1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

GUILLEM MARTÍNEZ

“Fabricar belleza es una protesta. La protesta”

Esther Peñas 11/09/2021

<p>El periodista Guillem Martínez.</p>

El periodista Guillem Martínez.

Cedida por el entrevistado

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

Entre socarrón y brillante, allí donde escampa pero aún queda lluvia en el cuerpo, su estilo ha ido conformando un espacio vital habitado por la reflexión, la perplejidad, la rabia, la necesidad de no engañarse y la búsqueda de un interlocutor (un tú que escuche y no solo que comparta sino también que se incomode). Le dio nombre, Los domingos, y lo hace vibrar dominicalmente en CTXT en forma de artículos de… ¿opinión? El editor y crítico Ignacio Echevarría ha seleccionado un puñado bien generoso de ellos para la editorial Anagrama, con ese mismo nombre, Los domingos. Hablamos, claro, del periodista Guillem Martínez (Cerdanyola del Vallés, 1965).

¿Los domingos es un día que pide leer, más que escribir?

La c).

Cuando leyó la antología que preparó Ignacio Echevarría de sus artículos, ¿qué le sorprendió?

En primer lugar, su precio. Ignacio me pidió que, a cambio de su selección e introducción, le invitara a un restaurante en el que, por lo que vi en su web, debían de servir pájaro bobo, T-Rex u otros animales en serio peligro de extinción. Como comprenderá, me inventé un dolor lumbar, que desde entonces me acompaña, para escaquearme del asunto. En segundo lugar, me sorprendió la organización filológica de los textos. Ignacio buscaba que los textos explicaran al lector cómo la sección evolucionó, de unos textos más largos a otros más cortos, incluso mínimos, y con otra idea biográfica, más depurada. Le rogué que sacara unos cuantos de esos textos largos. Que (soy un genio) son los que Jorge Herralde me explicó que le gustaban más. Lo que es un indicativo del criterio de Ignacio, y del descriterio mío. En tercer lugar, me sorprendió el sentido biográfico que organizó Ignacio. El libro es, en ese sentido, también una biografía en postales. Las biografías, de hecho, son postales. Inconexas. Ignacio, por último, aportó, construyó un volumen, y no otro, de Los domingos, con gran empaque literario, diría, aportando, de entre todas las lógicas posibles, una concreta, sólida. Hay una idea de literatura, de belleza y de desasosiego, identificada y potenciada por el editor. Cuando escribes, nunca acabas de saber si haces un túnel o un pozo. Ignacio, el editor, ha creído en el túnel. Igual sí que tendríamos que ir a ese restaurante. Es imposible no querer a ese hombre. 

La verdad es un valor al alza. No se puede salir a la calle sin que te caigan varias en la frente

Del ingente caladero temático, ¿cómo escoge el asunto del que va a escribir?

Por su anti-asunto. Por el sitio imprevisto al que preveo llegar. No es un libro de un autor al que le pasan cosas curiosas, de esas que les pasan a los autores, esos seres magníficos a los que no paran de pasarles cosas. Eso no sucede porque no soy autor, sino periodista. Y porque los hechos, lo narrado en esas historias, son reconocibles porque son universales, si bien conducen a su opuesto. O, al menos, hacia un punto no esperado, o no presumible, en el que –la intención es esa, al menos– se produce un momento de sorpresa y de perplejidad. Una bofetada. Es la ventaja de envejecer. Comprendes que un momento biográfico, una vivencia anterior, una lectura anterior, un hecho anterior eran, precisamente, lo que escondían. Lo que en ocasiones ocasiona temblores. Lo que resignifica los hechos y, en ocasiones, los hace explosivos. La vida son mensajes, crueles, en una botella, que te lanzas a ti mismo, a tus yo del futuro, aunque no lo sepas. La vida, en general, carece de instrucciones, y uno no sabe esas cosas hasta que es demasiado tarde. En ese sentido, yo le he hecho trampas a la vida. Se le pueden hacer muy pocas. Y una de ellas es escuchar a las personas mayores que tú, las pocas veces en las que esos mamones dicen algo en serio. En general, y gracias a ello, he ido sabiendo cosas de la vida diez años antes de su inauguración. Lo que, por otra parte, no evita el desastre, pero permite saborearlo. Permite ser un gourmet de tus propios desastres. Todo el mundo tiende al desastre. Hasta Letizia I, a la que aparentemente le va todo mejor que bien.

Que vivamos en un momento en el que la verdad sea un valor a la baja, ¿cómo afecta al periodismo? ¿Y al ser humano?

La verdad es un valor al alza. De hecho, cada día hay más verdades y más cotizadas. No se puede salir a la calle sin que te caigan varias en la frente. Lo que fastidia, pues la verdad tiene, últimamente, forma de ladrillo. Hay tantas verdades incuestionables vibrando que la vida ya es la Teoría de Cuerdas de la Verdad. Todo es verdad. Y, más aún cuando es sentimiento, algo más importante que la verdad. Y eso, en efecto, afecta al periodismo –y, por lo mismo, al ser humano– haciéndolo más tonto que Pichote. Pichote, y esto es importante para entender el presente, era un personaje del siglo XVII madrileño que estaba tan fascinado con su polla que se la cortó, se la puso en un pote con vinagre, e iba por ahí, exhibiéndola. Pichote, su forma de exhibir la verdad, le convierten en un personaje de rabiosa actualidad. San Pichote debería ser festivo. En nuestra época, el Antropopichotismo, la transformación en verdad de objetos sin importancia alguna, afecta a la capacidad del periodismo y del ser humano para discernir, ya no entre la verdad y la mentira, sino entre lo cierto y falso, o entre lo mejor y lo peor. O entre el culo y las témporas. Todo ello impide la inteligencia. Esto es, la libertad. 

La brutalidad no se puede traducir. Mi trabajo consiste en seguirla por la calle, como un viejo verde

Marx ya habló del fetichismo de la mercancía, usted retoma el asunto en uno de sus textos. ¿Cómo es posible que no nos agote convertirnos en empresa, en mercancía, en producto?

Pues a mí me agota, me extenúa ser una mercancía. Uno de los hechos más impactantes de mi vida, y sin duda el más turbador, fue descubrir, muy pronto, que yo no era yo, sino que era una mercancía, y que era identificado como tal. Vender mi cuerpo –en fino, mi capacidad de trabajo; que no es otra cosa que vender tu cuerpo–, y ser reconocido y evaluado por lo que gano o no por ello es, sencillamente, inhumano, además de agotador. No creo que nos acostumbremos nunca a ser mercancías. Sólo lo consigue algún santo o algún psicópata. 

Esa “brutalidad” que tanto nos cuesta ver, que tan próxima nos queda, ¿en qué se traduce?

La brutalidad no se puede traducir. No tiene paralelos. Es como la albahaca, pero al revés. No pudiéndose traducir, sí que puede invisibilizarse. En términos generales, la brutalidad es el poder. Vive en instituciones, desde donde se desparrama en forma de invisibilidad. Mi trabajo consiste en seguirla por la calle, como un viejo verde. Pero, y aquí viene lo cachondo, en tanto que invisible, la brutalidad puede vivir en tu propia casa. O en tu bolsillo. Mire, ahora mismo ha pasado entre nosotros, zas.

De las costumbres que han ido modificándose, sé (como todo lector suyo) que le aterra la posibilidad de “perder la costumbre de la cena” pero ¿cuál de ellas estaría encantado de ver mutar o desaparecer?

Que te traigan la cuenta después de cenar. Y más si vas con Ignacio. 

¿Merece la pena (o la alegría) “el gesto de la decisión de que nada vale nada”?

Esa frase está extraída de un texto de mi libro, por lo que habrá que preguntarle su significado a ese texto. No la recuerdo, pero no debe ser una frase literal, sino que está al servicio de, supongo, un plan. En general, los textos del libro tienen la estructura del soneto. Un ir creando para, luego, llegar a un sitio. El libro sería prosa poética si no fuera por elementos que aproximan la cosa a un campo de minas. La poesía en prosa es algo ilimitado, como demuestra José Martí. Y seriamente limitado y condenado a sí mismo, como demuestra José Antonio. Martí y J.A. son la cara y la cruz del género en castellano. En casa somos muy de Martí y de los campos minados.

¿Por qué resulta “absurdo” hablar de memoria colectiva?

Se trata de una brutalidad invisibilizada de esas. Hay que visualizarla, dejarla en pelotas. Y observar que está repleta de cicatrices. Por lo general, la memoria colectiva suele ser un ejercicio de Estado, ese pollo que, fundamentalmente, provoca cicatrices. La memoria individual, siendo otro invento parecido, es decir, también falso, se gestiona de otra manera. La memoria es imaginación. Del recuerdo de un caballo y de un hombre nace un centauro. Recordar es, por tanto, fabricar centauros, o enfrentarte al hecho descorazonador de que nunca viste un centauro, sino un hombre y un caballo. Y que tenían sentido. Un sentido turbador e inesperado. Mayor que haber observado un centauro. 

¿Se puede vivir sin belleza?

La mayoría de la humanidad lo hace. Otro alto porcentaje la confunde con otros atributos. Es lo que a Imelda Marcos le pasaba con los zapatos. La belleza es lo contrario a Imelda Marcos, la esposa ideal del señor Pichote. Es diversa, inaudita, radical. Y punk. Una gamberra. La reconoces cuando la ves, la escuchas, la tocas, o la lees. Si pasa por tu espalda, lo sabes. Verla de frente ya no tiene palabras. Es una castaña en toda la frente, que te impide, en primer lugar, pensar. Y, luego, te permite pensar mejor. Es posible vivir sin belleza, pero duele mucho. Cuando produces belleza, el día que lo consigues, produces una verdad mayor que la verdad, y eso es como para irte a cenar fuera y volver a casa dándole patadas a una lata. No hay nada comparable a fabricar belleza. Justifica una vida. Y no me estoy pasando. Te aleja de ser mercancía. Es una protesta. La protesta.

(Con cierta retranca, como la del artículo a este respecto:) ¿Con el comunismo se vivía mucho peor?

El comunismo fue una pesadilla en el Este. En Oriente, ni te digo. En Occidente fue una región de la belleza, esa rebelde. El capitalismo actual, el neoliberalismo, es una suerte de comunismo de Oriente. Sólo tienes acceso a determinados artículos, servicios y derechos si perteneces al partido. Lo divertido es que no hay partido. Ese partido está en tu cabeza. Y en tu cuenta corriente. Lo sorprendente es que sea más importante lo de tu cabeza que lo de tu cuenta corriente. O, al menos, he visto pobres de rigor comportándose como miembros del Politburó de ese partido, y exigiéndote una autocrítica. 

He hecho, hago, Los domingos, un compromiso intenso conmigo, y un intento de descripción de una realidad más profunda y oscura

Sin llegar al extremo de dormir con él cogido de la mano, ¿cómo reconocer a un muerto?

Esa me la sé. Los entierran, los queman, o los llevan al CSI. Lo divertido, lo fascinante, y lo dificultoso, es reconocer a los vivos. Yo soy muy malo en eso. Cuando encuentras a uno es un festival, el germen de la amistad o del amor. Una persona viva es el germen de todo. Todo el mundo debería tener una en casa, en vez de masa madre o máquina de remo. 

“La felicidad se parece a la infelicidad en que está donde menos se la espera”. Para usted, ¿qué territorio (anímico, geográfico, espacial) se aproxima más a ese estado de gracia?

Los cuerpos.

Camba, Wenceslao Fernández Flórez, Umbral, Pla, Larra, Sánchez Ferlosio… de entre los articulistas patrios, ¿por cuál de ellos siente especial querencia?

Ferlosio come aparte. Angulas de Aguinaga mutantes. Y Larra condensa a todos los que usted cita. Como todos los periodistas, incluido aquí el menda, Larra tiene sus momentos plomizos, de obsesión, de reiteración, de lío, de autoplagio. Pero asume a los otros. Y los supera, en tanto es el primero, el que tenía menos herramientas, y el que las tuvo que inventar. Lo que nos permite a todos ser más libres y chulos. Por ejemplo, Larra utiliza el humor para explicar lo sórdido, o apuesta por lo irreal para explicar lo real cuando es inexplicable, dramático, tormentoso. En ese sentido, sus últimos artículos son la pera. Su vida –es decir, también su muerte; de un tiro, de puro desánimo ante la imposibilidad de regeneración política en España, ese llenapistas, esa constante– explica un gaje del oficio que, si lo tienes, te impide la indolencia, tu subasta pública, y con ello, me temo, tu acceso a la primera y segunda residencia: tomar partido, por ningún partido, en la realidad que describes. Lo que mola. Pero que suele conducir a impregnarte de lo que describes, lo que mola mucho menos, porque suele comportar cierta desesperación. Eso último, gracias al precedente de Larra, y a su ensayo de solución con una pistola, lo tengo solventado. A través del concepto de lo urgente y de lo importante. Suelo pasar de lo primero. También he cultivado cierto desapego. En términos políticos, España, Cataluña, Sudán, Estados Unidos, las Islas Feroe no me duelen, en tanto son irregenerables y valen su peso en guano, que es el nombre fino y caro de la mierda. Hay que describir la política, pero sin formar parte de ella, sin ser una región de una institución, y sin creer que la política conduce, por lo común, a algún sitio propio que no sea ella. Los caminos que van a algún sitio, de hecho, están alejados de la política. Es la vida colectiva y la privada, esos hechos políticos. Un torrente que, en ocasiones mágicas, impregna la política –un poco menos a la empresa, esa otra política–, y la acojona, o la avergüenza, y produce cambios. Sucede más veces de lo que uno cree. Que no nos disparen en la cabeza es una prueba. Para evitar la solución ideada por Larra, también he hecho, hago, Los domingos, un compromiso intenso conmigo, y un intento de descripción de una realidad más profunda y oscura, incluso, que la política. Me limpia. Y me ensucia, con otros materiales, inquietantes, pero míos.

¿El último libro que le ha emocionado?

Los tres cerditos, explicados por mamá.

Entre socarrón y brillante, allí donde escampa pero aún queda lluvia en el cuerpo, su estilo ha ido conformando un espacio vital habitado por la reflexión, la perplejidad, la rabia, la necesidad de no engañarse y la búsqueda de un interlocutor (un tú que escuche y no solo que comparta sino también que se...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autora >

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí