Exigencia deportiva
La salud mental ya no es tabú para los deportistas
Cada vez hay más estrellas de diferentes disciplinas que reconocen sufrir problemas de depresión y de ansiedad. Algunas están abandonando incluso su actividad profesional
Ricardo Uribarri 22/02/2022
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“Tengo todo lo que siempre soñé. Soy el hombre más afortunado del mundo, pero no soy feliz. Mis amigos trabajan ocho horas al día picando piedra, no tienen dinero y son más felices que yo. ¿Qué me pasa?”. El autor de estas palabras es Sergi Darder, futbolista del Espanyol, en una entrevista al canal ESPN, en la que reconocía los problemas mentales que sufrió hace dos años. Esas mismas palabras, o similares, se escuchan cada vez más entre los deportistas que, además de verse aquejados por problemas físicos que les alejan de las canchas, están empezando a reconocer que tienen que hacer frente a otra situación que puede ser igual de incapacitante: los problemas de salud mental. Un estudio del British Journal of Sports Medicine ha revelado que el 34% de los y las deportistas que están en activo en la élite padecen ansiedad o depresión. ¿Por qué está sucediendo esto? ¿Y por qué ha dejado de ser tabú reconocerlo?
A simple vista, es un problema que afecta por igual a deportistas de todas las especialidades y que no distingue los éxitos conseguidos. En cualquier circunstancia encontramos casos que han llevado a sus protagonistas a momentos personales muy complicados o incluso a tener que renunciar a su actividad. Entre estos últimos se encuentra Irene López, una de las grandes promesas del fútbol femenino en España. Ha sido campeona mundial sub-17 con la selección nacional, y ahora, con 20 años, acaba de anunciar su retirada “por cuestiones de salud mental”.
En un vídeo difundido a través de la Federación Española, López, jugadora del Madrid CFF, explica que “nadie te enseña a manejar lo que es el estrés y la ansiedad, ni te habla de lo que puede llevar la competición de alto nivel. Cuando desde joven tocas el cielo, nadie te pone un colchón para el día que tengas que bajarte de ese escalón. Vamos posponiendo los sentimientos negativos, intentamos pasar de ellos en lugar de analizarlos y llega un punto en el que te dicen ‘hola’ y aparecen todos juntos”.
Iniesta atravesó un periodo de depresión, como reconoció en un documental sobre su vida. Con 25 años, llegó a decirle a su madre que si podía acostarse por la noche al lado de ella
Algo parecido le pasó a Iris Mbulito, la gran promesa del baloncesto femenino español, que hace unos meses decidió retirarse, con apenas 22 años. En un vídeo que hizo público en sus redes sociales explicó la experiencia que vivió tras sufrir varias lesiones. “Mi segundo año en Estados Unidos fue probablemente uno de los peores de mi vida. Empecé a tener ansiedad todos los días en el entrenamiento. No podía pensar en baloncesto sin sentirme agobiada o con ansiedad. Cuando me levantaba y pensaba en baloncesto me daba ansiedad. Me iba a la cama pensando en el baloncesto del día siguiente y me daba ansiedad. Tenía tanta ansiedad que me costaba dormir. Después de haber sufrido ansiedad y depresión durante bastante tiempo, me di cuenta y aprendí que tengo que cuidar de mí misma”.
Haber vivido momentos de gran responsabilidad a lo largo de una trayectoria y tener una dilatada carrera tampoco son garantía de que no vayan a aparecer estos problemas. Un ejemplo es Andrés Iniesta, que, después de haber sido campeón de la Liga de Campeones con el FC Barcelona, jugador fijo en la selección española y una figura reconocida a nivel mundial, también atravesó un periodo de depresión, como reconoció en un documental sobre su vida. Con 25 años, llegó a decirle a su madre que si podía acostarse por la noche al lado de ella en la cama. “No comía. Estaba triste, sin vitalidad”. Un problema que se agravó con la muerte de su amigo, el también futbolista Dani Jarque. Otro triunfador, el surfista Gabriel Medina, tres veces campeón del mundo, ha decidido tomarse un descanso indefinido: “Voy a dedicar un tiempo a recuperarme física y mentalmente. La salud mental es muy importante. Necesito estar al 100% mentalmente para volver a competir”.
Lo que empezó como algún caso aislado, en los últimos tiempos se está convirtiendo en una noticia frecuente. Atrás parece haber quedado la idea de que el deportista era sinónimo de fortaleza y que la debilidad no debía mostrarse porque podía ser utilizada en contra por los rivales. El hecho de que grandes figuras, como la gimnasta Simone Biles, una de las mejores de la historia, renunciara a participar en algunas pruebas durante los pasados Juegos Olímpicos “para concentrarse en mi salud mental y no comprometer mi bienestar”; o que la tenista Naomi Osaka, ex número uno y la deportista mejor pagada del mundo, decidiera retirarse del torneo de Roland Garros, tras ser multada por negarse a dar ruedas de prensa porque le producía “ansiedad”, ha ayudado a que desaparezca el silencio sobre este asunto y que se ponga el foco sobre un problema que hasta hace relativamente poco permanecía oculto.
Alejo García-Naveira, coordinador de la sección de Psicología del Deporte del Colegio Oficial de Psicología de Madrid, explica por qué estamos asistiendo a un incremento de estos casos: “Las capacidades mentales maduran más tarde que las físicas, técnicas y tácticas. Es habitual ver a deportistas con excelentes condiciones deportivas, aunque con falta de madurez psicológica. El entrenamiento mental tiene que formar parte de la preparación de los deportistas: exigencias de la competición, entrenamientos, situación personal, familiar, medios de comunicación, etc. El perfil de los deportistas y las demandas propias del contexto del alto rendimiento y la vida han cambiado; ahora hay más ansiedad y estrés, sobre todo en período de pandemia, en el que se requiere una atención especial”.
El futbolista esloveno del Atalanta, Josep Ilicic, ha tenido que parar ya en dos ocasiones su trayectoria profesional por problemas de depresión
El problema a nivel mental puede manifestarse con tanta virulencia que lo que ha sido el motor de la vida de estas personas, el deporte, puede llegar a producir un fuerte rechazo o ser origen de recuerdos muy negativos. Es el caso de la guardameta canadiense Stephanie Labbe, medalla de oro con su país en Tokio, una de las tres finalistas al último premio The Best, que concede la FIFA a la mejor en su posición en 2021 y que ha hecho público que se retira por agotamiento mental. “El fútbol ha causado algunos de los momentos más oscuros de mi vida”, ha llegado a confesar. El baloncestista Alex Abrines reconoció la depresión que sufrió estando en la meca de cualquier jugador, la NBA. Así contó lo que sentía al ver una cancha de juego: “Empezaste a darme miedo. No te podía ni ver. Incluso llegué a odiarte. Solo quería huir de ti”. Hay casos en los que incluso con ayuda específica cuesta encontrar remedio. El futbolista esloveno del Atalanta, Josep Ilicic, ha tenido que parar ya en dos ocasiones su trayectoria profesional por problemas de depresión. Su entrenador, Gasperini, ha declarado que “la cabeza es una jungla, es difícil hasta para los psicólogos, imagínense para nosotros. Los médicos no nos dan respuestas, menos puedo darlas yo”.
La idea, muy extendida, de que los deportistas de élite son unos afortunados porque tienen dinero y éxito, dificulta que la opinión pública entienda que también puedan sufrir estas patologías. García-Naveira señala que “los deportistas son humanos y no máquinas. En estos casos concretos, su historia personal y familiar te indican que han crecido en contextos fuera de lo habitual, ya sea por problemas o sobreexigencias. Y llega un momento en el que tu cuerpo y mente te dice basta, se rompe. Se mira por el rendimiento, pero a veces se olvida a la persona”.
La aparición de referentes en ámbitos como el deportivo que reconocen tener problemas de salud mental puede ayudar a cambiar los prejuicios que una parte de la sociedad sigue teniendo sobre este tema. García-Naveira señala que “sigue habiendo cierto tabú en general con eso de ir al psicólogo o contar lo que a uno le pasa. Es una cuestión cultural, que poco a poco se va superando. Ir al psicólogo es algo normal, y no se requiere estar mal para ello. Te puede ayudar a mejorar el rendimiento, la consecución de objetivos, desarrollar el talento, reducir los tiempos de maduración psicológica, crear equipos de alto rendimiento, etc. Hay otras culturas como la latinoamericana que están más concienciados e integrados. Tal vez lo raro es no ir al psicólogo en estos casos”.
Cabe preguntarse si hay algunos condicionantes personales que provoquen que algunos deportistas sean más propensos a sufrir este tipo de problemas. El psicólogo considera que “hay deportistas excesivamente perfeccionistas, exigentes, con baja tolerancia a la frustración, con altos rasgos de ansiedad, inestables emocionalmente, e incluso, con alguna psicopatología encubierta o no diagnosticada, etc., y con un entorno que tampoco les ayuda (entrenadores, familiares, etc.). A pesar de todo tienen un alto rendimiento, aunque no pueden sacar todo su potencial, y en ocasiones se rompen emocionalmente o por lesión, y dicen basta”.
La aparición de referentes deportivos que reconocen tener problemas de salud mental puede ayudar a cambiar los prejuicios que se tienen sobre el tema
Es inútil ignorar una realidad que padecen muchos profesionales del deporte, y conviene saber, pensando sobre todo en los miles de niños y jóvenes que empiezan en el deporte, qué se debe hacer para intentar evitar estos problemas y cual sería la solución en el caso de padecerlos. García-Naveira señala que “es normal sentirse mal, estresado o bajo de ánimos”, pero si ese sentimiento “se mantiene en el tiempo o es extremo, hay que buscar ayuda urgentemente en un profesional del área de la salud mental”. Su consejo es contactar con el médico para que durante un tiempo trabaje al unísono con un psicólogo clínico. “Se requiere de un equipo interdisciplinar de trabajo. En ocasiones se necesita un médico, para estabilizar la situación y medicar; un psicólogo, para realizar una intervención psicológica; un nutricionista, para que llevar una correcta alimentación; y un fisioterapeuta, para tratar lesiones asociadas o cuidado muscular. En este caso, los psicólogos clínicos, desde un proceso de evaluación-intervención, aplican diferentes estrategias y técnicas psicológicas para buscar la mejora del deportista que puede sufrir alguna psicopatología o trastorno de la salud mental”, explica.
Hasta hace no mucho, cualquier deportista que sufriera problemas de salud mental no encontraba en quién verse reflejado, no tenía referentes. Ahora eso está cambiando, lo que supone un estímulo para que estas personas puedan abrirse y buscar ayuda. “Ese tipo de declaraciones son muy importantes porque dan visibilidad a un problema silenciado como es la salud mental. Los motivos para contarlo pueden ser varios: necesidad de compartir, agotamiento… Pero hay que tener valentía y voluntad de liderar un problema a voces. Es evidente que hay deportistas que ven una luz en el camino al oír las declaraciones de compañeros en la élite hablando de lo que están viviendo”, explica el profesional de la psicología.
Viendo la importancia que está adquiriendo la salud mental en el desarrollo de un deportista, parece clara la necesidad de que el entrenamiento psicológico esté tan presente en su actividad como el físico, el técnico o el táctico. García-Naveira da su receta ideal de cómo debería ser la preparación: “Tendría que incluir entrenamiento integral (físico, técnico-táctico y psicológico), entrenamiento integrado (integrar estas variables al propio entrenamiento), entrenamiento invisible (hábitos saludables, cuidarse fuera de los entrenamientos), carreras duales (compaginar el deporte y los estudios) y entrenamiento neuropsicológico (entrenamiento del cerebro), entre otros. Todavía nos queda bastante por progresar, para mejorar el rendimiento deportivo y cuidar la salud de los deportistas. Pero vamos evolucionando y mejorando”.
Al final, más allá de éxitos, derrotas, dedicarse a una cosa o a otra, el qué dirán y el qué esperan de ti, lo mejor sea quedarse con la idea que expresa Irene López: “Lo importante es que tú estés bien con la persona que eres, aceptarte como eres, quererte, y saber que todo lo que hagas lo estás haciendo con la conciencia tranquila”.
“Tengo todo lo que siempre soñé. Soy el hombre más afortunado del mundo, pero no soy feliz. Mis amigos trabajan ocho horas al día picando piedra, no tienen dinero y son más felices que yo. ¿Qué me pasa?”. El autor de estas palabras es Sergi Darder, futbolista del Espanyol, en una entrevista al
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Ricardo Uribarri
Periodista. Empezó a cubrir la información del Atleti hace más de 20 años y ha pasado por medios como Claro, Radio 16, Época, Vía Digital, Marca y Bez. Actualmente colabora con XL Semanal y se quita el mono de micrófono en Onda Madrid.
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