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Por qué no quiero votar

Tengo la impresión de que en Alemania se está acabando la democracia. No por revolución o por golpe militar, sino por indiferencia, aburrimiento y comodidad

Sebastian Schoepp Múnich , 20/09/2017

<p>Angela Merkel</p>

Angela Merkel

Luis Grañena

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El candidato democristiano de mi barrio en Múnich para las elecciones federales se llama Wolfgang Stefinger. Es joven y tiene carita de chaval, o, mejor dicho: de no haber roto un plato en su vida. En los carteles que veo al pasar con la bicicleta cada día, el señor Stefinger pide su reelección el próximo domingo. Percibo que últimamente se ha dejado crecer una barba de cinco días. Seguramente, los expertos en comunicación de su partido le habrán quitado la máquina de afeitar. Para que aparezca más maduro, más expuesto a la intemperie.

En 2005 y 2013 voté a los socialdemócratas. Luego el SPD formó la Gran Coalición con la CDU para participar en el poder. Es decir: elegí a Merkel dos veces indirectamente sin quererlo. No me pasará una tercera vez

El señor Stefinger nunca me ha interesado mucho como diputado, cargo que ejerce desde hace cuatro años. Nunca en mi vida he votado por su partido, la CSU, que es la filial bávara del partido de Angela Merkel, la CDU. La CSU es más tradicional y conservadora que la CDU, algunos la tachan de reaccionaria. De hecho, el partido solo es progresista en términos de fomento de la industria, por lo cual Baviera es la zona más rica de Alemania. Pero la CSU es ultraconservadora en sus posiciones sociales. Justo por esto, llamaba mucho la atención cuando el señor Stefinger, en junio de este año, votó en el Parlamento de Berlín en favor del matrimonio gay. La gran mayoría de su partido votó en contra, y también la señora Merkel; por no estar “convencida”.

Con su voto rebelde, el señor Stefinger logró algunos puntos entre los que normalmente le dan la espalda a su partido, como yo. “¡Qué hombre más valiente, defiende sus posiciones aunque en su partido recibirá duras críticas, tal vez hasta directamente de Angela Merkel!”, pensé. Con su voto en favor del matrimonio gay, el diputado Stefinger hasta ha logrado caerme bien, cuando antes pensaba que era un señorito aburrido. ¿Y el resto de sus posiciones políticas? Bueno, serán idénticas a las de su partido: libre economía, límites para la acogida de refugiados, peaje para extranjeros en las autopistas alemanas. Pero ya da igual: con su valiente decisión sobre el matrimonio gay, el señor Stefinger ha conseguido que gente como yo le perciba como un sublevado contra el mainstream conservador. ¿Tiene mérito? Tengo dudas.

Supongo más bien que el diputado Stefinger siguió el ejemplo de su jefa máxima, Angela Merkel. Ella, con un solo acto supuestamente solidario y fuera de la corriente, consiguió que buena parte del electorado alemán borrara de su mente quién es realmente y qué política hace normalmente. Este acto fue su decisión en 2015 de dejar entrar a cientos de miles de refugiados. Supongo que el señor Stefinger, en su votación para el matrimonio gay, tuvo su momento Merkel. Quería realizar una acción que le elevara por encima de la masa gris de sus colegas. Entonces, ¿votaré por Stefinger el próximo domingo, cuando el electorado  alemán defina el nuevo Bundestag en Berlín? Seguro que no.

Considero seriamente  no votar a nadie.

Admito que me duele hasta los huesos escribir esto. ¿Voy realmente a renunciar a mis derechos democráticos por los que muchos han luchado y muerto? Todavía son una minoría los países en los que el ciudadano puede decidir libremente quién le gobierna. ¿Y haré yo como todos esos ‘ignorantes’, esa tercera parte del electorado alemán que tradicionalmente prefiere abstenerse, en vez de ejercer su deber moral de votar? ¡Qué ignorante sería yo!, me autoacuso.

Es la primera vez que pienso así desde que cumplí los 18 años (hace casi cuatro décadas). ¿Y por qué considero renunciar a mi derecho más preciado como ciudadano democrático? Lo hago porque tengo la impresión de que en Alemania se está acabando la democracia. No por revolución o por golpe militar, sino por indiferencia, aburrimiento y comodidad. Angela Merkel va a ganar estas elecciones porque a una enorme mayoría de los votantes le parece la elección más cómoda. ¿No ha hecho bien su trabajo?, me preguntan hasta mis amigos supuestamente progresistas. Alemania prospera, la economía va viento en popa, hemos acogido a más refugiados que nadie en Europa, nos hemos despedido de la energía nuclear.

Lo que pasa es que estos logros tienen poco que ver con la señora Merkel. Su manera de hacer política es dejar que fluyan las cosas. ¿La economía? Marcha porque los alemanes trabajan como burros, y porque son más creativos en materia técnica que la mayor parte del mundo. Empresas medianas alemanas construyen todos los días elementos tecnológicos altamente sofisticados sin los cuales ningún ascensor, ningún coche, ninguna máquina metalúrgica puede funcionar. Y el ingeniero alemán trabaja mejor, inventa mejor, cuando se le deja en paz. Esto lo sabe a la perfección la señora Merkel, que también estudió física. Por esto, su manera preferida de hacer política es no hacer política.

Habla como una esfinge, con palabras de vapor. Es prácticamente imposible detectar cuáles son sus convicciones de fondo. Temo que no las tiene. Lo único que tiene es un instinto brutal de poder y esos talentos soporíferos que hacen que la ciudadanía duerma bien.

No me gusta Merkel porque es una defensora dura del mercado libre mundial, al que  yo acuso de ser responsable de una gran parte de las miserias del “tercer mundo“ que no puede competir con nosotros. Además, Merkel, con su persistencia testaruda hacía los países del sur de Europa, ha puesto en peligro el futuro de la Unión Europa durante la crisis del euro (que no ha terminado, solo ha sido tapada por otros temas, más emocionales, como la llegada de refugiados). En política interior, Merkel todavía aprovecha que su antecesor socialdemócrata, Gerhard Schröder, reformó el sistema social de la República Federal de Alemania. Hay poco paro porque la gente se esfuerza como locos en buscar cualquier trabajo, porque sabe que en caso de necesidad, el Estado les dejará solos. Angela Merkel no habría sido capaz de ejercer una política tan decisiva y arriesgada como Schröder. Ella espera hasta que pasen cosas. Luego se pone en marcha, con rumbo dudoso.

Cuando estalló el reactor nuclear en Fukushima en el año 2011, Merkel decidió precipitadamente que Alemania se despediría de la energía nuclear, cuando antes la había defendido con fervor. ¿Pero es realmente verdad que un desastre así no se podía ver venir? ¿No se habría podido actuar antes, o al menos reflexionar sobre los riesgos? Antes de Fukushima, no se había oído ni una palabra crítica de Merkel sobre la energía atómica. Reaccionó ante el pánico de la gente, para quedar bien. No puedo detectar ni la más mínima convicción sobre nada en Merkel, ni hablar de pasión o determinación. Por eso la veo como una persona incalculable e hipócrita. Es peligroso dormirse cuando ella gobierna.

Lo mismo ocurre con el tema de los refugiados. ¿Cuándo fue que Manu Chao cantó la canción del inmigrante “clandestino“ que deja su vida en el Estrecho de Gibraltar? 1998. Fue un hit mundial. Excluyo que la señora Merkel sepa quien es Manu Chao. Pero ya en aquel entonces, cualquiera que tuviera los ojos abiertos podía ver que esto de la migración crecería. Angela Merkel, durante esos casi veinte años, no mostró el más mínimo interés para el tema. ¿La posición de su partido? Vaga. Los conservadores como ella preferían no pensar que un día el mundo rico tendría que pagar el precio por vivir a costa de los pobres en la parte sureña del globo. Cuando en septiembre de 2015, de repente, el desafío llegó a la fronteras alemanas con más de un millón de personas que pedían entrada y asilo, Angela Merkel no tenía ninguna hoja de ruta. Entonces optó por la vía fácil y reaccionó estrictamente según las leyes. Las leyes determinan que cualquiera que quiera puede pedir asilo en Alemania. Esto fue todo, no un acto heroico, sino una escasa reacción institucional. Para Merkel fue su momento Stefinger. Logró que para un número importante de los alemanes, de repente, la jefa de gobierno figurara como la Madre Teresa de los migrantes. Cuando en realidad creo que a Merkel le dan bastante igual los refugiados. La empatía nunca ha sido su lado fuerte. Su interés consiste en ampliar su base de votantes.

Democracia es la alternancia en el poder, y no por cuarta vez la misma cara. La política “sin alternativas“ que suele proponer Merkel me deja sin alternativa

Cuando Merkel se dio cuenta de que su reacción hacía la migración sobreexigía la tolerancia de su electorado tradicional, se puso en marcha, con rumbo contrario. Viajó a Ankara e hizo acuerdos con Turquía para que los turcos pararan la migración. En otros términos: logró que otros hicieron el trabajo sucio. Fue un negocio muy cuestionable que, como daño colateral, conllevó que el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, se convirtiera en semidictador. Erdogan se atreve a hacer todo lo que quiere, sabiendo  muy bien que nadie en la Unión Europea, y mucho menos Merkel, se va a meter realmente con él. Erdogan mantiene a los cientos de miles de refugiados en los campos de su país como objetos de chantaje político. Esto ha sido consecuencia de la política de Merkel. De Madre Teresa, nada.

Solo un cálculo de Merkel no funcionó. Seguramente pensaba que iba a mantener a sus seguidores tradicionales sí o sí, porque el votante conservador no tiene alternativa. Pero luego apareció un nuevo partido en la extrema derecha:  Alternativa para Alemania (AFD), partido xenófobo, que en este momento es la única oposición que Merkel tiene que temer. Pero es una oposición nefasta. Claro que no votaré para ellos.

¿Y los demás? Todos los partidos serios en Alemania, tanto los socialdemócratas (SPD) como los liberales (FDP) y los Verdes, no han descartado formar coalición con el partido de Merkel si ella no gana la mayoría absoluta. Es decir: igual corro el peligro de votar por un gobierno liderado por ella. Ya me pasó dos veces. En 2005 y 2013 voté a los candidatos socialdemócratas que perdieron las elecciones. Luego el SPD formó la Gran Coalición con la CDU de Merkel para participar en el poder. Es decir: elegí a Merkel dos veces indirectamente sin quererlo. No me pasará una tercera vez.

Queda la Izquierda (Linkspartei). Comparto algunas posiciones con ellos, por ejemplo, la lucha por una sociedad más solidaria. Pero su personal es gris. Solo su líder, Sara Wagenknecht, tiene un perfil marcado. La Izquierda se ha convertido en un One-Woman-Show, un partido de una mujer sola, similar a lo que le pasó a Izquierda Unida en España con Alberto Garzón. Pero debido al sistema electoral en Alemania, basado en el federalismo, en Múnich no podré votar directamente por la señora Wagenknecht. Puedo votar sólo por los candidatos de su partido que aparecen en la lista electoral de Baviera. Y la verdad es que el personaje bávaro de la Linkspartei me parece del todo insignificante. No les quiero dar mi voto.

Mis amigos y los colegas en el periódico donde trabajo me critican fuertemente. “Que al menos votes en blanco“, me dice una amiga. Tal vez, en el momento, me decida a hacerlo. Pero en realidad me estoy ganando una bronca fundamental. Quisiera demostrar que para mí no es democracia si, da igual qué partido vote, siempre sale Merkel ganadora. Democracia es la alternancia en el poder, y no por cuarta vez la misma cara. La política “sin alternativas” que suele proponer Merkel me deja sin alternativa.  

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Sebastian Schoepp

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6 comentario(s)

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  1. Miguel Mora

    JJ, no editamos ni censuramos los comentarios; pero a veces no aparecen, y otras aparecen dos veces. Si nos lo manda por mail se lo publicamos sin problemas. Un abrazo

    Hace 6 años 6 meses

  2. JJ

    Compartiré el artículo en redes sociales y pondré mi comentario allí incluyendo que me ha sido censurado por ctxt.es. No es así como se hace un periódico, si este es el trato que dan a un suscriptor no son peores que los demócratas que nos gobiernan. Se alinean ustedes con el enemigo.

    Hace 6 años 6 meses

  3. JJ

    Han censurado mi comentario por expresar mi opinión tal y como el autor del artículo lo hace. No me esperaba censura por parte de este diario, ahora sé que es la última vez que entraré. Gracias por ser tan transparentes.

    Hace 6 años 6 meses

  4. Juanjo

    "¿La economía? Marcha porque los alemanes trabajan como burros, y porque son más creativos en materia técnica que la mayor parte del mundo. Empresas medianas alemanas construyen todos los días elementos tecnológicos altamente sofisticados sin los cuales ningún ascensor, ningún coche, ninguna máquina metalúrgica puede funcionar." En este párrafo podemos encontrar mentira tras mentira y muestra claramente la manera en la que perpetuamos cliches que finalmente se demuestran totalmente falsos. En absoluto los alemanes trabajan como burros, de hecho son uno de los paises en los que menos se trabaja. Si quereis pensar que si lo haceis adelante, pero es falso. Puede verlo en este enlace http://www.huffingtonpost.es/2014/10/14/horas-trabajadas-espana_n_5981344.html ¿Que los alemanes sois más creativos que la mayor parte del mundo? Por favor, no me haga reir. En este enlace podemos ver qué piensa el foro ecoómico mundial sobre esa afirmación https://www.weforum.org/agenda/2015/10/most-creative-countries-in-the-world/ Y claro, por supuestos ustedes son indispensables para el mundo, ningún país podría vivir en él sin ustedes porque hacen elementos tecnológicos que los demás no podríamos fabricar (le ha faltado decir que "ni siquiera entenderíamos"), de hecho sin ustedes no funcionaría ninguna máquina en el mundo. Muchas gracias alemanes. Ustedes no son más que lo que quiere EEUU que sean, la barrera contra el pueblo ruso, un aliado indispensable para el imperio que menoscabe las posibilidades de prosperar en la región de los malditos y odiados rusos. Siempre lo han sido, hace tiempo de Gran Bretaña y ahora lo son de USA. Son el perro de otros y les hacen creer que ustedes son mejores que el resto de europeos cuando no es así. Ustedes son lo mismo que los franceses o los belgas o los checos o los polacos o los españoles, simplemente gozan de mayores privilegios por ser el esclavo de su amo. Así lo fueron en el pasado creando dos guerras mundiales y así lo siguen siendo hoy día. Nada nuevo bajo el sol. Les perdonaron las deudas de la segunda guerra mundial, les ayudaron a reconstruir su pais hecho cenizas por ustedes mismos por esa "creatividad" eugenésica que tanto les caracteriza. La élite americana y mundial apoyó a la élite alemana para que fuesen el capataz de Europa y ustedes se han creído lo que les han contado. Claro, a día de hoy la propia dinámica del capitalismo les empuja hacia delante y su productividad es (y siempre será) mayor que la de ningún país europeo porque ya se encargaron de que así fuera. No vengan ustedes a decirnos ni cómo ni cuanto se trabaja a los españoles que bastante tenemos con aguantarles borrachos en nuestras playas y oirles cantar bravuconerías y saludos nazis. Son un pueblo egoista, bárbaro y viejo en el que nadie ve ningún futuro pero siguen creyéndose el centro del mundo. Despierten! Ustedes son igual que cualquier otro pueblo, no me vengan con imaginarios entre líneas. Tras este artículo biempensante se esconden las más horribles muestras de racismo, clasismo y chovinismo que despreciamos desde España. Si, ese país amordazado del sur al que ustedes llegan de vacaciones con sus pensiones múltiplos de nuestros salarios medios y en donde se creen, como el caso reciente de unos turistas en Mallorca, que es su tierra y en donde pedían a los inmigrantes que se fueran. Me avergüenza el pueblo alemán, no quiero estar en una Europa que sirve a los poderosos y miente y esclaviza a los pueblos periféricos.

    Hace 6 años 6 meses

  5. Juanjo

    "¿La economía? Marcha porque los alemanes trabajan como burros, y porque son más creativos en materia técnica que la mayor parte del mundo. Empresas medianas alemanas construyen todos los días elementos tecnológicos altamente sofisticados sin los cuales ningún ascensor, ningún coche, ninguna máquina metalúrgica puede funcionar." En este párrafo podemos encontrar mentira tras mentira y muestra claramente la manera en la que perpetuamos cliches que finalmente se demuestran totalmente falsos. En absoluto los alemanes trabajan como burros, de hecho son uno de los paises en los que menos se trabaja. Si quereis pensar que si lo haceis adelante, pero es falso. Puede verlo en este enlace http://www.huffingtonpost.es/2014/10/14/horas-trabajadas-espana_n_5981344.html ¿Que los alemanes sois más creativos que la mayor parte del mundo? Por favor, no me haga reir. En este enlace podemos ver qué piensa el foro ecoómico mundial sobre esa afirmación https://www.weforum.org/agenda/2015/10/most-creative-countries-in-the-world/ Y claro, por supuestos ustedes son indispensables para el mundo, ningún país podría vivir en él sin ustedes porque hacen elementos tecnológicos que los demás no podríamos fabricar (le ha faltado decir que "ni siquiera entenderíamos"), de hecho sin ustedes no funcionaría ninguna máquina en el mundo. Muchas gracias alemanes. Ustedes no son más que lo que quiere EEUU que sean, la barrera contra el pueblo ruso, un aliado indispensable para el imperio que menoscabe las posibilidades de prosperar en la región de los malditos y odiados rusos. Siempre lo han sido, hace tiempo de Gran Bretaña y ahora lo son de USA. Son el perro de otros y les hacen creer que ustedes son mejores que el resto de europeos cuando no es así. Ustedes son lo mismo que los franceses o los belgas o los checos o los polacos o los españoles, simplemente gozan de mayores privilegios por ser el esclavo de su amo. Así lo fueron en el pasado creando dos guerras mundiales y así lo siguen siendo hoy día. Nada nuevo bajo el sol. Les perdonaron las deudas de la segunda guerra mundial, les ayudaron a reconstruir su pais hecho cenizas por ustedes mismos por esa "creatividad" eugenésica que tanto les caracteriza. La élite americana y mundial apoyó a la élite alemana para que fuesen el capataz de Europa y ustedes se han creído lo que les han contado. Claro, a día de hoy la propia dinámica del capitalismo les empuja hacia delante y su productividad es (y siempre será) mayor que la de ningún país europeo porque ya se encargaron de que así fuera. No vengan ustedes a decirnos ni cómo ni cuanto se trabaja a los españoles que bastante tenemos con aguantarles borrachos en nuestras playas y oirles cantar bravuconerías y saludos nazis. Son un pueblo egoista, bárbaro y viejo en el que nadie ve ningún futuro pero siguen creyéndose el centro del mundo. Despierten! Ustedes son igual que cualquier otro pueblo, no me vengan con imaginarios entre líneas. Tras este artículo biempensante se esconden las más horribles muestras de racismo, clasismo y chovinismo que despreciamos desde España. Si, ese país amordazado del sur al que ustedes llegan de vacaciones con sus pensiones múltiplos de nuestros salarios medios y en donde se creen, como el caso reciente de unos turistas en Mallorca, que es su tierra y en donde pedían a los inmigrantes que se fueran. Me avergüenza el pueblo alemán, no quiero estar en una Europa que sirve a los poderosos y miente y esclaviza a los pueblos periféricos.

    Hace 6 años 6 meses

  6. Jose

    Un apunte. La Dra. Merkel no admitió la entrada de refugiados en Alemania por altruismo y solidaridad únicamente. El principal motivo fue proveer a Alemania de una fuerza de trabajo en condiciones muy bajas, que van a cobrar cualquier sueldo por sobrevivir, algo que cualquier alemán dudo mucho que haga (si no es que han cambiado desde que me marché de allí). Por tanto, no caiga en el engaño (o a lo mejor lo sabe y no lo ha escrito aquí), las acciones de la CDU no se mueven por humanidad, se mueven por euros para los suyos.

    Hace 6 años 6 meses

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