Tribuna
Por un Madrid feminista, que no deje a nadie atrás
Carolina Alonso / Ana Domínguez Maby Cabrera 12/05/2018
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Hace unos días reflexionábamos con una compañera Espartana de Coca-Cola en Lucha sobre la injusta sentencia de La Manada. Todas sentíamos frustración y rabia, nos parecía que hay una parte de la sociedad, de las instituciones y del sistema judicial que parecen no haber entendido nada, una vez más. Quizás en otro momento de nuestras vidas o de la historia nos habríamos resignado, habríamos llorado en un silencio sin lágrimas. Pero incluso en un momento de flaqueza como ese, nos teníamos la una a la otra. Y pocos días después salimos a la calle junto con miles de mujeres para reivindicar que el cambio feminista que ha llegado a las calles entre también en las instituciones.
Este cambio no es solo un número determinado de manifestantes, no es solo unos rostros de mujeres ocupando cargos y espacios públicos como lo hacemos en los ámbitos de la política, la cultura o el arte. Es un cambio mucho más profundo, que parte del corazón y se contagia como la risa. Cuando hablamos de empoderamiento, utilizamos palabras que no alcanzan para definir el sentimiento que produce en una mujer la sensación de dejar de estar al margen, viendo cómo la vida pasa y los hombres toman las decisiones en un sistema patriarcal; el sentimiento que produce el hecho de sentirse útil, de sentir que tu voz cuenta, de que puedes cambiar las cosas o de que puedes ser madre si así lo eliges y, a la vez, defender tus derechos y decidir que quieres cambiar tu ciudad, tu región o tu país;que puedes vestir como te dé la gana sin que un hombre venga a decirte cómo tienes que hacerlo.
Gracias a este empoderamiento, por el que desde hace siglos llevamos trabajando y peleando las mujeres, y que hoy es más evidente que hace dos o tres años, el cambio tendrá que ser necesariamente feminista, deberá contar con nosotras como motor o, por el contrario, nunca se producirá. Porque cuando las mujeres hemos estado ahí, formando parte de la vanguardia de los procesos de transformación, ha sido cuando todos y todas hemos salido reforzados y victoriosos. El movimiento sufragista en España y en Europa, el papel de las mujeres en los movimientos por los derechos civiles (en los que mujeres como Rosa Parks alzaron su voz con el primer no a la segregación racial en Estados Unidos), así como en el movimiento por la paz... Hemos demostrado una y otra vez que el futuro se construye con nosotras, desde un enfoque feminista que busca la igualdad y el empoderamiento de la mujer frente a un sistema patriarcal que nos oprime y nos engaña haciéndonos creer que no somos útiles.
el cambio tendrá que ser necesariamente feminista, deberá contar con nosotras como motor o, por el contrario, nunca se producirá
Sin embargo, no olvidemos que la libertad de hoy es, siempre, gracias a las luchas de ayer. Esta es una afirmación que las mujeres tenemos muy presente, porque sin la defensa y la creencia de que un mundo más justo era posible, hoy el machismo no sería considerado un problema, sino la normalidad. En la actualidad podemos votar, participar en política, y cada día hay más mujeres que sentimos que nuestra voz cuenta, que nuestras acciones pueden cambiar el mundo. Porque fueron, somos; porque somos, serán. Por eso es tan importante vivir este momento histórico en el que los pilares del patriarcado se estremecen y se derrumban, en el que las columnas que han sostenido un sistema injusto y vil comienzan a caer una por una. Pero es solo un paso más en un camino que tenemos que seguir construyendo.
La vergonzosa sentencia de La Manada, así como las opiniones machistas y retrógradas de uno de los jueces, demuestran que aún falta mucho por recorrer, que el sistema establecido se resiste al cambio feminista, pero la conciencia social y el despertar de la mujer como sujeto político activo del cambio muestran que las mujeres estamos en el camino correcto. Tenemos la victoria al alcance de la mano, pero para alcanzarla necesitamos que cada una de nosotras se apoye en su compañera para alzarse. El incumplimiento del Pacto de Estado contra la Violencia de Género es otro ejemplo de que hay una parte de la sociedad que se resiste al empoderamiento de una mujer que se sabe no solo útil, sino necesaria. Porque, sin nosotras, no hay sociedad, no hay ciudad, no hay país; sin nosotras, no hay futuro.
Afortunadamente, hoy en día sí que contamos ya con muchos ejemplos de mujeres empoderadas. La mayoría de ellas, vinculadas al mundo del trabajo que nos discrimina, nos precariza y nos maltrata: las Espartanas, que no dan su brazo a torcer ante el imperio de Coca-Cola y su incumplimiento de los derechos laborales; las Kellys, mujeres valientes que solo piden lo que es justo, creen en sí mismas y se organizan para que no se vulneren sus derechos laborales y sociales. Pero también existe la lucha de las mujeres anónimas que, una y otra vez, salen a las calles para reclamar una igualdad real. Millones de luchadoras que recorrieron las calles el pasado 8 de marzo, que ya forman parte de la Historia --con la hache mayúscula-- en un movimiento feminista que no para de crecer y de señalar al patriarcado; la lucha de las mujeres trabajadoras que no nos resignamos a cobrar menos, a tener menos derechos.
La exitosa huelga feminista del pasado 8 de marzo, trabajada asamblea a asamblea y sustentada sobre los elementos de encuentro entre mujeres, ha puesto sobre la mesa también que la mujer como sujeto político está lleno de matices, de diversidad y de pluralidad; que el movimiento feminista debe estar ligado a la interseccionalidad y construir desde la diversidad y desde la diferencia, reconociendo las múltiples discriminaciones que sufrimos las mujeres y que se multiplican en nosotras al fijarnos en nuestro componente de raza, clase, orientación sexual o diversidad funcional. Las mujeres de esta candidatura nos reconocemos en ese movimiento feminista interseccional, inspiradas en la lucha de las mujeres negras que trabajaron dentro del movimiento por los derechos civiles para tener voz propia.
el movimiento feminista debe estar ligado a la interseccionalidad y construir desde la diversidad y desde la diferencia, reconociendo las múltiples discriminaciones
Por todo lo anterior, hoy nos levantamos para que la historia del futuro recuerde este momento, cuando las mujeres nos convertimos en la fuerza transformadora de la sociedad, que no se rinde y muestra el camino. A todas las mujeres que nos sucederán les hacemos una promesa, que también es una cuenta pendiente con todas las mujeres que nos han precedido: a partir de ahora nosotras también apareceremos en vuestras cabezas cuando recordéis la historia. Una historia que será feminista, una revolución que será nuestra revolución.
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María Espinosa, Dina Bousselham, Elena Sevillano, Carolina Alonso, Ana Domínguez, Maby Cabrera.
Candidatas a las primarias de Podemos Comunidad de Madrid a la Asamblea de Madrid por el Equipo Errejón.
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