1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

#Cincoañosdel15M

Los indignados siguen indignados

Se cumplen cinco años de la protesta que marcó un antes y un después en la política española. Tres personas que participaron activamente en aquellos hechos reflexionan sobre lo que fue el movimiento y lo que queda de él

Gorka Castillo Madrid , 13/05/2016

Malagón

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

El 15 de mayo de 2011, Carlos Paredes acababa de cumplir 31 años y era portavoz de Democracia Real Ya (DRY) en Madrid, una plataforma surgida del descontento social generalizado y que exigía un cambio radical en el rumbo de la política española. A él mismo le gusta decir que se convirtió en uno de los interlocutores del movimiento más combativo y numeroso de la historia del país “de forma accidental”, por ser una persona acostumbrada a decir lo que piensa sin rodeos y “subirme a un camión a expresar lo que pensaba”. Carlos recuerda que las primeras horas de aquella multitudinaria concentración que abarrotó la Puerta del Sol de Madrid no fueron nada mediáticas. “Se habían dado tres o cuatro entrevistas a emisoras muy pequeñas y poco más”, afirma. Pero ese 15 de mayo de hace cinco años, “aunque en realidad todo transcendió el 17”, aquel día que pasó a la historia como el 15-M, se subió a un camión en la calle Alcalá y entonces descubrió una panorámica de la plaza madrileña que le dejó congelado. “Ni yo ni nadie lo esperaba. Aquello me provocó una sensación doble. Por un lado emoción, al ver cómo miles de personas todas las edades y condiciones habían respondido a la proclama de tomar las plazas, todos con una expresión de esperanza en el rostro. Pero por otro lado me dije a mí mismo dónde me había metido. Sin buscarlo, me encontré con una responsabilidad que no esperaba”, indica.

Aquella concentración masiva de ciudadanos, miles de personas anónimas unidas por un invisible cordón de hastío hacia unas formas corruptas y casi autocráticas de hacer política, se extendió como la pólvora al resto de ciudades españolas. A Barcelona, a Sevilla, Murcia, Bilbao. Como una corriente imparable y sin fecha de caducidad. El eslogan estaba cuajando y “por primera vez en muchos años, el poder tuvo miedo del pueblo”, señala. Para Carlos, hoy un comercial informático para empresas con negocio propio, fueron noches duras. Nueve horas de trabajo bajo el cielo raso, organizando grupos, limpiando el suelo, atendiendo a toda la prensa nacional e internacional desplegada y negociando con la policía que acordonó el inmenso recinto de la pacífica protesta.

Como Dani, otro de los indignados que llegó a la Puerta del Sol con una mochila y allí se quedó hasta que días después les desalojaron por la fuerza, mandando mensajes desde su IPhone4, cobijado en la techumbre de hule que los acampados montaron en el corazón de la capital de España. Pero Dani, hoy ya sociólogo licenciado, no dejó sus tareas cotidianas durante las horas más efervescentes del 15M. Al despuntar el día metía sus cosas en una bolsa y se despedía satisfecho de sus camaradas: “Voy a desayunar y luego a clase. Vuelvo a las 7 de la tarde. Hasta luego”. Ahora tiene el pelo corto pero mantiene la sonrisa abierta de entonces. Dani acaba de cumplir 26 años y aunque han cambiado muchas cosas durante estos últimos 5 años siguen activas las brasas de la feroz irritación que mostraba hacia un mundo excluyente, la misma argamasa que unió el grito de miles de ciudadanos de diferente condición y procedencia: Vamos despacio porque vamos lejos. “Creo que apropiadamente se nos conoce como “la generación de los indignados”. Y si te digo la verdad, sigo indignado”, asegura.

Exhaustos por años de corruptelas en el ámbito del poder, grupos de izquierda, socialistas, comunistas, anarquistas o desideologizados compartieron la esperanza de forzar la regeneración de una clase política que consideraban agotada. Y desde Sol impulsaron un mensaje de prosperidad futura para todos. Todo muy en serio aunque sin perder la diversión. En la plaza, no sólo se hablaba de la magnitud creciente de la protesta, un acontecimiento de gran calibre que comenzó a traspasar las fronteras de España, se discutía de todo y se organizó el recinto como una suerte de aldea, con su casa de socorro, comedor, sala de proyección y hasta guardería. “No tenemos miedo”, clamaban los acampados a las televisiones alemanas, italianas, venezolanas, británicas y francesas que allí estaban.

Hoy, cinco años después, alguien ha colocado un cartel en el suelo en memoria de aquellos hechos. La lluvia lo ha humedecido pero no ha borrado los mensajes que cubrían la marquesina de cristal de entrada al metro. “Si no nos permitís soñar, no os dejaremos dormir”, rezaba una proclama emocional de la revuelta. Sin embargo, durante aquellas noches de insomnio no hacía falta añadir advertencias de que podían ser desalojados en cualquier momento. Dormían con un ojo abierto y otro cerrado. “Desarrollamos la facultad de utilizar de manera autónoma los dos hemisferios del cerebro”, añade Dani con una sonora carcajada. Comunicados de forma implacable eran conscientes del recelo cada vez mayor de los dos principales partidos políticos del país.

El cuarto día de protesta, la Puerta del Sol era el foco mundial de una pacífica batalla, el pulso más enérgico al poder desde la llegada de la democracia y que algunos no esperaban. “No nos quedaba otra posibilidad. El deterioro social era tan grande y las perspectivas de cambio tan utópicas que necesitábamos visualizar una protesta mayúscula y organizarla bien”, afirma Carlos, de DRY. Allí no había debates sobre teoría política. Había ideología, es cierto, y algunas banderas pero sobre todo ello estaban las personas, los ciudadanos, los individuos, la desobediencia. “Exigíamos participar en las decisiones, en la gestión, en la justicia. Sin disfraces ni promesas”, remacha Dani.

Decidían en régimen asambleario, en diferentes grupos que discutían en las esquinas y aprobaron proyectos educativos igualitarios, una sanidad universal, una economía al servicio de la gente y no del gran capital. Las ideas que allí brotaron contenían elementos revolucionarios del siglo XXI y determinaron la evolución del movimiento a lo largo de los siguientes años. Y, a juzgar por el resultado, algo quedó. “Surgió Podemos pero no todos los que participamos estamos de acuerdo con ello. Quizá los de DRY sí pero otros muchos seguimos al margen, convencidos de que son los movimientos sociales quienes tienen que seguir liderando un cambio que aún no se ha producido”. Quien así habla es Irene Rodríguez, enfermera de 28 años y que actualmente forma parte del colectivo Sí a la sanidad universal, un grupo incansable en la tarea de revertir la norma impuesta en 2012 por el PP de excluir a miles de migrantes de la cobertura médica pública.

La percepción de Irene sobre el 15M es nítida y certera. Ella formó parte del grupo, “unas 50 o 60 personas”, que colocó los primeros toldos en la Puerta del Sol, aquella noche cálida de mayo de 2011. Cuando despertó sobre un cartón ya no hubo forma de desembarcar de aquel buque en movimiento. Llevaban una carga explosiva entre las manos, como era la reconstrucción de un Estado del bienestar deshecho. Al día siguiente había 500 acampados y el 17 ya eran un ejército dispuesto a defender la dignidad y los derechos sociales. Dos ideas que, en opinión de Irene, siguen desterradas del juego político actual. Pero recuerda el programa de debate y cuáles eran sus metas. La vivienda fue uno de los epicentros de la discusión. Como lo fue la reforma fiscal a favor de las rentas más bajas, la modificación del impuesto de sociedades y la necesidad de la Tasa Tobin para frenar la especulación financiera y las transacciones internacionales de capital que hoy han mostrado su veneno en las filtraciones de Panamá.

“Algo de aquello quedó. Por ejemplo, la cultura política de la gente que participó en la protesta y aquella sensación maravillosa de que es más importante poder hacer que tomar el poder”, comenta antes de añadir las diferencias que la separan de la estrategia de Podemos. “Tiene su parte de culpa en la desmovilización social actual. La creación de los círculos como centros de debate desarticuló los movimientos sociales. Los que defendemos un sistema horizontal de decisión quedamos apartados porque el partido derivó en verticalidad tradicional de las organizaciones políticas”, explica. Irene cree más en la acción libertaria, en el régimen asambleario, la espina dorsal del 15M, “que resultó ser muy enriquecedor porque arrinconó a la teoría política”, añade esta mujer abierta y brillante.

Irene rememora la situación institucional aquel 15 de mayo de 2011. El Gobierno estaba en manos del PSOE. El presidente José Luis Rodríguez Zapatero daba sus últimos coletazos asediado por una crisis bestial y un PP ávido por regresar al poder. La derecha, que preparaba la mudanza de Mariano Rajoy a La Moncloa, veía a los indignados como un grupo de alborotadores sin identidad, sin líderes, sin propuestas ni experiencia. Los despreciaba.

Pero en las plazas plantaron cara al viento de algunas provocaciones malintencionadas. Dani, el sociólogo, recuerda con detalle una escena que a su juicio retrata el aroma primaveral que se respiraba aquellos días en Sol. En la entrada de una librería, una señora bien vestida felicitaba a un grupo de indignados que exhibían sus manos al aire como pájaros que echan a volar. “¿Por qué me gusta esta protesta?”, respondía la mujer a la prensa, “porque están demostrando que los príncipes de este país, los que han vivido en una torre de cristal, al fin han despertado”, concluyó con una enorme sonrisa. Los príncipes a los que se refería eran los miles de jóvenes, estudiantes universitarios muchos de ellos, que se estaban rebelando contra el individualismo y el conformismo de una sociedad cada vez más desigual e injusta.

Otra fotografía de aquellos días surgió de una de las tiendas levantadas improvisadamente en la plaza. De su interior emergieron fugazmente dos caras. La de una joven y la de un anciano. Armados con panfletos y un enorme plano del recinto, trataban de identificar las diferentes calles bajo los toldos de hule que cubrían a los acampados de las fieras tormentas o del sol abrasador. “Tenemos las firmas necesarias para evitar el desalojo. Aquí nos quedaremos hasta el 22 de mayo”, señalaban. Entonces, la indignación iba en aumento y se alejaba del control del poder. La policía selló los accesos y los controles de identificación eran continuos.

Dani aún guarda una metáfora de aquellas jornadas que apareció en un diario. Es de El Roto y se lee: “Los jóvenes salieron a la calle y súbitamente todos los partidos envejecieron”. La mayoría de los que allí se turnaban hoy siguen identificados con esta contundente visión. Era una advertencia a los políticos. “Pese a todo, somos prisioneros de la reactividad. También lo fue el 15M pese a los eslóganes de que preferimos la lentitud porque el cambio es lento”, opina Irene Rodríguez, la joven enfermera. “Hubo definitivamente un cambio en el aire. Fueron días profundamente emocionantes”, comenta filosóficamente Carlos Paredes.

¿Qué queda de los indignados? La pregunta es inmensa y depende de muchos factores. Aunque algunos medios, como la cadena británica BBC, llegaron a compararla con las manifestaciones en la plaza Tahrir de El Cairo que forzaron la caída del presidente egipcio, Hosni Mubarak, la mayoría de los participantes son más cautos. Carlos advierte de que no conviene olvidar que aquello, a fin de cuentas, sólo fue el principio. Dani cree que nada es imposible “mientras no contradiga las leyes de la física”. Irene es la más crítica de los tres con el papel que, desde entonces, han desempeñado formaciones como Podemos, considerados los herederos espirituales del 15M, como agentes de desmovilización social. Dice que la gente puede entender que, al votarles, ya han cumplido con la cuota necesaria de activismo transformador. “Yo he decidido quedarme en la sociedad civil y fiscalizar a todos. Aun así el nacimiento de Podemos y todas las diferentes mareas es refrescante, pero no es el fin”, concluye.  

El 15 de mayo de 2011, Carlos Paredes acababa de cumplir 31 años y era portavoz de Democracia Real Ya (DRY) en Madrid, una plataforma surgida del descontento social generalizado y que exigía un cambio radical en el rumbo de la política española. A él mismo le gusta decir que se convirtió en uno de los...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autor >

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

2 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. josemanuel55

    En los remotos años de la guerra civil española existio una antiorganizacion llamada UHP, Union de Hermanos Proletarios. Eran obreros antifascistas de todos los partidos y sindicatos que prescindieron de sus direcciones y de sus directrices en lo que sabían una lucha común. Pronto las direcciones recuperaron el poder, la guerra se perdió, los uhachepistas fueron fusilados y las direcciones exiliadas. Crei ver ese germen en el 15 M pero volvieron las viejas (y nuevas) direcciones

    Hace 7 años 10 meses

  2. Pilar Castellano

    Comparto la opinión de Irene. Está muy bien que haya un partido como Podemos y que Izquierda Unida se ponga las pilas. Pero una de las reivindicaciones del 15M es que la democracia sea mucho mas que votar cada cuatro años. Ningún partido va a arreglar los problemas del mundo, y menos en cuatro años. Son muchos y enormes los intereses que chocan en política. Por eso es muy importante la presión social.

    Hace 7 años 10 meses

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí