir a la universidad, donde estudiaba Filosofía, debía tomar el transporte público cada día. Fue entonces cuando comenzó a notar las diferencias entre la ciudad y el conurbano, lo que le permitió quizás estar siempre atenta a lo peculiar. 

Uno de los temas que me pareció más interesante, tal vez porque me sentí interpelada, y que cruza varios de sus relatos narrados en primera persona, es la relación entre las cosas que nos deberían gustar y las que realmente nos gustan. Como viajar. O el tipo de aventura que verdaderamente preferimos. Con el paso del tiempo me he dado cuenta de que a mí, por ejemplo, me interesa cada vez menos visitar ciudades grandes y tampoco me gusta tanto pasar horas en un museo. Me agrada la idea, pero en realidad lo paso pésimo con ese aire de encierro y mis lumbares resienten el ritmo lento de un cuadro a otro. No obstante, como persona que trabaja en cultura me ha costado reconocérmelo a mí misma. 

Hoy en día, nadie diría algo como que “viajar me parece horroroso, prefiero quedarme en mi casa”. Nadie salvo Cesare Pavese citado por Ian McEwan en el epígrafe de El placer del viajero: “Los viajes son una brutalidad. Lo obligan a uno a confiar en extraños y a perder de vista toda la comodidad familiar de la casa y de los amigos. Se está en continuo desequilibrio”. Pero en la novela de McEwan los personajes son guapos, cultos, progres, europeos, por lo tanto se mueven con la confianza que da el privilegio. Hay una atmósfera enrarecida que envuelve a la pareja que viaja a Venecia para intentar salvar una relación que hace aguas. Y en toda la narración se intuye que algo horrible pasará, como finalmente ocurre. Pero en el caso de las historias de viajes de Hebe Uhart los protagonistas son personajes comunes a quienes no les ocurre nada terrible e intentan llevar de la mejor manera su tiempo libre no sin darse tropiezos. De conservar las formas en los lugares que visitan. Intentan comportarse como si todo fuera de lo más natural sin conseguirlo. Varios de los personajes son mujeres grandes, señoras, a veces sin hijos, sin pareja. 

Ilustración de Constanza Aravena.

Ilustración de Constanza Aravena.

Como la escritora que huye del calor húmedo de Buenos Aires al cordillerano de Mendoza en “La excursión larga”: “Me pasaba algo en relación con el tiempo libre: no encontraba qué hacer y todo lo que hiciera era más bien para evitar otra cosa: lavaba ropa para no fumar, escuchaba radio para no prender el televisor tan temprano y tiraba los libros que me regalaban sus autores (eran libros que no hubiera llevado ni a una isla desierta ni a un pantano peludo)”. Encima tiene a Nietzsche rondándole en la cabeza con frasecitas como “No depender del afuera, producir desde adentro”. Y la protagonista admite depender de la radio, del teléfono, del contestador, de la televisión y de la computadora. O esa otra frase: “No administrar el tiempo, producir los acontecimientos”. Y se pregunta qué es lo que ella produce desde dentro. Entonces decide hacer una excursión guiada a Mendoza, porque quién es ella para no hacer lo que hace todo el mundo. Está dispuesta a cambiar una rutina por otra. Pero pronto empiezan las decepciones de la aventura, porque el coche cama no es un coche con una camita con sábanas como imaginó sino una butaca que se podía extender casi por completo de forma horizontal “como una camilla de dudosa inclinación”. Decepción que le lleva a reflexionar acerca de lo que debe ser y no es. Todo lo que no era como lo que ella había soñado le produce profunda irritación. Por ejemplo, el retraso del bus o la calidad de la comida: “Unos canelones como engrudos correspondían al pomposo nombre de ‘cena caliente’. De la fría mejor ni hablar. Pero me propuse comer igual para que el azafato no percibiera el sinsentido de su oficio”. Maravilloso. 

El día de la excursión a la alta montaña el bus nuevamente llega tarde: “No, las cosas no son como deben ser: vienen tarde, y a veces no vienen nunca”. Y cuando el bus comienza a subir la cordillera, los pasajeros sacan sus cámaras desesperados por captar los bellos rincones que se les escapaban. “Un turista no quiere perderse nada, mirá si después de pasar descubre que se perdió lo más lindo”.

La protagonista es consciente de que no consigue salir de sus cavilaciones acerca de lo que es y lo que debería ser e intenta integrarse al grupo, pero no lo logra, mete la pata en todas las interacciones sociales y la marginan como a una leprosa. Una de mis partes favoritas es cuando se muestra lo que ella realmente quiere. Ocurre al final de la excursión, cuando el grupo debe pedir tres deseos a un río y ella se pregunta: “¿Qué deseos tengo yo? ¿Será posible que no tenga otro deseo que sentarme y charlar?”

Aprovecha Hebe Uhart para mostrar también lo absurdas y aburridas que pueden ser las rutinas familiares. Acaso una crítica en forma de burla a esta indestructible institución

La idea de obligarnos a que nos gusten cosas que en realidad no nos gustan aparece también en “El departamento de la costa”, cuento en el que una mujer que nunca había soñado con tener un piso de segunda residencia acepta como parte de pago por la venta de otra propiedad un departamento en la playa. Porque es lo que hay que hacer. La playa es sinónimo de diversión. Sin embargo, ya el cartel de la entrada al balneario le genera dudas: “Bienvenidos a San Bernardo, la playa de la familia”. Pero cómo logrará hallar esa diversión si el lugar no está hecho para ella, que está sola. Aprovecha Hebe Uhart para mostrar también lo absurdas y aburridas que pueden ser las rutinas familiares. Acaso una crítica en forma de burla a esta indestructible institución. Mientras el personaje no sabe qué hacer con su tiempo y se lamenta por pasársela barriendo la arena eterna del departamento y preocupada por el termotanque, observa la diversión de la familia con extrañeza. Advierte cómo hacen lo que sea para mantener vivo el espíritu. Han venido a pasarlo bien y es lo que harán. En la noche salen a dar una vuelta y la alargan a más no poder. Miran cosas que, en Buenos Aires, que es de donde vienen los veraneantes, no mirarían porque de lo contrario deben irse a encerrar al departamento con los niños. Pero como es la diversión de la familia, ya a las doce de la noche los padres cargan a los niños llorando o durmiendo mientras la protagonista sigue dando vueltas por la calle entendiendo que estar en familia no es ni por asomo mejor que estar solo. Tal vez peor, pero el peso del rebaño le impide decidirse a hacer lo que realmente le gustaría:

“A pesar de lo modesto de la diversión, nunca tuve fuerza de voluntad para decir: ‘Me quedo en mi departamento leyendo’. Porque hubiera sido como quedarse solo en Año Nuevo; todos estaban en la calle”.

Todos nos hemos visto arrastrados a situaciones cotidianas que no queremos, yendo en contra de nuestros verdaderos deseos por cumplir este tipo de ideas preestablecidas

Me encantó la reflexión sobre el precepto de que estar fuera de casa siempre es mejor, o de que estar acompañado es mejor que estar solo. Todos nos hemos visto arrastrados a situaciones cotidianas que no queremos, yendo en contra de nuestros verdaderos deseos por cumplir este tipo de ideas preestablecidas. 

Otro tema presente en los relatos es el del turista que se propone actuar con normalidad en los territorios que visita e intenta convertirse en otra persona. En Turistas y viajeros una mujer pareciera que le está contando a una amiga y vecina sus aventuras y desventuras con su marido e hijo por Nápoles. Recordando un programa de televisión, ella se encarga de hacer la distinción que seguramente todos alguna vez hemos hecho entre los turistas, que son claramente lo peor, y los auténticos viajeros. Nadie quiere aceptarse como turista. Por eso intentamos comportarnos con normalidad en lugares que no conocemos cuando es evidente que se está en una situación para nada habitual, bajo códigos desconocidos. Cuando nos vamos a otro territorio, medio que nos disfrazamos de los lugareños. Como el típico hombre blanco europeo que se pone guayabera en el Caribe. Es seguir a rajatabla aquello de ‘allá donde fueres haz lo que vieres’. Pero en vez de mimetizarnos, como es el objetivo, nos revelamos como el más despistado de los turistas. 

La mujer del relato desea ser identificada como una local y no una turista, por eso se propone actuar con naturalidad, pero se decepciona una y otra vez del marido que sólo le interesa mirar las vitrinas con comida y no se sabe comportar, y del hijo que prefiere quedarse en el cibercafé y cuyas clases de italiano no parecen dar frutos. 

“En el micro iban varios negros, les dicen ‘extracomunitarios’. Se portan lo más bien, son de lo más educados. Uno iba vestido todo a la usanza de ellos y Aldo lo miraba, yo lo pellizqué porque no se debe mirar a las personas así; cuando uno va de viaje tiene que hacer como si todo fuera natural, natural”.

Pasados los días la mujer sale del asombro –“yo encontrarme aquí, quién lo diría”– y se acostumbra a la ciudad. Está convencida de que pasa por una napolitana sin más, no por una extranjera. Tras una pelea con su familia que la lleva a fantasear con regresar a su casa en Argentina, la mujer decide salir a recorrer la ciudad sola y perderse por las callecitas, ya que al hacerlo dice ser otra, como una versión sudamericana y clase media de Virginia Wolf en Merodeo callejero: Una aventura londinense (1927), en el que la escritora inglesa plantea que un paseo por la ciudad te permite convertirte en otra persona y emprender una caminata por la calle es la mayor de las aventuras. Y es en estos paseos cuando la mujer se pregunta “¿Por qué me habré casado con Aldo?” Y se promete que la próxima vez irá de viaje sola. 

Como la semana se hacía larga con temperaturas que llegaban a los 38º, me devoré en el parque –porque en casa no se podía ni respirar– otros relatos de la escritora que también hablaban de turistas y viajeros. Uno de ellos del libro Del cielo a casa (2014), del que destaco el cuento que le da título porque es divertidísimo y juega también con la idea del turista en el extranjero. 

Otra mujer que viaja sola dice que en realidad se viaja para ver si es verdad el Coliseo, el Vesubio y el Papa en su balcón. Pero que “una vez superada la pequeña y pajuerana emoción ‘¡Pensar que yo estoy acá!’, se observan otras cosas. Como lo que sucede fuera del Coliseo, porque son tantos años de historia que hay tras él, que asegura que se le olvidarán estos datos, entonces prefiere dedicarse a poner atención a los detalles más absurdos: “Por ejemplo, a dos malandras disfrazados de legionarios o tribunos, que cobran para que los turistas se fotografíen con ellos; no caminan como legionarios: caminan como miserables; uno de ellos no lleva el calzado correspondiente: lleva unas sandalias actuales con medias tres cuartos”. 

Como buena viajera, Hebe Uhart observó los lugares, pero sobre todo a la gente que viajaba y su comportamiento. Es la escritora de tras bambalinas y de los personajes que en otros autores serían los secundarios: provincianos, solteronas, chicas de la limpieza, dueñas de casa. El tema del viaje está presente en la escritura de Hebe Uhart, no sólo en sus cuentos, ya que desde 2011 se dedicó a las crónicas de viaje, reunidas en Crónicas completas (Adriana Hidalgo, 2021). En una entrevista la escritora dijo: “No sé si viajo para escribir o escribo para viajar”. Y estos viajes empezaron, señaló ella, cuando se le agotaron las ganas de escribir ficción y le pareció más revelador salir por el mundo a mirar. Aunque, en realidad, como la misma autora también dijo, son géneros que se mezclan. Lo que es seguro es que en ambos –crónicas y cuentos– podemos constatar lo que Elvio Gandolfo dijo de la escritura Uhart: “Un modo de mirar produce un modo de decir”. 

Hebe Uhart murió en 2018. Fue por años una escritora algo secreta, pero siempre con buenas críticas y que dejó una obra extraordinaria: cuentos, novelas, crónicas, relatos de viajes. Para todo aquel desgraciado que no tendrá vacaciones cuando el rebaño sí las tiene, se trata de una excelente manera de viajar sin necesidad del tedioso traslado. Esta escritora no formará parte de los rankings de lecturas de verano de los suplementos culturales, pero ofrece, sin duda, un testimonio singular de aquellos destinos que recorre. 

Esta semana de calor infernal estuve leyendo y riéndome a carcajadas con Turistas (Adriana Hidalgo, 2008), de la escritora argentina Hebe Uhart. “Y el verano me sacaba la lengua como diciendo: ¿Qué estás haciendo estúpida?”, dice la protagonista del cuento “La excursión larga”. Con el ventilador en la...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autora >

Daniela Farías

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí