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La escritora Rosa Pereda lamentaba, hace pocos días, que los poderes españoles prefieren mostrar los restos de Cervantes que difundir la lectura de su trabajo. Y que debíamos mirar hacia Inglaterra, donde no se desaprovecha ninguna oportunidad de recitar a Shakespeare. Quizá la leyeron en The Guardian: la cabecera anglófona estrena una colección de vídeos en la que celebridades como David Morrisey o Eileen Atkins declaman los soliloquios de Hamlet, Ricardo III y Romeo y Julieta, entre otros.
Y no solo en el norte la industria cultural trata de actualizar, de cuando en cuando, a sus clásicos. Como recoge el diario Público, la escritora portuguesa Maria Gabriela Llansol hilvana décadas de reflexiones de Fernando Pessoa en su último trabajo, O Azul Imperfeito, y a través de un personaje ficticio: Aossê. Quienes sí recuerdan al poeta al descubierto, con su nombre y su apellido, lo hacen en un cómic. Según anota Diario de Notícias, el firmante de As Aventuras de Fernando Pessoa, Escritor Universal, Miguel Moreira, pasó diez años documentándose sobre la vida del autor.
Que el gremio del cómic viva en plena burbuja, o en los albores de un reconocimiento duradero, se lo podemos preguntar también al pueblo galo. La radio pública francesa ha empezado el año llevando Los cigarros del faraón, protagonizada por Tintín, al género del radioteatro, motivo por el que el diario Le Figaro ha realizado la pregunta que quizá acompañe a muchos lectores durande décadas: ¿por qué el dibujante Hergé siempre llevó a su personaje a los países árabes? Responde Louis Blin, conocido al otro lado de los Pirineos como un tintinólogo.
Porque la prensa extranjera dedica mucho más tiempo a la cultura popular que lo que lo hacen los –quizá, más acomplejados– medios de comunicación españoles. Claro que, en Inglaterra, Elton John es un sir. Gracias al Independent sabemos que, hace pocos días, este sorprendió a los usuarios del metro de Londres tocando el piano en uno de sus andenes. De paso, autografió y donó el instrumento al suburbano. Y de vuelta en Portugal y en la moneda comunitaria, el Diario de Notícias se hace eco de los 11.000 euros que cuesta un mechón de pelo supuestamente arrancado a John Lennon en los sesenta.
De sobra conocemos la polémica ausencia de rostros negros entre los nominados a los Oscar –cuya presidenta es de color–, y cuyo último capítulo recoge el Independent. Es probable que hayamos oído hablar de ello, incluso, más que del extraño episodio que tuvo lugar el pasado sábado en los españoles Goya: los guionistas, a diferencia de los actores o los realizadores, no estuvieron invitados a pasear por la alfombra roja. Si a Cervantes le zurcían, decía Pereda, a estos, según El Mundo, les dieron.
Los galardonados que, un año más, clamaron desde el atril por la bajada del IVA cultural, quizá quieran leer Infolibre: Pedro Sánchez promete reducirlo a la mitad, y así figura en las propuestas con las que este negociará su investidura. Todo apunta a que será un Gobierno en funciones el que atenderá, en cualquier caso, al estreno en abril de la Julieta de Almodóvar, cuyo tráiler ya circula por las redes. Y mientras Francia prepara sus premios César, Le Monde presta sus columnas al género documental. Homeland, Irak, année zero, es el trabajo que recoge el día a día en Bagdad antes y después de la invasión de 2003.
El olvido, en cualquier caso, siempre anda al acecho. El Ministerio de Cultura español pudo conservar el archivo de la Fundación Castañé, pero no quiso, y este acabó en Harvard. Según El País, hasta tres universidades norteamericanas se interesaron por documentos, cartas y fotografías relativos a la Revolución rusa y a las dos guerras mundiales. No es de extrañar que la librería pública de Nueva York, como cuenta el Washington Post, haya abierto al público una colección digital con miles de imágenes, también del siglo XIX, para su uso libre.
De conservarlo todo trata una suerte de Facebook que mira a la Historia. Como cuenta Yorokobu, el Human File Project pretende aunar en un mismo lugar los nombres de los más de siete mil millones de personas que vivimos en la Tierra, pero también de quienes vinieron antes de nosotros. No estaría de más que, como aloja la publicación en otra de sus páginas, pudiéramos recuperar, sobre todo en España, el talento perdido en el presente.
La escritora Rosa Pereda lamentaba, hace pocos días, que los poderes españoles prefieren mostrar los restos de Cervantes que difundir la lectura de su...
Autor >
Francisco Pastor
Publiqué un libro muy, muy aburrido. En la ficción escribí para el 'Crónica' y soñé con Mulholland Drive.
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