1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

Kristen Ghodsee / profesora de estudios de Rusia y Europa del Este

“Cuando los hombres contribuyen de manera más justa al trabajo doméstico las parejas tienen más sexo”

Nuria Alabao 15/10/2019

<p>Kristen Ghodsee.</p>

Kristen Ghodsee.

Alina Yakubova

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

Como antropóloga especializada en Rusia y Europa de Este, Kristen Ghodsee lleva toda su vida investigando cómo era la vida al otro lado del telón de acero. También, lo que para algunos apologetas de la libertad de mercado y del capitalismo en vena resulta no solo incomprensible, sino una aberración: que mucha gente que vivió en esos países socialistas los añora. Al menos, algunos aspectos de la vida en ellos. Y esta “nostalgia roja”, como la llama, tiene una clara declinación de género: los mayores recursos públicos empleados en tejer una red de seguridad alrededor de la maternidad y la crianza proporcionan autonomía e independencia a las mujeres. Lo que ya sabemos, que el gasto público social mejora sobre todo la vida de ellas se complementa con otra afirmación algo más sorprendente: que esas mujeres también estaban más satisfechas sexualmente. Para explicarlo, ha escrito un libro que precisamente se titula Por qué las mujeres disfrutan más del sexo bajo el socialismo (y otros argumentos a favor de la independencia económica) (Capitán Swing), donde se habla de placer sexual pero en relación con el resto de nuestras vidas.

Me gustaría empezar por el título del libro.

Mi argumento es antiguo y se remonta a los socialistas del siglo XIX. Personas como August Bebel, Friedrich Engels, Clara Zetkin y Alexandra Kollontai teorizaron sobre los derechos de las mujeres –y algunos desarrollaron temas como el amor romántico o las relaciones sexuales–. Básicamente decían que cuando la sociedad pone toda la carga del cuidado infantil en las mujeres, sin darles oportunidades para su educación o para cualquier tipo de capacitación profesional, las obligan a ser dependientes de los hombres, y esa dependencia va a generar una situación por la que las mujeres mismas se van a convertir en un tipo de mercancía. Sin embargo, a pesar de que los socialistas llevan hablando de estas cosas más de ciento cincuenta años, el problema no ha desaparecido. Si nos fijamos en casi todos los países capitalistas avanzados del mundo, las mujeres todavía están luchando por encontrar el equilibrio entre trabajo y familia.

Mi argumento es, por tanto, muy simple pero importante: cuando las mujeres son capaces de atender sus propias necesidades materiales y las de sus hijos –y estoy hablando también de una red de servicios públicos que socializa parte del trabajo de cuidados que las mujeres hacen criando a la siguiente generación–, esto automáticamente les permite relaciones más igualitarias con los hombres, lo que se traduce en más igualdad en la cama. Las mujeres que son independientes tienen la posibilidad de dejar las relaciones abusivas, no saludables o insatisfactorias sin miedo, y esto lleva a los hombre a comportarse mejor en todos los ámbitos.

Demuestra esto citando datos de algunas investigaciones que se hicieron en los países socialistas sobre satisfacción sexual y también sobre valores en relación al sexo. ¿Qué nos dicen esas encuestas?

Sí, hay algunas pruebas empíricas concretas detalladas en el libro que demuestran, particularmente en el contexto de Alemania Oriental y Occidental, que las mujeres de Alemania Oriental decían tener niveles mucho más altos de satisfacción sexual que las mujeres de Alemania Occidental. Claro que están basadas en percepciones subjetivas, pero me sigue pareciendo que es útil y explica cosas, y los datos son realmente sorprendentes.

las mujeres de Alemania Oriental decían tener niveles mucho más altos de satisfacción sexual que las de Alemania Occidental

Por ejemplo, una encuesta encontró que en Alemania Oriental el 73% de las mujeres y el 74% de los hombres querían casarse. En contraste, el 71% de las mujeres en Alemania Occidental deseaba el matrimonio, pero solo el 57% de los hombres allí querían lo mismo, una diferencia de catorce puntos. Una encuesta diferente sobre experiencias sexuales descubrió niveles mucho más altos de disfrute de las relaciones sexuales entre las mujeres de la RDA. Cuando se les preguntó si su última cita les había dejado satisfechos, el 75% de las mujeres –y el 74% de los hombres– dijeron que sí, en comparación con el 84% de los hombres y solo el 46% de las mujeres de Alemania Occidental. Finalmente, se pidió a los encuestados que dijesen si se sentían “felices” después del sexo. Entre las mujeres de la RDA, una amplia mayoría –el 82%– estuvo de acuerdo, mientras que entre las occidentales solo el 52% dijeron sentirse felices, prácticamente la mitad se sentían más bien infelices.

¿Cómo se relacionan disfrute de la sexualidad y tareas reproductivas?

Hay también algunos estudios que muestran que las parejas que comparten las tareas domésticas o las responsabilidades de cuidado infantil de forma más equitativa tienden a tener más sexo. No estoy segura de si están teniendo mejor sexo, pero parecen tener más. Por ejemplo, un estudio de 1.338 parejas alemanas heterosexuales que habían estado juntas durante un promedio de diez años (el 69% de los cuales estaban casados) demostró que la percepción de mayor equidad en la división de las tareas del hogar condujo a menor resentimiento dentro de la relación. Según los investigadores, “los resultados nos dicen algo muy claramente: cuando los hombres contribuyen de manera justa al trabajo doméstico, la pareja disfrutará de más sexo y de sexo más satisfactorio en el futuro”.

Entonces, tiene sentido que si hay una provisión pública de cosas como educación infantil habrá menos presión en las relaciones heterosexuales y menos resentimiento entre las parejas.

En el libro explica el caso de Polonia, donde el Estado socialista llegaba a financiar los sexólogos. ¿Cómo era allí la concepción de la sexualidad?

Mi colega Agnieszka Kościańska ha realizado una extensa investigación sobre sexualidad polaca y ha demostrado que el Estado socialista apoyó el estudio holístico de la sexualidad a pesar del contexto religioso conservador católico. Cuando las personas tenían problemas sexuales, no se solucionaban a base de medicamentos o tratándolas como cuerpos disfuncionales, como sucede en los países capitalistas. En cambio, la visión marxista de la sexualidad humana creía que las ideas sobre el buen y el mal sexo surgen de las relaciones de producción. La economía y la sociedad tienen un impacto directo en el dormitorio, y por lo tanto, cualquier comprensión de los problemas sexuales necesitaba contemplar a toda la persona, incluida sus creencias espirituales. Era una forma de pensar sobre las relaciones sexuales increíblemente progresista y humana. Además, Polonia tuvo una excelente educación sexual para niños y derecho al aborto a pesar de la influencia de la Iglesia Católica. Hoy vemos que la Polonia católica es mucho más regresiva en términos de los derechos reproductivos de las mujeres de lo que fue durante el socialismo.

En condiciones de austeridad, los programas públicos para aliviar las cargas de las mujeres en el hogar son lo que primero se recorta

¿Qué sucede con la llegada del capitalismo en la vida de las mujeres de esos países?

Después de 1989, se da una privatización de muchas empresas. Con ello llega el desempleo masivo y mucha austeridad, ya que se recortan los presupuestos, y en esta transición económica, las mujeres son expulsadas deliberadamente de la fuerza laboral. Porque una de las formas en que los Estados intentaron reducir el número de desempleados es diciendo que las mujeres deberían ser amas de casa, que es su responsabilidad natural, tener bebés y cocinar comidas para sus maridos. Entonces, hay un táctica deliberada de los gobiernos para dificultar que las mujeres encuentren trabajo fuera del hogar. Extendieron las licencias de maternidad pero dejaron de pagarlas (o pagaron menos que antes) y eliminaron la protección laboral. En muchas ocasiones, las mujeres abandonaron la fuerza laboral y no pudieron regresar. Esto hizo que las mujeres dependieran económicamente más de los hombres, lo que implicaba que tenía más sentido encontrar un marido rico que un hombre que realmente amabas o por el que sentías atracción.

La revolución rusa implicó para las mujeres la adquisición de una serie de derechos: aborto, acceso al trabajo, una ideología más libre respecto al disfrute de la sexualidad… Sin embargo, con el cierre autoritario estalinista que marca el fin de la revolución, algunos de estos derechos adquiridos se pierden. ¿Por qué?

Rusia en 1917 y la Unión Soviética en las décadas de 1920 y 1930 fueron países muy pobres que no podían pagar la socialización del trabajo doméstico que las mujeres realizaban en el hogar de forma gratuita. En condiciones de austeridad, los programas públicos para contribuir a aliviar las cargas de las mujeres en el hogar siempre son lo que primero se recorta, y no fue diferente en la Unión Soviética. El trabajo de cuidar a los jóvenes, los viejos y los enfermos es algo que los Estados siempre pueden empujar a la esfera privada, y las mujeres han servido como ejército de reserva de trabajo en tiempos de necesidad. Los derechos de las mujeres son, por lo tanto, lo primero que desafían los líderes conservadores. Al decir que el lugar de una mujer está en el hogar pueden ahorrar mucho dinero del presupuesto y usarlo para comprar más pistolas.

En el caso específico de Stalin, concentró todos los recursos de la URSS en financiar una industrialización acelerada, pero sacrificó muchísimo más que los derechos de las mujeres.

También habla en el libro de la progresiva mercantilización de las relaciones (sexuales y afectivas) en el capitalismo. ¿Cómo está relacionado esto con la emancipación femenina?

El capitalismo contemporáneo contempla la atención humana, el afecto y las emociones como mercancías que se pueden comprar, vender o alquilar en los mercados con precios determinados por la oferta y la demanda. Aplicaciones con fines de lucro como Tinder o Parship han comercializado el coqueteo y las citas. Sitios web como seeking.com o rentafriend.com animan a los usuarios a contemplar lo que alguna vez fue el don de la compañía o la amistad como servicios para clientes que pagan. Tanto hombres como mujeres debemos reivindicar nuestro tiempo y atención para que continúen existiendo fuera de un marco de mercado. Cada uno de nosotros debería ser el dueño soberano de nuestras emociones y afectos, en lugar de esclavos de la economía de la atención. A medida que nuestras sociedades se vuelvan más atomizadas y solitarias, la conexión humana se convertirá en una mercancía cada vez más valiosa. Más personas se encontrarán obligadas a vender su capacidad emocional a extraños en lugar de usarla con sus propios amigos y familiares.

A medida que nuestras sociedades se vuelvan más solitarias, la conexión humana se convertirá en una mercancía más valiosa

Vemos un buen ejemplo de esto en las mujeres rumanas y ucranianas que se preocupan por las personas mayores en Italia. Ahora existe una aflicción común llamada “síndrome de Italia”. Mujeres que gastan tantos cuidados y atención en los ancianos de los que se ocupan en otros países como empleadas domésticas que regresan a sus países de origen incapaces de sentir ninguna emoción por sus propios hijos y familias. Están completamente drenadas de todo afecto porque han vendido todo en el mercado.

Explica que entre la Alemania Occidental y Oriental hubo diferencias después de la II Guerra Mundial y cómo los diversos modelos adoptados en relación a los derechos económicos de las mujeres tienen relación con las mayores tasas de natalidad que se dieron en Alemania Oriental.

Alemania Oriental y Occidental sufrieron una grave escasez de mano de obra después de la II Guerra Mundial porque muchos hombres habían sido asesinados, pero usaron distintas soluciones para reconstruir sus economías. Como Alemania Occidental obtuvo dinero de los Estados Unidos a través del Plan Marshall, podían permitirse enviar a sus mujeres a casa para tener bebés y ocuparse de la cocina. En Alemania del Este, el trabajo de las mujeres era necesario para reconstruir la economía, pero también necesitaban que las mujeres tuvieran más hijos. La solución de Alemania Oriental fue socializar el trabajo doméstico a través de la construcción de jardines de infancia, guarderías, cafeterías públicas y comunales, lavanderías para que las mujeres pudiesen combinar más fácilmente el empleo y el trabajo reproductivo. Los alemanes orientales permitieron que las mujeres fueran económicamente independientes de los hombres, incluso si tenían hijos. A fines de la década de 1980, aproximadamente una cuarta parte de los niños nacieron de madres solteras. A la larga, esto posibilitó a las mujeres más libertad para tener hijos cuando querían y seguir trabajando como madres.

Y hoy, ¿por qué cree que en muchos lugares asistimos a una involución respecto a los discursos públicos sobre las mujeres, en relación a la emergencia de la extrema derecha? ¿Qué significa el hecho de que existan un Bolsonaro y un Trump?

A menudo se atribuye una cita a Lenin: “El fascismo es capitalismo en decadencia”. El resurgimiento actual de la extrema derecha es un efecto secundario de la crisis financiera mundial y los problemas del capitalismo tardío. Más bien hay que reconocer las contradicciones inherentes del sistema económico y su insostenibilidad a largo plazo, líderes como Trump y Bolsonaro desvían la atención de los efectos del capitalismo hacia las mujeres, minorías y extranjeros: una táctica fascista clásica.

Creo que nuestra forma actual de capitalismo se está desmoronando y necesitamos tener un plan para el futuro o nos deslizaremos hacia el tipo de plutocracia cuasi fascista en la que me temo que se está convirtiendo Estados Unidos. El pasado socialista puede proporcionarnos algunas ideas sobre cómo crear un economía que funciona para más personas que solo el 1% superior. No hay duda de que debemos rechazar los aspectos negativos del socialismo de Estado del siglo XX. Pero había algunas políticas e ideas que podemos rescatar y utilizar para ayudarnos a enfrentar los desafíos únicos del siglo XXI.

Ya está abierto El Taller de CTXT, el local para nuestra comunidad lectora, en el barrio de Chamberí (C/ Juan de Austria, 30). Pásate y disfruta de debates, presentaciones de libros, talleres, agitación y eventos...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autora >

Nuria Alabao

Es periodista y doctora en Antropología Social. Investigadora especializada en el tratamiento de las cuestiones de género en las nuevas extremas derechas.

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

3 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. Manuel

    Bueno también podría titularse a la inversa, "Cuando hay mas sexo los hombres contribuyen de manera más justa al trabajo doméstico" creo que ademas es mas próximo a la realidad, las mujeres utilizáis el sexo para conseguir vuestros fines, la que puede claro, siempre hay excepciones que confirman la regla, y a manipular no hay muchos hombres que os ganen, salvo algún político de esos corruptos que tantos tenemos en España, en fin....

    Hace 4 años 5 meses

  2. Asier

    “Cuando los hombres contribuyen de manera más justa al trabajo doméstico las parejas tienen más sexo” Ni de coña! Generalizar es lo mas absurdo que se puede hacer en un articulo o un libro. Una pareja tiene mas sexo o menos sexo independientemente de un factor tan aleatorio como las labores domesticas. En mi caso, los dos hacemos las tareas del hogar conjuntamente, y a parte trabajamos fuera de casa muchas horas. y es este segundo factor el que evita que no nos sea posible tener mas sexo. Que vergüenza de manipulación.

    Hace 4 años 5 meses

  3. Fernando Giménez Gascón

    Simplemente decir que muchos hombres contribuimos al trabajo domestico desde hace mucho tiempo (tengo 60 años) y no por eso tenemos más sexo, es la última tontería que me quedaba por leer. No es una cuestión de sexos si no de capacidades. Las casas hay que administrarlas y no todo el mundo es capaz sea hombre o mujer. se trata de repartir tareas sin premios. Muchas gracias

    Hace 4 años 5 meses

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí