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Putas y otras feministas

Cada vez más trabajadoras sexuales intentan distinguir la prostitución de la trata y reafirman su oficio como un trabajo libre del dominio del hombre

Alba Cambeiro Barcelona , 14/03/2018

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Puta. Hija de puta. Tu puta madre. La palabra puta se ha utilizado históricamente con el propósito de insultar y deshonrar. En el imaginario colectivo, este concepto alude al comportamiento sexual de la mujer, y por extensión, a su dignidad y castidad. Putas son aquellas que viven su sexualidad de una manera liberal, prestándose con facilidad al sexo y al placer, en contra de la moral masculina. Putas son aquellas que rechazan el sexo tradicional heterosexual romántico, las que amenazan la sexualidad masculina dominante. El estigma de la puta no solo se aplica a las trabajadoras del sexo, sino que ha servido como estructura de dominación y herramienta de control para mantener la oposición binaria tradicional de mujer buena/mujer mala, mujer pura/mujer impura. La mujer buena es inocente y comprometida, la mujer mala es la femme fatale, mujer independiente cuya sexualidad es una amenaza para el sistema patriarcal. 

Las trabajadoras sexuales, por esta razón, han sido tradicionalmente demonizadas y marginadas, presentadas como víctimas y a la vez, merecedoras de la dominación masculina. En este sentido, los textos culturales y la industria del mainstream han contribuido a construir el estereotipo de la prostituta como mujer sucia, inmoral, irresponsable, siempre relacionada con el mundo de la noche y las drogas. La prostitución se piensa como un problema social, como institución patriarcal que afecta a las mujeres y que sirve para mantener el rol de la puta como mercancía sexual, como una cosa que da satisfacción sexual al hombre, perpetuando la idea de hombre sujeto y mujer objeto. 

Maggie O´Neill, socióloga inglesa y autora del libro Feminism and Prostitution, Towards a Politic of Feeling, sostiene que la prostitución y la industria del sexo son instituciones profundamente integradas en las estructuras políticas, sociales, culturales, y por supuesto, enraizadas en el capitalismo. Pero la presunción de que toda prostitución es una manera de explotación por aquellos que controlan el negocio (hombres) no siempre se cumple. El significado cultural de la prostitución se relaciona con la trata y el sexo coercitivo, y si bien es cierto que esto existe, no es la norma. 

El grupo de expertos contra el tráfico de personas en el Consejo de Europa (GRETA) presentó un informe en 2013 sobre España, en el que se destaca la imperante necesidad de distinguir trata con fines de explotación sexual por un lado, y prostitución por el otro. En este documento también se critica la aplicación del Convenio en España, ya que el Estado centra su lucha contra la trata de mujeres con fines de explotación sexual, pero deja de lado la trata con otros fines de explotación laboral. Por último, afirma que es erróneo sostener que un 90% de prostitutas sean víctimas de trata, ya que no existen estudios que avalen esta cifra. 

Hoy en día, cada vez más trabajadoras sexuales intentan combatir el significado tradicional de prostitución como sinónimo de trata y lo reafirman como trabajo libre del dominio del hombre. La prostitución independiente es resultado de la iniciativa de muchas mujeres que, siendo conscientes de que su sexualidad puede ser rentable, han hecho uso del orden establecido y le han dado la vuelta a los términos capitalismo patriarcado. Las trabajadoras sexuales se benefician del voyerismo y el capitalismo mainstream de la sexualidad femenina, vendiéndole al hombre el acceso a su cuerpo. Es un trabajo elegido libremente como respuesta a una necesidad económica en el contexto de una sociedad consumista y un marco social heteropatriarcal. El trabajo sexual, abordado desde un punto de vista feminista, deja espacio para el empoderamiento, ya que las mujeres adquieren un sentido de estar en control de sus propios cuerpos y estar en control del encuentro con el cliente. Estas mujeres rechazan el sexo tradicional como dominación masculina y lo utilizan como táctica para desestabilizar el patriarcado. Ellas son una amenaza en tanto que, por el hecho de tener vagina, pueden ganar dinero y ser independientes.  

Las prostitutas, desde el activismo, reafirman la necesidad de descriminalización y regulación de la profesión, y luchan para que el debate sobre prostitución se aleje de los discursos de delito y pecado y se centre en el debate de trabajo y derechos laborales. De hecho, el Estatuto de Trabajadores Autónomos permite que las trabajadoras sexuales se puedan dar de alta como autónomas y acceder a algunas prestaciones. Gloria Poyatos, abogada laboralista y jueza, en el año 2008 se dio de alta como prostituta en la Seguridad Social para demostrar que era legal. En su libro La prostitución como trabajo autónomo, argumenta: “Si el ejercicio libre de la prostitución pertenece al ámbito de la libertad individual de la persona y a su libertad sexual, no existen argumentos racionales, al menos de carácter laico, para omitir su regulación jurídica, dentro de las coordenadas de un Estado Social y democrático de Derecho, donde el trabajo es un derecho y un deber que viene acompañado por la libre elección de profesión u oficio, así como a la promoción a través del trabajo y de una remuneración suficiente para satisfacer las necesidades de los trabajadores y las de su familia, tal y como se enuncia en el artículo 3 de nuestro texto constitucional”. 

En España, muchas trabajadoras sexuales ya han optado por esta opción y manifiestan que cotizar por su trabajo es el comienzo para acabar con el estigma en la profesión. Joana y Pepita son sólo dos ejemplos. 

Joana

Joana empezó en la prostitución porque, debido a sus estudios, solo tenía acceso a trabajos precarios. Trabajó como escort durante 10 años y posteriormente hizo un curso de quiromasaje. Ahora, trabaja en un piso que tiene dado de alta como local comercial, donde realiza sus servicios de masajista erótica. Joana cuenta que se crió en la Mina, barrio gitano y culturalmente muy machista “ahí una puta era lo peor, ya no solo una prostituta, una chica que no se casara virgen ya era una puta. Yo me crié de esa manera, y para llevar el estigma te tienes que reeducar en ese sentido. Lidiar con el estigma es un proceso, de hecho, al principio lo combinaba con trabajos precarios, me prostituía solo cuando no tenía trabajo. Me llegué a sacar un curso de Marketing y Publicidad y encontré un trabajo de administrativa comercial. El problema era que allí las chicas me hicieron bullying, fue un sinvivir. A partir de ahí, dije que prefería el mundo de la prostitución, esto no lo había vivido en ningún piso o en ningún club, allí había mucho más compañerismo”. Afirma que el trabajo sexual la ha empoderado como mujer, y desmiente que las prostitutas se limiten a hacer lo que el hombre dispone. “El filtro que utilizo para escoger a mis clientes es que sean educados, respetuosos, y que no me pidan nada que no me guste hacer, o que simplemente no realice. Eso también es profesionalizarse, yo hago esto y punto”. 

Joana, aparte de su profesión como masajista erótica, es patinadora y participa como stopper en las rutas que organiza la Asociación de Patinadores de Barcelona. También es activista política. Su inquietud se manifiesta asimismo en su defensa por los derechos laborales de las prostitutas “a estas alturas no merece la pena pagar autónomos, pero no cotizar tampoco es una solución, la solución es una cooperativa”. Joana habla de la cooperativa como remedio al problema de los altísimos precios que las prostitutas tienen que pagar para anunciarse en foros, además del precio de la habitación donde trabajar. “Dentro de la cooperativa, mi idea es que haya un fondo para crear un directorio donde nos podamos anunciar todas, así como para alquilar pisos para trabajar. Si nos juntásemos por lo menos unas cincuenta, podríamos crear un fondo a base de unas cuotas bastante asumibles. Lo tendríamos todo cubierto, y no sería un precio abusivo”. 

Pepita

Pepita es la única geisha de Barcelona, prostituta y masajista erótica, se ha formado en el reiki japonés y ha reinventado su servicio aplicando esta disciplina a sus encuentros con los clientes. “Antes de inventar este servicio yo intentaba hacer un servicio de trabajo sexual y amoldarme a lo que se suponía que tenía que ser una masajista erótica. Desde la estética, el comportamiento, el tipo de servicio… todo estaba muy centrado en el cliente, dejándome a mí de lado por completo. Yo no estaba a gusto, teniendo que olvidarme de mí, y despersonalizándome por encarnar algo que yo no era. El reiki me ayudó a reinventar todo mi servicio. Una de las cosas en las que yo estaba en desacuerdo era que estaba todo muy centrado en la genitalidad, la gente venía a descargar sus emociones a través del sexo, entonces vi que con el reiki se podía enfocar de otra manera, en vez de canalizarlo todo a través del sexo, equilibrar el cuerpo y llegar a la sexualidad de otra manera”. 

Saisei-chan (así es como se hace llamar en japonés) participa en mesas redondas y debates sobre la prostitución, y es muy crítica con el feminismo abolicionista que intenta minar a las prostitutas con la culpa. “Para mí es muy extraño un feminismo que engrosa el discurso que permite que las instituciones heteropatriarcales actúen en la vida de las mujeres. Resulta que el feminismo que defiende los derechos de las trabajadoras de Zara a mí me acusa de estar fomentando la trata. Es una cuestión de putofobia de la que se sirve el abolicionismo, esto y que la sexualidad de las mujeres sigue siendo tabú, no se nos ha enseñado a adueñarnos de nuestra sexualidad”. Apunta que la prostitución le ha enseñado dónde estaban las fallas de su educación como mujer, por donde el patriarcado podía manejarla a través de la relación con su cuerpo, en la relación con los hombres y en la relación con ella misma, “precisamente por pasar por una situación de estigma que me llevaba al límite, he tenido que detectar qué era lo que me hacía llegar al límite, y si tenía sentido que yo fuera manipulable. Esto me ha fortalecido muchísimo”. 

Saisei-chan es autónoma desde hace casi dos años, paga una cuota fija más un 20% de IRPF y un 21% de IVA, “yo doy un 41% al estado, un estado que no deja de hacer leyes contra de mi colectivo. Invierto en lo público para que las personas que me discriminan y estigmatizan puedan tener sanidad y educación públicas, y esto es algo que se olvida”. Pepita es además licenciada en Filología Francesa y actualmente está estudiando Psicología a distancia. “Para mí, ejercer como psicóloga de trabajadoras sexuales sería lo que le daría sentido a mi vida. El problema es que me tengo que amoldar al código deontológico y el reiki es una práctica que no está reconocida por la Escuela Oficial de Psicólogos, y a mí me resulta mucho más efectivo hacerle un tratamiento reiki a una persona que hablar durante no sé cuánto tiempo. Quizás el título me sirve para tener una autoridad, poder decir que sé de lo que estoy hablando cuando hablo de la psicopatologización de las prostitutas”. 

El ejercicio voluntario de la prostitución no es ilegal en España, y en el art.188 del Código Penal solo se tipifican los delitos de proxenetismo y trata con fines de explotación sexual. Pero el trabajo sexual sigue siendo una profesión estigmatizada, las putas sufren discriminación, son marginalizadas y victimizadas. Cristina Garaizábal, psicóloga especialista en terapias de género y cofundadora del colectivo Hetaira, en el libro La prostitución a debate menciona que socialmente se sigue esperando que las mujeres tengamos una sexualidad menos explícita que la de los hombres, por lo que las prostitutas violan dos reglas sagradas: tomar el espacio público para sus negocios y visibilizar su carácter sexual sacando la sexualidad del terreno de lo privado. 

La prostitución en España aún no está considerada como profesión y el estigma influye negativamente en la igualdad de oportunidades. Muchas trabajadoras sexuales continúan en el anonimato o utilizan nombres artísticos porque ejercer la prostitución puede tener repercusiones muy duras, como no ser contratada en otros trabajos o que sea un agravante para que te quiten a una hija. El estigma y los prejuicios sociales impiden comprender qué instrumentos son necesarios para la regularización de la profesión. Por eso, en ciudades como Barcelona las asociaciones de trabajadoras sexuales hacen el trabajo que se debería de realizar desde las administraciones, asesoran a aquellas que se quieren iniciar en la profesión y, actualmente, varias trabajadoras sexuales españolas se reúnen para construir un sindicato a nivel estatal. 

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Alba Cambeiro es periodista. @caaambeiro

 

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12 comentario(s)

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  1. Mordillo

    Yo si estoy a favor de escuchar a todas las partes y respaldo a la periodista por su trabajo. Creo que toda forma de pluralidad siempre que sea respetuosa debe ser bienvenida.

    Hace 6 años

  2. Mordillo

    Me parece muy triste leer en los comentarios tanta intransigencia, se defiende de forma vergonzante que solo debe existir un postulado feminista y cualquier contra argumentación al mismo debe ser silenciada. Esa actitud tan cerril es una de las razones por las que esa tendencia no conquista mas segmentos de la sociedad.

    Hace 6 años

  3. lamoska

    Y añado: no creo -y usted tampoco, sea sincera- que esté usted invisibilizada en absoluto.

    Hace 6 años

  4. lamoska

    Señora Sansei-Chan, después de leer su comentario, de observar como ha tergiversado mis afirmaciones y de comprobar que tipo de dialéctica emplea solo puedo llegar a una conclusión: debe usted revisar sus propias fobias y admitir que hay otras visiones de la realidad, a parte de suya. Un saludo.

    Hace 6 años

  5. Elisa

    Resulta muy duro ver como Ctxt ha caído también en el feminismo neoliberal y ultracapitalista... Me voy a eldiario.es, que allí no promueven la explotación de las mujeres y los articulistas no son machistas. Espero que tomen nota los editores y no vuelvan a publicar nada de esta periodista, por llamarla algo. No tenéis ni idea de lo que es feminismo.

    Hace 6 años

  6. Saisei-chan

    Como trabajadora sexual entrevistada en este artículo, una vez leídos los comentarios, encuentro necesaria una intervención. En primer lugar, acerca del tema de la trata, ¿se han leído uds el informe GRETA? El informe de ILO y Walk Free? Trata hay en diversos sectores: agricultura, construcción, trabajo doméstico, hostelería, industria armamentística. También en sectores no considerados como laborales: tráfico de órganos y trata con fines de matrimonio forzoso. De hecho, 15'4 millones de mujeres según ILO y Walk Free son traficadas con fines de matrimonio forzoso. SI queremos acabar con cualquier costumbre cultural que coincida con un tipo de trata, tendremos que acabar con el consumo de los productos que he citado. También con el matrimonio y, si nos falla un órgano, esperar que llegue la Parca antes que fomentar el capitalismo. También habría que acabar con las relaciones de pareja, ya que el amor romántico es una forma de captar a víctimas de trata de Europa del Este. Por cierto: si leen el informe de la ONU, verán que el porcentaje de víctimas de trata dentro de la industria del sexo es del 14%. No "la mayoría", como dice alguien aquí repitiendo una información que le han vendido en pura demagogia. Agradecería que no se me contestara que "un transplante de órganos es necesario, no como la prostitución" y cosas del estilo, pues esto sólo denota que unas formas de explotación parecen justificadas, mientras otras no... y este sesgo es moral, además de puramente neoliberal: "La explotación está bien,siempre y cuando me beneficie a mí". Por cierto: las niñas y mujeres forzadas no son prostitutas: son víctimas de trata. Dejen de llamar "putas" a las víctimas En segundo lugar, acerca de la teoría del feminismo radical: no olviden, para empezar, que la masculinidad tóxica de mis clientes es la misma que les rodea a ustedes; es decir, que mis clientes son los hombres de su entorno. No son ni los primos de Torrente, ni el señor de derechas que tienen ustedes en mente, ni el violador de la esquina. Para seguir, sí, repito: es putófobo, precisamente porque, al poner el foco en otro lugar, nos invisibiliza. En cuanto a los modelos que a mí me permiten cotizar, ya lo dije en la entrevista: se beneficia de mis impuestos un estado que no deja de hacer leyes que criminalizan directa o indirectamente a mi colectivo. ¿Y todo en función de qué? En función a un prejuicio que afirma que mi trabajo fomenta la desigualdad más que otros empleos femineizados. Trayendo a colación a Ana de Miguel, añadiré: educar en la desigualdad es decir que unas mujeres no se merecen derechos ni ser desestigmatizadas en función de su comportamiento sexual. ¿Es esto lo que quieren que aprenda la juventud? ¿Quieren que las chicas crean que sus derechos como ciudadanas dependen de si se comportan de un modo lícito en materia sexual? ¿Quieren que los chicos confirmen la idea patriarcal de que ciertas mujeres no se merecen el mismo respeto que otras porque no se comportan, en materia sexual, “como Dios manda”? Quien no vea la relación entre abolicionismo y patriarcado tiene un problema: se llama putofobia. Por más ceremonias que le hagan las instituciones. Y nada que sea realmente radical puede codearse con las instituciones y con el afán de control que tienen éstas sobre la vida de la gente. Para terminar, quisiera recomendarles este documental sobre la consecuencias de la aplicación del modelo sueco en la vida de las prostitutas. Un saludo https://www.arte.tv/es/videos/071485-000-A/donde-las-putas-no-existen/

    Hace 6 años

  7. Mordillo

    Me ha sorprendido gratamente el artículo, pero lo que mas me ha llamado la atención es la falta de empatía de cierto sector del feminismo, que sigue empeñado en imponer sus criterios a todo el mundo incluso por encima de aquellas personas que pretenden libremente ejercer el derecho ha realizar con su vida lo que estimen oportuno. No se puede ser mas papista que el papa y tratar de tener siempre la razón, no estoy a favor de la prostitución, pero si una persona decide ejercerla libremente, creo que nadie esta autorizado a decierlo lo que debe o no hacer, porque aquellos que critican esta opción en base a sus codigos morales y éticos se convierten con sus ataques en todo aquello que justamente dicen no representar. Me gustaría que se publicasen mas puntos de vista sobre el feminismo, y no los postulados ya muy maniqueidos de una parte del mismo.

    Hace 6 años

  8. Vicky Palmero

    Lo que faltaba. Ver este artículo también en la portada de Publico. Enseñando a las mas jovenes que ser puta es empoderarse. Por qué no hablan con los puteros y ellos mismos cuentan por qué lo hacen? A este paso se quitará la abilición a la esclavitud porque daba trabajo a algunas personas negras. Os declarais muy feministas pero patináis cuando dais voz a un discurso que atenta a los DDHH y es el mismo que el modelo capitalista. Cuando haya un atentaso yihadisdta enttevistar a yihadistas diciendo que se metieron en eso porque es empoderante y el ejemplo a seguir. Despues de que metierais a PabloMMM escribiendo ya me aparté. Ver esto ahora en portada de Publico es de vergüenza

    Hace 6 años

  9. juan

    Me parece bien que CTXT empiece a complementar puntos de vista. Ya está bien de catecismos, primero el católico, luego el progre, luego el feminismo, cuando ni todos los católicos comulgan al 100% con su doctrina, ni todos los progres los son en todos, ni toda persona que se considera feminista tiene la misma visión sobre temas complejos como la prostitución elegida o la gestación subrogada. Aunque la diversidad de puntos de vista no llegue a cambiar el punto de vista de cada uno sobre cada cosa es bueno que haya textos alternativos que no sigan la pauta de "reafirmación" de posiciones "oficiales".

    Hace 6 años

  10. Irene

    Lo que no entiendo es como periódicos que se declaran a favor de la igualdad publican estos artículos. Y no me hablen de libertad de expresión: es lo mismo que hacer propaganda de la esclavitud. Estos autores no tienen ya todos los medios neoliberales que quieren a su disposición para escribir sus mentiras?

    Hace 6 años

  11. L

    ¿ las pputas salen mas baratas ? Eso lo dice alguien que no sabe que con amor las noches de sexo , los polvos y las mamadas son mas y mejores que con una ppilingui que muchos no pueden pagar mas de 20 min cada semana...Y tbn lo dice quien no sabe las ventajas de dormir cada noche con una mujer que te quiere por que la quieres y viceversa . El mercantilismo machista vende la prostitucion a las mujeres como una libertad por que le interesa pero luego de libertades para las mujeres hasta ahi y poco mas, siempre que no le interese al machismo mercantilista caPPitalista. La PProstitucion da alas al machista que carece de respeto y empatia hacia las mujeres es como una violacion pagando donde hay algo menos de violencia y la misma falta de respeto por la mujer La ultraderecha se financia con prostitucion y el PP la ha metido en el Pib por algo ( "Volquetes de Pputas" dijo alguien del PP en la trama corruPPta de las tarjetas black ) La mayoria de las pputas son esclavizadas y forzadas-etc, por tanto ni aun legalizando habria pputas. Y las que estan voluntarias declaran que estan hartas de babosos aun ganando un paston que podrian ganar por su valia en un curro sin sexo explicito. Tienen las feminas de derechas la costumbre de desnudarse por dinero : hormigos, obregon, marta sanchez, chenoa, LA sobrina de aznar, lopez de C$, por ejemplo, etc son Insolidarias ya que no apoyan el feminismo que a ellas tambien les dio derechos y por tanto apoyan la explotacion de mujeres al apoyar a partidos machistas

    Hace 6 años

  12. lamoska

    Queda patente que estas mujeres hablan de un "empoderamiento" individual inserto en el sistema capitalista-patriarcal. La crítica del feminismo radical es, precisamente, que este tipo de actitud individual no propicia el cambio del sistema. Las femistas radicales queremos llegar más lejos y erradicar el patriarcado y sus instituciones para barrer todo tipo de desigualdad sexual. Pero no procede acusar de ´putófobo´ a un movimiento que siempre pone el foco en la mafia de los proxenetas de la explotación sexual y en la masculinidad tóxica de los puteros y jamás en las mujeres que ejecen la prostitución. También queda patente que modelos jurídicos vigentes como el régimen de autónomos o las sociedades cooperativas pueden constituir fórmulas adecuadas para la realidad actual. En todo caso, la necesidad -si la hubiere- de buscar otras fórmulas para esa minoría que dice ejercer en libertad nunca justificaría dar por buenas las demandas de los empresarios multinacionales de la trata y la exclavitud sexual. Quedan muchos argumentos, pero creo que lo fundamental está dicho. No se empeñen en retratar un feminismo enfrentado y feroz. Por otra parte, decirles que considero que el texto es honesto, dentro de sus límites. Pero opino que una verdadera línea editorial feminista debería ofrecer artículos más veraces, que contrastasen estas opinines con otras, y que dejasen voz a las feministas que son señaladas. Parafraseando a Ana de Miguel les recuerdo: por mucho que se empeñen algunos en estas ceremonias de la confusión, el feminismo no va a convertirse en la única ideología que defienda unha cosa y al mismo tiempo su contraria. El que no vea la relación entre prostitución y patriarcado tiene un problema

    Hace 6 años

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