DIARIO DE CAMPAÑA
Tened cuidado, esta gente no está buena
El perro ladra, pero no muerde. Es hora de dejar de tomarse a Vox en serio. Es hora de abandonar el miedo a una ultraderecha que ha demostrado ser poco más que ruido maleducado
Gerardo Tecé 31/05/2022

Macarena Olona.
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Arranca en Andalucía, tierra de hegemonía socialista durante cuatro décadas, la primera campaña electoral en la que no pocos votantes de izquierdas reconocen en privado que firmarían ahora mismo una mayoría absoluta del PP. Lo que sea con tal de cerrarle a Vox las puertas del Palacio de San Telmo. Quizá el gran logro de este Estado de Propaganda en el que vivimos –al que, por algún motivo, seguimos llamando política– sea justo esto: que, sin tener nada que perder, haya quien tema que le quiten hasta lo bailao. Vox, partido de estas elecciones –su entrada o no en el gobierno andaluz sería, según las encuestas, el único misterio a resolver el 19J– ha hecho públicas en los últimos días las primeras medidas destinadas a mejorar la vida de los andaluces. Destacan tres. Por un lado, la persecución a las personas migrantes, hit habitual de estos buenos cristianos como lo es Satisfaction cuando cantan los Stones. Por otro, la defensa de los símbolos nacionales de España. Entendemos que se refieren al himno, el escudo, la bandera y –aún debe confirmarlo La Empadronada en los debates electorales– quizá las cuentas del emérito en Seychelles. Para terminar de dibujar un futuro mejor para Andalucía, encontramos una tercera medida estrella consistente en suprimir la autonomía… de Cataluña. No se rían. Si una alicantina puede empadronarse en Salobreña sin saber dónde carajo queda eso, debemos aceptar las ocurrencias surgidas del cuarto cubata como programa electoral digno para Andalucía.
Mes y medio después de configurarse en Castilla y León el primer Gobierno autonómico con olor a peroné del Caudillo de España por la Gracia de Dios, podemos vislumbrar lo que supondría la entrada de la temida ultraderecha al gobierno andaluz. En principio, grandes dosis de vergüenza ajena para los andaluces y tardes de jaqueca para sus socios del PP. El ejemplo de Castilla y León es paradigmático para entender el nuevo escenario en el que el miedo a la ultraderecha debería dejar paso a la comprobación empírica de su mínimo impacto. Vox juró, por la memoria de Franco cazando tórtolas disfrazado de boy scout, que en el momento en que tocaran poder derogarían la ley autonómica contra la violencia machista. Montados a caballo, los de Abascal le recordaron a la derechita cobarde del PP de Castilla y León durante las negociaciones de investidura que aquello era una línea roja. Mes y medio después la línea roja ha desaparecido y la ley, por suerte para las mujeres, ahí sigue. Y seguirá. Para bajarlos del caballo sólo era necesario un sillón sin demasiadas competencias y tener un cuello ágil para agachar la cabeza, como la agachó el presidente de CyL, Mañueco, cuando le tocaba abrir la boca al nini que Vox impuso como vicepresidente sin competencias. Si hace cuatro años, el entonces candidato de Vox para Andalucía y hoy imputado, Francisco Serrano, no tenía reparos en pedir la supresión de la autonomía andaluza porque “España es una y no cincuenta y una” –rima consonante y obra cumbre de la poesía fascista–, su sucesora, dedicada a disfrazarse de andaluza por la vía rápida del traje de flamenca, ni se atreve a mentar el asunto de la supresión de las autonomías, más allá del chiste involuntario sobre Cataluña.
El perro ladra, pero no muerde. Es hora de dejar de tomarse a Vox en serio. Es hora de abandonar el miedo a una ultraderecha que ha demostrado ser poco más que ruido maleducado y acompañamiento de unas políticas de desmantelamiento de lo público para las que el PP no necesitaba acompañante. No hay mucho más. Por mucho que algunos pesimistas se empeñen, no nos pueden quitar lo bailao. Hace cuatro años, cubriendo las elecciones que llevaron al PP a la presidencia de la Junta de Andalucía por primera vez, mi compañero Willy Veleta y yo fuimos expulsados del hotel en el que Vox seguía la jornada electoral. Tras descubrirse el pastel de que CTXT, el medio al que habían acreditado, no pertenecía a la órbita de medios afines a la ultraderecha, un señor con cabeza rapada y cuerpo de haberle dedicado poco gimnasio a la cabeza nos acompañó a la salida. Mientras aquello sucedía, dos apoderados del PP que pasaban por la puerta del hotel se quedaron parados en la acera observando la escena. Cuando todo se tranquilizó, se acercaron a preguntarnos discretamente si había pasado lo que parecía haber pasado. Así es, les dijimos. Pues tened cuidado, que esta gente no está buena, se despidieron amablemente y dándonos ánimos. Cuatro años después les devuelvo el consejo. Ánimo.
Arranca en Andalucía, tierra de hegemonía socialista durante cuatro décadas, la primera campaña electoral en la que no pocos votantes de izquierdas reconocen en privado que firmarían ahora mismo una mayoría absoluta del PP. Lo que sea con tal de cerrarle a Vox las puertas del Palacio de San Telmo. Quizá el gran...
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Gerardo Tecé
Soy Gerardo Tecé. Modelo y actriz. Escribo cosas en sitios desde que tengo uso de Internet. Ahora en CTXT, observando eso que llaman actualidad e intentando dibujarle un contexto. Es autor de 'España, óleo sobre lienzo'(Escritos Contextatarios).
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