La vita nuova
Su lucha
La batalla se está desarrollando –aparentemente, cuidadín– donde siempre. En los medios. Acólitos. Esto es, no se desarrolla a partir de la información, sino a través de su sentimentalización, de su orientación y de su manipulación
Guillem Martínez 22/02/2022
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1- ¿Qué se dirime en la batalla PP? Es importante. No pierdan detalle. Me temo que es una exclusiva. Ahí va. Aparten a los niños. Es, ni más ni menos, que esto: no lo saben ni ellos. Lo que empareja esta gran y barroca batalla con su precedente plástico. Otro pabernosmatao: el procés en modo 2017. Una carrera desbocada y caótica de una élite hacia un punto desconocido, si bien sensible de ser ordenado y previsto. Que ellos no sepan bien lo que hacen, no implica que no deba saberlo usted.
2- Hola. Me llamo Martínez y mi trabajo es explicar el concepto “no lo saben ni ellos” y el concepto “punto desconocido”. Porque todo este pifostio es descriptible. Plantea unas tensiones y no otras. Y conducirá hacia un punto determinado y no a otro. Empecemos por el concepto a) o “no lo saben ni ellos”, que el b) –el “punto desconocido”– ya irá saliendo. Casi todo, en fin, tiene una explicación plausible en la vida, si se busca en el lugar indicado. Lo llamativo, y aquí empieza la juerga, es que el lugar indicado, en este caso y en tantos otros, no son los medios, así a lo bestia.
3- La batalla se está desarrollando –aparentemente; cuidadín– donde siempre. En los medios. Acólitos. Esto es, no se desarrolla a partir de la información, sino a través de su sentimentalización, de su orientación y de su manipulación. Lo que confiere a esta batalla un punto de normalidad cotidiana. O, al menos, no hemos llegado a ningún punto o etapa nuevo. La política como percepción, como trumpismo, se desarrolla en los medios. En primer lugar, en los medios de papel.
4- MAD es una patología comunicativa. Eso obedece a una dinámica de contacto de la prensa con el poder, dilatada, de alguna manera labrada en el franquismo. En aquella época geológica solo se escurrió un poco –ni más ni menos que un poco– el periodismo BCN. Precisamente porque BCN estaba alejada del poder –no es el caso hoy; BCN es otro polo de poder, que practica la patología sobre los medios de manera similar, y a escala 1:1, a la de la escuela MAD; no se pierdan el punto 5–. En democracia, el periodismo MAD aportó y difundió una nueva herramienta de fusión con el poder. En absoluto franquista. Una novedad. La forma periodística de la cultura esp en democracia. La cultura de la cohesión. La idea de que el medio y el periodista debían fabricar cohesión social y desproblematizar la realidad y la política. La Cultura de la Transición, ese cacharro que hizo aguas hace once años, junto con la cultura de la democracia Esp. Desde entonces, vamos a pelo. Los medios acólitos y sus opinadores se relacionan con el poder ya no a través de una cultura, de la estabilidad profesional, o de la recepción de honor, sino a través de la recompensa. Es decir, de su pago.
5- Es imposible dilucidar el monto de los pagos realizados a la prensa por PP/sus instituciones. Pero se pueden aportar detalles estilísticos. Les paso dos. Bonitos. A) Desde el Ayusato, la CAM ha aumentado su gasto en medios en un 200%. B) Los pagos –a campañas directas, al menos– no se realizan bajo el criterio de la difusión –esto es, cobra más el diario que más vende–, sino desde el criterio de la proximidad –cobra más el más acólito–. El resultado son medios que prolongan el poder. En ocasiones de forma ridícula. Que es lo peor que le puede suceder a alguien que viste de marca.
Los medios acólitos y sus opinadores se relacionan con el poder ya no a través de una cultura, de la estabilidad profesional, o de la recepción de honor, sino a través de la recompensa
6- Lo divertido de los medios como prolongación del poder es que son inútiles como medios. Emiten documentos culturales del poder. No sirven para ver ni para comprender. Aportan confusión. Que es lo previsto. Pero, en lo que no está previsto, pueden llegar a aportar confusión incluso a los políticos que pagan la fiesta. En CAT eso fue determinante en 2017. Los políticos se llegaron a creer a sus medios. Tiene guasa. Si pasó en un punto, en 2017, es que puede pasar en varios puntos y siempre. Es lo que los semióticos de Princeton denominamos Síndrome de Nolosabenniellos.
7- Los medios de papel –hoy ya no solo en papel– no son, a su vez, gran cosa. En general, solo el 37% de la sociedad lee diarios –el principal, el primero, el más difundido es, como ya habrán adivinado, Marca–. De ese 37%, el grupo principal –el 28%– tiene 65 años o más. La edad media del lector de prensa esp son 50 tacos. El lector acólito, presumible, puede tener otra edad media. Tal vez, literalmente, la Edad Media. Con ese perfil queda claro que los medios papel acólitos no son determinantes. No solo carecen de autoridad y respetabilidad, sino de lectores. Pero, snif, tan solo son una primera fase del trato de la información. La creación de agenda y de marcos. Luego, todo eso pasa a su punto de difusión industrializada. Los medios audiovisuales. Otro oficio del siglo XXI.
8- En la radio, en redes sociales –bajo la forma nítida de Guerra Cultural–, y en la tele –el principal medio en Esp; es también un medio envejecido– se retoman los temas, la agenda, del papel y el expapel. Esas informaciones aparecen con el grado de noticia en los telediarios. Crean los límites de la realidad informativa. Pero lo que es la monda es que esa agenda aparece, crece y se matiza aún más en otros géneros y franjas. En el ocio. El gran descubrimiento de Goebbels –el Santo Patrón de la comunicación; no le den más vueltas– es que la ideología transcurre en el ocio, hasta el punto de que, tras la pérdida de Stalingrado, los noticiarios alemanes dejaron de dar la vara, y desplazaron sus mixed-emotions a los programas de radio divertidos, en los que la ideología eran unas gotas. Determinantes. Para, ojo, un genocidio. Es, así, en la franja de mañana y de tarde, y en la noche de los findes –comúnmente a través de la tertulia, género de ocio, no informativo; una mezcla de categorías; un pitote; una confusión sentimental– cuando todo el material de los periódicos alcanza esfericidad. Y crea marcos férreos. Es ahí donde desaparece de la realidad, definitivamente, la Cañada Real –un drama humanitario sin paralelismo en Europa; por lo mismo, una gran noticia–, donde se fija que un okupa te pilla la casa cuando vas al WC, donde se establece la ilegitimidad de un gobierno, que una DUI fake es un golpe de Estado, o que es una DUI a tutiplén –según el canal–, el carácter comunista de una ley, y/o los valores democráticos y de libertad donde no los hay.
9- Según todo este itinerario parainformativo, lo que está pasando en can PP es lo siguiente. Hay un conflicto personal entre dos dirigentes, por el poder/presidencia. Uno ha violado reglas, provocando dolor en el otro. El actual presidente, por esos modos indebidos, está perdiendo la batalla. Los barones, copados por un profundo sentido ético, están tomando posiciones a favor de una presi autonómica, y en contra del presidente. Si todo esto fuera así, sería un no-lo-saben-ni-ellos. La realidad es más complicada. Es decir, más sencilla, pero en otro sitio.
En los espacios de ocio de la franja de mañana y de tarde, y en la noche de los findes, es cuando todo el material de los periódicos alcanza esfericidad. Y crea marcos férreos
10- Todo esto era –ya no lo es; ya es, tal vez, un no-lo-sabe-ni-ellos– un conflicto territorial. Del PP aparato con el PP MAD, ese otro planeta económico. Se trata de un problema periódico desde los años noventa. No es un problema ético. Es un problema funcional.
11- El secre general hizo lo que podía hacer. Uno puede hacer lo que determinan sus atribuciones legales. Pero, más aún, lo que determina su tradición. Los partidos recurren, comúnmente, a esas tradiciones interiores cuando les falla la verticalidad, ese adhesivo que confirma a un partido. El PSOE, por ejemplo, en la defenestración de Sánchez de 2016, fue antidemocrático. Pero fiel, absolutamente, a sus tradiciones anteriores. Casado, en ese sentido, planteó a Ayuso un momento cremas-cosméticas. Fue fiel a la tradición de su partido, y propuso una extorsión a Ayuso. No comunicar una determinada actitud al mundo a cambio de una modificación de su conducta. El fallo, lo inesperado, la inversión de la tradición, consistió en que Ayuso planteara batalla. Y no hiciera lo tradicional en ese caso. En esa batalla recurrió a la prensa. La ganó. Pero solo en MAD, que es el punto y pico que puede modular la prensa MAD. Fuera de MAD –no olvidemos que esto es un problema territorial– no estaba tan claro. Ayuso da miedo al resto de territorios. Sí, los medios MAD iban a tope con Ayuso. Pero las firmas de opinión era más matizadas. Y, por ello, los firmantes de esas opiniones, también contertulios, no fueron tan prístinos en la tele. Había partido.
12- Casado podría haber ganado esa batalla hasta el fin de semana, cuando se alejó de su tradición. No se alejó de ella unos días antes, cuando planteó la corrupción de Ayuso por valor de casi 300.000 euros ganados por su hermano, por la vía del estraperlo de mascarillas –ojo: ese monto coincide no con los 50.000 euros que sostiene Ayuso que ganó su hermano en esa operación, sino con el monto total de cuatro operaciones comerciales, que el PSOE ha denunciado, y que Anticorrupción ha admitido a trámite; esto será, es, determinante; no se pierdan el punto 16–. Se alejó de la tradición interna, y con ello se buscó la ruina, al dar marcha atrás. Al amnistiar el expediente informativo. Después de verbalizar una presi corrupta, decidió negociar ese concepto con la presi corrupta, a fin de hallar una solución pactada al conflicto. Un raje. Es decir, una derrota. Absoluta. En ese momento, en el que Casado no fue fiel a la tradición PP de no negociar a quien se ha señalado ya como cleptómana de cremas, cayó. ¿Ganó Ayuso?
13- Me temo que no. La mani improvisada –ese tipo de manis que requieren el máximo de planificación– frente a Génova fue, me atrevería a señalar, un fracaso. El público asistente, poco, solo posibilitó la visualización de la mani, y de las de frikis, en las pantallas. Poco más. De lo que se deduce que la mani, a) fue frenada por Ayuso, lo que sería otro raje, o b) se alejó, a su vez, de la tradición PP, lo que sería un fracaso aún mayor.
14- Esa mani era un golpe de Estado interno. Y el PP parece haber deslocalizado la tradición del golpe de Estado a otras instituciones –relacionadas, pero autónomas, y que trabajan alejadas del bullicio y el bisontismo a grito pelado; como la Justicia–. Y, sobre todo, PP ha deslocalizado el rollo bisontismo en Vox. Vox es, esta mañana a primera hora, el partido bisonte en Esp. La creación de Vox supuso poner en el mercado un objeto para radicalizar al PP. Para reubicar el PP en otro punto de la derecha local. Pero no para ubicarlo, internacionalmente, en la extrema derecha 2.0. El PP no puede ser formalmente parecido a Vox. O la diña. Vox aporta al PP todas las ventajas de Hungría, pero sin tener que comer goulash.
Casado planteó a Ayuso un momento cremas-cosméticas. Fue fiel a la tradición de su partido, y propuso una extorsión a Ayuso. El fallo, lo inesperado, la inversión de la tradición, consistió en que Ayuso planteara batalla
15- Vox, si se fijan, es el gran ausente en esta crisis. No ha abierto la boca. No ha intensificado ni buscado beneficio. La explicación está en la verbalización de Vox, emitida por Aznar después de las elecciones en CyL. “No veo ventajas para Esp en que Le Pen estuviera en el Gobierno” / Vox no es un partido de Gobierno. Vox es un partido subsidiario del PP, nacido para ofrecer mayorías al PP, más a la derecha del PP, si bien sin ensuciarse. Por lo mismo, Vox desaparecerá –vía tradición PP; informes, extorsiones sobre la vida privada o económica de los líderes Vox–, en caso de que se lo crea, o en caso de que, sin creérselo, y gracias a la impericia de los líderes PP –a su no-lo-saben-ni-ellos–, se aproxime a un posible sorpasso.
16- La impericia de Casado –no solucionar un / EL problema territorial; empeorarlo; no seguir las tradiciones internas– y la impericia de Ayuso –ser EL problema territorial; plantear un golpe interno y, con ello, acercarse a un bisontismo literal, poco sofisticado, y depositado con mimo en Vox; no seguir las tradiciones internas, y plantear batalla cuando ha aparecido ya el vídeo en el que mangaba cremas; y, por encima de todo, reconocer públicamente, el cobro de comisiones por parte de su hermano; eso no lo hace ni Laura Borràs– han hecho de Casado y Ayuso los dos grandes perdedores en esta crisis. La crisis son ellos. Ninguno de los dos puede seguir, a tenor de la tradición interna.
17- De hecho ha empezado una posible cascada de dimisiones en el PP Casado. No son a favor de Ayuso. Son a favor del futuro político de los propios dimisionarios, que marcan distancias con Casado, pero sin abrazar a Ayuso. De hecho, hay cuatro presis autonómicos, determinantes, en contra de Casado. Una es Ayuso. Pero los otros tres no están a favor de Ayuso. En tanto que líderes territoriales solo quieren el fin del problema territorial en su modo crisis. El número de barones en esa tesitura está creciendo.
18- Lo más probable, por todo ello, es la dimisión de Casado en breves horas. Que puede ser más o menos instantánea a tenor del honor que quieran darle. Puede llegar como secre general al Congreso extraordinario de abril, si se le dispensa mucho honor. Si es poco o nada, la transmutación será en forma de gestora. En el aludido Congreso se dará acomodo a la Gran Tensión Territorial del PP –y de Esp: el PPMAD–, en la tradición PP. Una tradición, en este punto, frágil, precaria, que conduce a crisis ruidosas y periódicas. Un presi gallego –ya ha salido del armario– que reparta juego territorial y que se aplique el adagio de que lo que pasa en MAD se queda en MAD. Hasta la próxima IDA de Marzo.
19- Si Ayuso prosigue, incluso si tiene vida política solo en MAD, supondría que el PP lee mucho a la prensa acólita, de manera que esto ya sería un no-lo-saben-ni-ellos como la copa de un pino, sin precedentes y hacia un precipicio próximo. Sólo cabe un Vox en un nacionalismo.
1- ¿Qué se dirime en la batalla PP? Es importante. No pierdan detalle. Me temo que es una exclusiva. Ahí va. Aparten a los niños. Es, ni más ni menos, que esto: no lo saben ni ellos. Lo que empareja esta gran y barroca batalla con su precedente plástico. Otro pabernosmatao: el...
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo) y de 'Caja de brujas', de la misma colección. Su último libro es 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama).
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