Dopaje
El periodismo destapa las vergüenzas del atletismo
Las investigaciones tienen un denominador común: un escenario de impunidad ante el dopaje propiciado por la corrupción e ignorado la mayor parte de las veces por federaciones y autoridades
Álex Moreno 18/11/2015
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En julio de 2013, el semanario británico Mail On Sunday publicó la existencia de una trama de sobornos y dopaje organizado en el atletismo ruso, encubierto y amparado por las propias instituciones. Más de un año después, en diciembre de 2014, el periodista alemán Hajo Seppelt firmó para la cadena de televisión alemana ARD el documental Geheimsache Doping: Wie Russland seine Sieger macht (‘El secreto del dopaje: Cómo Rusia fabrica sus campeones’), documentando esta realidad a un nivel de detalle nunca antes alcanzado. Las prácticas dopantes en los deportistas no solo eran conocidas por los propios responsables deportivos, sino que eran impulsadas y organizadas por ellos.
Esta incómoda realidad, la de una pervivencia del dopaje mucho mayor al detectado por los controles, escondía una perversa explicación: muchas de estas prácticas sí que eran detectadas por los controles antidoping, pero no salían a la luz. Se ocultaban los positivos, especialmente los de aquellos deportistas más valorados. Esta protección se sustentaba en dinero de sobornos que, según se denunciaba, cobraban los directivos a los propios atletas. Seppelt puso todas las pruebas recabadas a disposición de la Agencia Mundial Antidopaje (WADA en sus siglas en inglés), que inició una investigación.
A principios de agosto, días antes de que dieran comienzo los Mundiales de Atletismo en Pekín, la ARD, en colaboración con el Sunday Times, volvió a golpear la credibilidad del atletismo con otra demoledora investigación periodística: una de cada tres medallas de atletismo en Mundiales y Juegos Olímpicos entre 2001 y 2012 habrían sido obtenidas por deportistas sobre los que se cernía la sospecha de dopaje. La conclusión se había obtenido a partir del análisis de una base de datos con más de 12.000 resultados de controles sanguíneos a deportistas y de la que, según se denunciaba, las autoridades del atletismo estaban más que informadas. El problema era que no todos los atletas con resultados sospechosos habían sido sancionados ni desposeídos de sus triunfos.
El trabajo periodístico, de nuevo, volvía a llevar la iniciativa al denunciar los agujeros del sistema para garantizar su limpieza. A pesar de la magnitud de las revelaciones, la reacción de la IAAF fue desacreditar las revelaciones e incluso la fiabilidad de los expertos antidopaje que habían sustentado las acusaciones.
El pasado 9 de noviembre, la AMA presentó las conclusiones de su investigación. O parte de ellas, pues los hechos delictivos acreditados han sido puestos a disposición de la Interpol dentro de la investigación policial y judicial abierta contra directivos de la IAAF por el cobro de sobornos. Tampoco se presentó la segunda parte de la investigación, ampliada tras las revelaciones de encubrimiento de atletas, no ya de deportistas rusos, sino también de otros países dentro de la IAAF.
A través del informe, la Agencia Mundial Antidopaje da por buenas las revelaciones de Seppelt y abunda en la gravedad de las acusaciones de encubrimiento de dopaje en Rusia. El laboratorio antidopaje de Moscú destruyó 1.417 muestras a pesar del requerimiento de la AMA para conservarlas. Los investigadores acreditaron la existencia de un segundo laboratorio para facilitar el encubrimiento de análisis positivos. Sin embargo, la sospecha es que todo esto sea tan solo “la punta del iceberg”, en palabras del propio presidente de la comisión investigadora, Richard Pound.
En el propio informe se apunta a que ni Rusia es el único país con problemas con el dopaje ni el atletismo el único deporte en el que se podrían dar situaciones de este tipo. Algo bastante aceptado teniendo en cuenta las denuncias de encubrimiento en la propia IAAF y en algunas federaciones deportivas, como es el caso de Kenia --donde Seppelt también acreditó situaciones similares a las reportadas en Rusia-- o las denuncias de otra investigación periodística, esta de la BBC, en la que acusaban de prácticas dopantes a Alberto Salazar, director del campus de Nike en Oregon en el que entrenan, entre otros, el británico Mo Farah, estrella mundial del fondo y mediofondo.
“Las autoridades no están interesadas en hablar de dopaje”
Todas estas investigaciones tienen un claro denominador común: un escenario de impunidad ante el dopaje propiciado por la corrupción y destapado únicamente a partir del trabajo periodístico y de confesiones de protagonistas que presenciaron estas prácticas dopantes desde dentro, o participaron en ella. Esta figura, la del confidente, es de vital importancia a la hora de aflorar estas situaciones, según reivindica la AMA en su informe. Seppelt, que ha basado gran parte de sus investigaciones en confesiones de atletas y funcionarios, no cree que exista el interés necesario en proteger esta figura ni tampoco en destapar los escándalos por el permanente conflicto de intereses que, a su juicio, tiene lugar en el deporte de élite.
“Ni las autoridades ni las federaciones están interesadas en hablar de dopaje ni abordar estos problemas. Quieren ganar dinero, buenos contratos y que la televisión pague más. No se preocupan por el dopaje en general. No lo suficiente”, argumenta Seppelt. No es la primera vez que el periodista alemán alerta de un posible caso de encubrimiento. En 2011 denunció que la UCI únicamente hizo público el positivo del español Alberto Contador cuando preguntó por él, y que no se hizo en las mismas condiciones de las que, según le aseguraban sus fuentes, se había producido.
Seppelt entiende que es necesaria una mayor independencia para garantizar el buen funcionamiento del sistema: “Los controles antidopaje y las investigaciones contra la corrupción deberían sacarse completamente de las federaciones. Necesitamos controles independientes. No podemos confiar en las federaciones porque están permanentemente bajo un conflicto de intereses”.
No es el único conflicto que el periodista detecta como problema para el afloramiento de este tipo de casos, pues también cree que la convivencia entre deportistas y periodistas deportivos limita en gran medida que puedan denunciarse casos similares. “Hay increíbles conexiones de proximidad entre deportistas y periodistas. No hay una distancia profesional y debería ser diferente. Si quieres trabajar como periodista no deberías ser amigo del deportista. Muchos periodistas son únicamente aficionados al deporte, y esto es un gran problema”, lamenta, al tiempo que critica la “superficialidad y estupidez del periodismo deportivo” existente en demasiadas ocasiones.
El atletismo ruso, excluido por ahora de la competición
Las consecuencias más inmediatas del escándalo se limitan, hasta el momento, a la investigación en torno a Rusia, cuyo atletismo ha quedado excluido tras la recomendación de la AMA de todas las competiciones internacionales. Asimismo, se ha despojado de la credencial antidopaje al laboratorio de Moscú y se ha procedido a la inhabilitación de diferentes cargos federativos en el deporte ruso.
Quien está llamado a encabezar la necesaria regeneración del atletismo es Sebastian Coe, presidente de la IAAF y una de las voces más beligerantes contra la investigación periodística el pasado verano. Hajo Seppelt no cree ni mucho menos que sea la persona más indicada para llevar a cabo dicha regeneración. “Está haciendo lo mismo que sus predecesores: negar lo obvio, tratando de ignorar las cosas. No es una manera adecuada de abordar el problema", acusa. Seppelt recuerda que Coe consideraba a Lamine Diack, predecesor de Coe en el cargo hasta este verano y al que las investigaciones policiales atribuyen como receptor de sobornos para encubrir positivos de dopaje, su “líder espiritual”. Diack, presidente durante los últimos dieciséis años de la IAAF, está imputado por la justicia francesa a raíz de las revelaciones de los escándalos junto a otros miembros de la organización, acusados de haber recibido sobornos por ocultar casos de dopaje.
“La experiencia me dice que si durante décadas se ha estado discutiendo este tema es que no se ha encontrado la solución todavía. No podemos evitar la discusión de este tema más, porque todo el mundo es consciente de ello”, argumenta Seppelt, que concluye: “Un país puede tener un problema masivo de dopaje. Y si uno pone la mira en otro país puede que haya situaciones similares. Pero hay que hacerlo. Y la presión es mucho más grande que años atrás”.
En julio de 2013, el semanario británico Mail On Sunday publicó la existencia de una trama de sobornos y dopaje organizado en el atletismo ruso, encubierto y amparado por las propias instituciones. Más de un año después, en diciembre de 2014, el periodista alemán Hajo Seppelt firmó para la cadena de...
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