Análisis
Santander y su castigo permanente a clientes y accionistas
Los cambios de estrategia de la entidad afectan directamente al grueso de sus clientes minoristas y muy especialmente a los que han contratado en los últimos meses la tan publicitada Cuenta 1|2|3
Javier Santacruz 17/01/2018
En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
CTXT está produciendo el documental 'La izquierda en la era Trump'. Haz tu donación y conviértete en coproductor. Tendrás acceso gratuito a El Saloncito, la web exclusiva de la comunidad CTXT. Puedes ver el tráiler en este enlace y donar aquí.
La estrategia comercial de banca minorista del Santander ha dado una nueva “vuelta de tuerca” aprovechando el ajuste de plantilla pactado con los sindicatos en la integración de la red del Popular. Tras la entrada en vigor el pasado 3 de enero de la nueva normativa sobre mercados e instrumentos financieros (más conocida como MiFID II), los responsables de la entidad buscan exprimir al máximo hasta el último euro de recursos gestionados en España, de manera que su negocio local no suponga un lastre mayor del que ya supone en comparación con su negocio exterior.
Estos cambios de estrategia de la entidad afectan directamente al grueso de sus clientes minoristas y muy especialmente a los que han contratado en los últimos meses la tan publicitada Cuenta 1|2|3. Como saben los lectores de CTXT desde estas páginas hemos hecho un detallado seguimiento de este producto financiero, que ha evolucionado a golpe de cambios contractuales constantes, generando desconcierto entre los clientes. El último tuvo lugar antes de Navidad y consistió en rebajar el límite máximo de remuneración al 3% de los saldos hasta 10.000 euros frente a los 15.000 euros originales.
Evidentemente, más allá de los efectos que tiene sobre los clientes que tenían saldos superiores a 10.000 euros, lo más importante es que la entidad, amparándose en las cláusulas contractuales que le permiten cambiar condiciones, emite una señal clara al mercado de que su “producto estrella” es insostenible y supone un problema relevante para su margen de intereses en España. Precisamente de este hecho advertimos en varias ocasiones, calculando un impacto negativo sobre el margen de intereses (diferencia entre el precio al que cobran los créditos y el coste de los depósitos) de 540 millones de euros, aproximadamente el 15% del margen de intereses del negocio Santander España. El Santander estima precisamente un impacto positivo del 3% del margen de intereses por este recorte, lo cual ratifica nuestras estimaciones del verano de 2016.
Por consiguiente, tanto Santander como el público sabían que se enfrentaban a un producto con una probabilidad elevada de que a mitad de partido cambiarían sus reglas de juego. Aun así, la publicidad de la entidad continuó con la misma estrategia de venta, trasladada ahora a toda la red del Popular. Siguen insistiendo en que no es un producto con un cierto nivel de complejidad cuando sí lo es y ahora se enfrenta a un problema importante: la necesidad de someter a los clientes de esta estructura a los correspondientes test MiFID, dado que una de las contraprestaciones de la Cuenta se da en forma de acciones del banco y, por tanto, este es un producto MiFID.
Sin embargo, este problema no sólo lo tienen con la Cuenta 1|2|3. También lo tienen con los “bonos de fidelización” con los que han compensado a los antiguos accionistas del Popular. Se trata, en el fondo, de dos acciones que refuerzan al banco –la primera en términos de liquidez y la segunda en términos de capital regulatorio válido– a costa de sus clientes y accionistas. Desde que se anunciaron los cambios en la Cuenta, los analistas han mejorado su recomendación bursátil sobre Santander, a pesar del “agujero” de 600 millones generado por su filial de crédito al consumo en Estados Unidos y las dudas sobre la estabilidad de sus ratios de capital, dado el tipo de negocio que desarrolla Santander en los mercados financieros.
Lo cierto es que no solo el consumidor sale perjudicado por la estrategia de su banco. También el accionista, sea de forma directa comprando acciones de Santander, sea a través de fondos de inversión y planes de pensiones. Mucho tendría que mejorar en Bolsa el banco presidido por Ana Botín para compensar las pérdidas ocasionadas a los accionistas en los últimos años.
Tomando los datos ofrecidos por Morningstar de cierre de 2017, Santander ha destruido en los últimos diez años un 4,83% anual en dólares de su valor incluyendo dividendos y ampliaciones de capital (total return), frente a una ganancia del 8,5% anual del índice bursátil americano S&P 500. Un modelo de negocio tan agresivo como el del Santander se adapta difícilmente a un pequeño o mediano accionista que simplemente busca un buen lugar para sus ahorros a largo plazo.
CTXT está produciendo el documental 'La izquierda en la era Trump'. Haz tu donación y conviértete en coproductor. Tendrás acceso gratuito a El Saloncito, la web exclusiva de la comunidad CTXT.
Autor >
Javier Santacruz
Suscríbete a CTXT
Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias
Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí